Una reflexión sobre el suceso en Boston

Luqman Nieto

Granada

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Ayer por la tarde-noche (hora española) y a las 14:50 en Boston la ciudad sufría las explosiones de varios artefactos al finalizar una popular maratón que atrae a más de veinte mil personas. Las explosiones han dejado tres muertos y ciento de heridos. Gracias a que los servicios de asistencia sanitaria estaban en la localización se hizo posible una rápida asistencia a los damnificados. A consecuencias de las explosiones las medidas de seguridad se incrementaron en muchos lugares del país al nivel de alerta y se bloqueó la entrada a la Casa Blanca.

Barack Obama, en una rueda de prensa posterior ha asegurado que, aunque no se conoce la autoría de los hechos, el Gobierno va a llegar hasta el fondo de la investigación. A pesar de la afirmación del Presidente de que no se sabe quién ha llevado a cabo estas explosiones, algunas fuentes han querido calificar el suceso de atentado terrorista.

El cuidado de Obama y su aparato de gobierno en buscar culpables rápidamente y lanzar acusaciones antes de tener pruebas es elogiable; cuanto que es lo que lógicamente se debería hacer en cualquier situación. Pero también deja intuir otra cosa; EE. UU. ya no es la todo poderosa máquina que puede acusar a cualquiera sin tener pruebas sustanciosas de ello y sin temer ninguna represalia.

Esto no deja entrever que el mundo no es el mismo que en el 11-S, ha cambiado. Y EE. UU. con sus políticas expansivas y de control, se ha debilitado a sí mismo y a su moneda, el dólar. Ahora tiene que ser prudente y ver como se posicionan los demás.

 

 

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