Una ‘hiŷra’ por el Corán

Cuando decidimos mudarnos a Marruecos aun vivíamos en Sudáfrica, eran los últimos días de Ramadán y cada noche asistíamos a las oraciones del tarawih en la Jumuah Mosque de Ciudad del Cabo dirigidas por varios recitadores, entre ellos mi marido, Imam Bashir. Recuerdo que solía disfrutar mucho de escucharlos y fue en esos días cuando él decidió que, ya que se le había otorgado la condición de Imam, quería tener los conocimientos necesarios del Corán y llegar a ser Hafiz.

Teníamos la intención de venir a Marruecos para completar la memorización del Corán; y qué mejor sitio que nuestro país vecino, en la ciudad de Fez, que es llamada en Marruecos ‘Asimatul ‘ilm, la capital del conocimiento.

Nuestro primer objetivo era venir aquí para estudiar en una madraza coránica con el método tradicional de «la tabla y el cálamo» (al-lauh wal qalam) que se ha utilizado durante siglos, también para mejorar nuestro dominio de la lengua árabe y obtener conocimiento directo de los maestros y los ‘ulama que aquí residen.

Llevamos a cabo nuestro proyecto, dejamos la maravillosa comunidad de Sudáfrica en la que vivíamos felizmente para embarcar con un nuevo rumbo, a un nuevo mundo, a un nuevo hogar, con un idioma diferente.

Se trata de la mayor causa que puede mover a una familia entera de un país a otro, lograr algo tan grande como es aprender el Libro de Allah.

Desde el principio la idea me fascinó; conocía este país desde muy jovencita y tenía buenos recuerdos de mis visitas de niña, de los grupos de campamentos a los que asistí durante tres veranos seguidos, recordaba la generosa hospitalidad de la gente, la buena comida, el sonido del adhán, los olores del zoco, el gentío de las calles, la luz en las caras de la gente… me atraía mucho la idea de vivir en tierra musulmana y poder beneficiarme de su báraka. Recordaba que aun era un lugar con fitra, quedaba gente pura de la que ya apenas se ve y por ello tenía muchas ganas de descubrir y conocer un poco más este entorno. También pensaba en mis hijos y en cuántas puertas se les podrían abrir al darles la oportunidad de vivir aquí y el sello que se llevarían desde tan pequeños de esta experiencia.

Alhamdulillah, todo se fue abriendo muy fácilmente desde el primer momento, parecía estar todo en armonía y equilibrio para que nuestra estancia fuera posible; tuvimos permiso e invitación del Ministerio de los Awqaf, nos facilitaron las clases en la Qarawiyín, una de las mezquitas −y a su vez universidad− más antigua y conocida en todo el mundo, nos recomendaron una buena madraza en un barrio popular y todo eso iba despertando cada vez más nuestra ilusión y anhelo.

Cuando llegamos a Granada a hacer escala, la noticia de que nos veníamos a Fez se había esparcido a una velocidad increíble, y más sorprendente aún para nosotros fue que en pocos días teníamos un tren de diez jóvenes queriendo acompañarnos en nuestra aventura a la ciudad del conocimiento y no sólo eso, sino que tres familias también se unieron con ganas de estudiar el Corán, así que llegamos a Marruecos a primeros de octubre del año 2010 a empezar un nuevo capítulo para todos.

La gente en el barrio nos ha aceptado muy bien, ya nos conocen como los estudiantes españoles y siento que hay afecto y cariño, hemos topado con gente buena, gente de corazón y sincera que nos ha ayudado mucho en nuestro día a día y le doy gracias a Allah por ello.

Una de las cosas de las que he podido observar en estos años viviendo fuera de España y sin un grupo de gente de nuestra comunidad, es que disfrutamos de un regalo enorme teniendo como tenemos a Shaij Abdul Qader as Sufi, un Shaij de instrucción, que nos ha explicado paso a paso en qué consiste el Din, nos ha mostrado la importancia del adab, nos ha explicado el fiqh y nos ha dado las claves para poder aplicar el Islam a estos tiempos. Es curioso, pero tan solo te das cuenta de esta realidad cuando sales de nuestros círculos y hablas y tratas con otra gente. Que Allah lo bendiga, lo proteja y le recompense por todo su trabajo constante durante tantos años. Amin

Otra de las cosas que hace que mi vida en el Magrib sea especial y privilegiada con respecto a Europa y que no me deja irme aún, es la facilidad que hay en el vivir aquí. La vida es fácil y sencilla, no hay prisas, ni estrés ni restricciones en los horarios, se puede vivir tranquilamente, haciendo tus cosas sin agobios, las tiendas no cierran hasta muy tarde y no tienes que andar corriendo de un sitio a otro o vivir con esa angustia de que no te da tiempo a hacer casi nada, en cambio aquí en el tiempo hay báraka y se nota, y eso es algo que para una madre con tres niños pequeños ayuda mucho.

Hay otras pequeñas cosas que hacen más beneficiosa nuestra vida en Fes, como es el saludo entre los musulmanes, o los du’as que hace la gente por ti cuando te encuentra por la calle, o si les haces un favor, siempre hay un dua para ti, o para tus hijos o para tus padres. Todos estos pequeños detalles me hacen valorar más lo que tengo aquí.

También agradezco mucho escuchar el adhan cinco veces al día. Es lo que llena mi corazón de tranquilidad y sosiego, lo que marca el ritmo de nuestras vidas y nos guarda de distraernos en hacer otra cosa o dejar el salat para más tarde. Y es a la vez lo que más echo de menos cuando me voy de esta tierra.

Después de tres años en Fez, la situación actual ha cambiado bastante, las tres familias con las que convivíamos se han marchado, cada una por diferentes motivos, pero aún seguimos con el grupo de jóvenes, aunque han ido variando sus componentes, ha sido siempre muy beneficioso para todos el mantenernos unidos, en grupo y colaborando como una pequeña comunidad, alhamdulillah.

Debo destacar el gran logro de la celebración del pasado mes de mayo, nuestro primer hafiz de Corán. Ha sido para nosotros una satisfacción enorme y he visto madurar el fruto de este esfuerzo y dedicación, lo cual me conmueve muchísimo.

Alhamdulillah alá ni’matil islam wa Kafa biha ni’mah.

Doy gracias a Allah por el regalo del Islam, que es suficiente como regalo.

Y pido a Allah que nos haga ser de la gente del Corán, que nos dé permiso, éxito y facilidad para conseguirlo. Amin.

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