Crítica al documental “Pop islámico”

Crítica al documental “Pop islámico”

Luqman Nieto

Granada

El 10 de febrero La Dos de TVE, en el espacio “Documentos TV”,  emitió un documental llamado “Pop islámico” (Pop Goes Islam). Para quien no haya tenido la oportunidad de verlo, puede hacerlo en la web del programa (http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentos-tv/documentos-tv-pop-islamico/1687252/). El documental trata sobre dos temas que pueden interesar a muchos: la música y la moda en el islam. Respecto a la música se centran en el canal de televisión “4shbab” y su director Ahmed Abu-Heiba. En cuanto a moda se centran, principalmente, en la modelo egipcia Yasmine Mohsen.

El documental pretende iluminar varios aspectos sobre las diferentes opiniones que existen respecto a estos dos asuntos y la discrepancia que crean. Pretende, también, iluminar el panorama musical y de la moda en el mundo musulmán.

En cuanto a iluminar el panorama musical y de la moda en el mundo musulmán, no lo consigue. Esto se debe a que el documental se centra en los dos personajes mencionados antes y ambos son, viven y trabajan en Egipto. Lo que sí consigue es mostrarnos que recibimiento tiene el fenómeno en este país. Esto es a pesar de que el canal de TV se emite broadcast por satélite, con financiación saudí, y que la modelo/presentadora tiene aspiraciones internacionales. Pero respecto al resto del mundo, no ofrece una información que nos permita hacernos una imagen de este fenómeno. No aparecen, ni por asomo, cantantes de la talla de Yusuf Islam (Cat Stevens); emergentes, como Yumna, cantante Malaya; ni ofrece ninguna pista sobre nuevos grupos ni músicos que se han hecho musulmanes. Es decir, si el tema del documental era tratar este fenómeno y su aceptación en Egipto, entonces el título debería de haber sido: “Pop islámico en Egipto”. El ambicioso título -que  queda muy bien y causa controversia- no es acorde al documental, que no responde a las expectativas creadas por el título.

Sí ofrece la controversia que la música puede crear en círculos conservadores (esto a pesar de que la música del canal es “islámica”, es decir, que la letra de todas las canciones es de contenido islámico) puesto que la música causará siempre controversia entre estos círculos en cualquier lugar. Y a estos efectos el director de la cadena, Ahmed Abu Heiba, sale ganando, puesto que ofrece una imagen mucho más cercana y comprensible que su oposición. No es nuestro asunto entrar a discutir los pormenores de si la música es aceptable o no, o de que tipos de música los son, respecto a los preceptos musulmanes.

En cuanto a moda, lo más destacable es la personalidad de la modelo: una mujer que sabe lo que quiere y lucha por conseguirlo. Esto, por sí mismo, ya es encomiable, incluso más cuando lo que hace está en concordancia con sus creencias, como es el caso. Yasmin Mohsen también se enfrenta a mucha crítica, de la que ella también sale ganadora, puesto que sus críticos se basan más en costumbres culturales que en realidades de los preceptos del islam, y, por lo tanto, sus críticas quedan anuladas en cuanto el espectador es de una cultura diferente.

En general, el documental tiene éxito en mostrar el impacto que estos dos personajes y su actividad causan, o están causando, en Egipto, y, tal vez, en lo que los jeques y los ‘alim saudís piensan de ellos. Pero se queda corto, por no decir que no muestran nada, del panorama musical ni de la concepción de la moda entre los musulmanes del resto del mundo. Requiere este propósito una investigación más a fondo para descubrir todos los diferentes grupos y tipos de música que musulmanes están produciendo por todo el mundo y una mirada mucho más amplia al mundo de la moda. Sobre todo ha de tener en cuenta a todos los no árabes –Malasia  es, a día de hoy, el país con mayor población musulmana– para poder ofrecer una imagen general, que siempre va a ser multicultural.

Por último y para terminar, me gustaría hacer un apunte de opinión personal: el documental peca del estereotipo de que todo árabe es musulmán y viceversa. Además, la calidad de la música mostrada y de la moda dejan mucho que desear.

 

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