Un año de cambios. Entrevista a Shayj Muhammad bin Mubarak Al Kassabi, ‘imam’ de la Mezquita Mayor de Granada.

Hajj Abdalhasib Castiñeira.

Granada.

 

Entrevista a Shayj Muhammad bin Mubarak Al Kassabi, Imam de la Mezquita Mayor de Granada es un faqih, un conocedor del Coran y sus ciencias y de la jurisprudencia islámica. Nacido en el Sous marroquí, a las puertas del desierto, llegó a Granada en Julio de 2003, coincidiendo con la inauguración de la Mezquita Mayor del Albaicin. Desde entonces, sus jutbas del viernes, sus clases, sus conferencias en Andalucía y fuera de España y su buen consejo le han hecho acreedor de respeto y afecto entre los musulmanes y no musulmanes de Granada.

-Shayj Muhammad, ha empezado un nuevo año, tanto el gregoriano como el islámico, 1430, con muchas crisis para los musulmanes y para toda la humanidad. La tragedia de Gaza por un lado, la marea de la crisis financiera por otro ¿cuales son sus impresiones sobre estos cambios?.

–  En este inicio de año se han producido muchos cambios. El más importante de ellos ha sido el cambio en la presidencia norteamericana. El presidente anterior ha concluido su mandato presidencial, tan controvertido y tan violento, con su aprobación y su consentimiento al devastador ataque a la franja de Gaza, lo cual avergüenza a toda la humanidad, no sólo a los musulmanes. Esta operación de tres semanas ha dejado sus estragos, heridas difíciles de cicatrizar, la memoria permanecerá durante mucho tiempo. Quien intervenga con la buena intención de sanear la situación encontrará heridas abiertas.

Paradójicamente, quizá esta sea una buena señal, pues hay una sunnah de Allah en la existencia, un patrón que se repite: cuando la desgracia y la estrechez llegan al límite, eso es señal de que esta cerca el alivio. Lo que estamos contemplando son crisis y esas crisis están llegando al límite. Lo que empezó en América y ahora se ha propagado por todo el mundo convirtiéndose en una crisis financiera mundial, es el fruto de un modo de actuar, de unas transacciones incorrectas, equivocadas, inmorales, que han destruido la confianza. Las consecuencias las están sufriendo pueblos enteros y de manera más severa los pobres, la gente más débil y más oprimida. No se trata de una simple ni de una sola crisis. Las crisis se acumulan interconectadas y llegan a todos los rincones, nadie está a salvo. Vemos en los medios de comunicación que muchos han perdido sus hogares, sus empleos, mucha gente en el mundo se ha quedado desamparada y muchos de ellos literalmente en la calle, sin techo, ni cobijo a la intemperie, expuestos a la nieve y el hielo en los propios Estados Unidos de América. Remediar esta situación tan crítica  a la que hemos llegado va a requerir esfuerzos continuados y compartidos entre la gente, los dirigentes de las sociedades y los individuos.

El musulmán tiene que ser participe siempre de la rectitud, no de la destrucción. El musulmán tiene la obligación de corregir lo que encuentre corrupto. Y no hay duda que todo lo que estamos viendo es consecuencia y resultado de lo que los hombres están haciendo. No es requisito indispensable que haya sido la humanidad entera. Si un grupo ha causado la corrupción y otro lo ha apoyado, y otro lo ha tolerado y otro no ha tenido el valor de denunciarlo… todos padecen las funestas consecuencias de lo que hicieron los primeros. Todos son cómplices.

 

– ¿Puede comentar lo ocurrido en Gaza y cual puede ser la salida al impasse de medio siglo que vivimos en Palestina?

 

– La matanza de Gaza ha sido un asunto siniestro.  No creo que se pueda recordar en la historia algo semejante: un poder militar de primer orden, una “nación militar”, armada con los medios de destrucción mas mortíferos, somete a un embargo prolongado a una población civil de más de millón y medio de personas, una ciudad entera, condenada a la pobreza y a la falta de alimentos. Sus accesos bloqueados por tierra, mar y aire y, a continuación, desencadena una agresión militar con los medios aéreos mas sofisticados, con armas de ultima generación, muchas prohibidas, de fósforo, químicas y radioactivas y lo más extraordinario del caso es que el mundo ha contemplado impasible, sin que nadie haya podido movilizar a ninguno de los dirigentes capaces de detener la matanza. A pesar de que sus pueblos sí han simpatizado y se han movilizado conmovidos por la magnitud de la barbarie y del sufrimiento de las victimas. España no se ha quedado al margen. En España muchos miles de personas -y hasta los dirigentes de algunos partidos de ámbito nacional- han salido a protestar y exigir que se detuviera la carnicería.

Seguimos sin saber si el alto el fuego será duradero, si se cumplirán los términos del alto el fuego y se observaran los compromisos. Es característico de los judíos no cumplir y traicionar lo pactado. Si no hay un poder imponente enfrente de ellos no se sienten obligados. Debe haber una postura muy fuerte de los musulmanes de todo el mundo, de los árabes y de la gente inteligente, de conciencia que se opongan con firmeza a esa violencia, al derramamiento de sangre. Se trata de un colectivo que corrompe la tierra y que derrama sangre y no le importa y no se detiene si no es cuando se enfrentan a una barrera infranqueable.

Rogamos a Allah que dé Su ayuda a nuestros hermanos musulmanes en Palestina. Todo cuanto ocurre tiene sus causas y la causa principal que está en el origen de la situación que se prolonga en Palestina es su propia división. Pedimos a Allah que les haga reconciliarse entre ellos, pues las divisiones les han llevado a donde están. Y lo mismo se puede decir de la comunidad musulmana en todo el mundo. Palestina es un indicador del estado de la comunidad musulmana en su totalidad.

La Bayt al Maqdis (Jerusalén) es la primera qibla y el tercero de los dos Haramein. No les pertenece a los palestinos, sino a todos los musulmanes. Jerusalén es sagrada para todas las religiones, como lo es para los musulmanes. Los musulmanes no pueden llegar a tener ningún papel en el mundo mientras no liberen Jerusalén y Palestina no pueda estar libre y abierta a la humanidad entera, a los musulmanes para que quienes quieran rezar en la mezquita al Aqsa puedan hacerlo, y a los cristianos igualmente y a todos los creyentes. Jerusalén es un espacio de la humanidad. La Mezquita Al Aqsa es de los musulmanes y nadie más puede interferir en ella, desde que Umar Ibn Al Jattab, que Allah este complacido con él, entró en Jerusalén, y desde que el Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le de paz, realizó hasta allí su viaje nocturno desde la mezquita Haram de Mekkah y allí Allah reunió ante él a los espíritus de todos los profetas y él los dirigió en oración como imam, este lugar es de los musulmanes.  Y en manos de los musulmanes debe permanecer hasta que a Allah regrese este mundo y todo cuanto hay en el.

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