Transacciones comerciales en el Islam

El marco del mundo financiero moderno se ha desarrollado sobre su fundamento usurario y la explotación ilimitada de los recursos con formulas usurarias, hasta el punto de convertirse en algo tan artificial e indescifrable para la mayoría que es algo totalmente separado de la realidad existencial de las cosas. Esta artificialidad se filtra desde lo alto de la esfera bancaria y a través de las diversas manifestaciones del juego especulativo, a través del sistema bancario y la estructura social, hasta afectar a cada individuo y penetrar en los aspectos más básicos y elementales de la vida cotidiana. El dinero que usamos a diario para todas nuestras necesidades es un producto directo de esta artificialidad.

A la hora de llevar a cabo transacciones comerciales, como con todas las actividades que emprendemos, hemos de informarnos de las reglas y normas del Din pertinentes a dichas transacciones. En este caso nos encontramos con un dilema. Al consultar con la gente de conocimiento y estudiar los textos, vemos que gran parte de los modelos comerciales islámicos no tienen cabida en el sistema actual, y viceversa. Esto se debe a que las normas y parámetros concernientes a las transacciones económicas, como todo en el Islam, tienen bases absolutamente reales, mientras que el capitalismo reinante se ha desarrollado más allá de lo real y de lo natural; es una burbuja artificial y la causa de tremendos efectos de empobrecimiento y endeudamiento de las naciones, así como de la explotación voraz y el agotamiento de los recursos naturales.

Las consideraciones inmediatas que se suelen esgrimir, al reconocer el dilema, son dos. La primera, que el Din hoy en día no es aplicable, lo cual es absurdo. Y la segunda, que se debe adaptar al entorno económico actual, lo cual, no solamente es también absurdo, sino además peligroso. La primera conclusión es fatalista y propone que lo halal no es posible, lo cual roza con lo inaceptable. La segunda es una tendencia insidiosa que lleva a “islamizar” transacciones claramente prohibidas a través de estratagemas, en un esfuerzo modernista de “islamizar” la modernidad, tendencia que emana de la idea de que los musulmanes no deben permitirse quedarse atrás en el desarrollo económico mundial. Esta forma de pensar y de actuar ha sido la causa del fatal establecimiento de los bancos islámicos y otras instituciones similares en todo el mundo musulmán.

El tercer –y único planteamiento válido– es la comprensión de que el texto no puede ser separado del contexto. Esto significa que, cuando queremos llevar a cabo transacciones comerciales de manera halal, o sea, aplicar el texto, simultáneamente, hemos de tomar el camino y dar los pasos para cambiar el contexto, es decir, el sistema económico en el que nos movemos, que es totalmente ajeno al Islam. Por lo tanto, el esfuerzo ha de ser dual. Por un lado, redescubrir el aspecto de las mu’amalat que ha sido olvidado y ha caído en desuso, y, por otro, el de implementar los medios que permiten la puesta en práctica de las mu’amalat.

En cuanto al primer elemento, se trata de algo trágico, pues el Islam abarca e incumbe a todos los aspectos de la vida. Con respecto a las prácticas, el Din está dividido en dos dimensiones: ‘ibadat, que atañen a todas las prácticas de adoración, y mu’amalat, que rigen las prácticas sociales y económicas. Las mu’amalat han sido reducidas a entornos familiares, limitándolas a temas como casamientos y divorcios.

Sin embargo, si miramos la Mudawwana, el texto matriz de los dictámenes jurídicos de la jurisprudencia de la gente de la primera comunidad de Madina, encontramos que gran parte de esta obra está dedicada a las transacciones y los contratos comerciales. La Mudawwana es una obra fundamental en la escuela Maliki. Se trata de nueve volúmenes de preguntas formuladas por Sahnún ibn Sai’d Al-Tanuji al principal estudiante de Imam Malik, Abdurrahman ibn Al-Qasim. En ella, Sahnún recoge las detalladas respuestas de Ibn Al-Qasim tal y como éste las tomó de Imam Malik o, en su caso, usando su propio discernimiento. El resultado es una maravillosa fuente de detallado conocimiento, una transmisión del Din al completo que se remonta a la fuente más pura, Imam Malik, el imam de la Ciudad de la Hiyra, donde, como es sabido, no entró ninguna innovación durante las primeras tres generaciones que siguieron al Profeta, que Allah le bendiga y conceda paz. Incluye capítulos que tratan sobre temas como las ventas permisibles y prohibidas, contratos válidos e inválidos, el pago por adelantado, la compra en crédito, avales y garantías, cambio de moneda, las sociedades de bienes y trabajo, el quirad, préstamos, alquiler de inmuebles, tierras plantadas o monturas y usurpación de bienes, así como todos los aspectos relacionados.

Los musulmanes debemos tomar conciencia de la importancia de re-aprender y poner en práctica las transacciones y los contratos de acuerdo con el Islam en un esfuerzo por cumplir con todas nuestras obligaciones con nuestro Creador.

Allah, exaltado sea, dice en la Sura Al-Baqara: “¡O vosotros que creéis, entrad en el Islam por completo!” (Ayat 208).

Este mandato de Allah a los creyentes tiene, como todas las ayats del Corán, diversos niveles de significado, pero ciertamente uno evidente es que los creyentes no limiten su adoración y sumisión a su Señor y Creador, Allah, gloria a Él, a los rituales de adoración, sino que la sumisión a Allah (Islam) tiene que estar presente en todas las acciones, y ciertamente en las transacciones económicas, los contratos y el comercio.

Salir de la versión móvil