“Todo se va. Sólo Tú permaneces”

Entrevista a Jalid Basso, cantautor (… años)

El encuentro tiene lugar en un patio de su casa una mañana de otoño con aire primaveral. El bullicio de la calle parece esmerarse en formar parte de la entrevista, rodeándonos completamente de los marcados colores sonoros del vivo Albaicín.

Cuando tenía diez años sus padres se convirtieron al Islam y su familia empezó a experimentar una enorme transformación. A los catorce años compró su primera guitarra aunque no empezó a tomar clases hasta los dieciséis, cuando empezó a decidirse por este camino… En 2005 toma conciencia profunda de su Islam. De alguna manera, redescubre el Din. Y con ello, se aparta en un primer momento de la música, para volver a ella más adelante con nuevos bríos…, hasta este momento.

Assalamu alaikum, Jalid, ¿qué pasó en aquel momento?

Wa alaikum salam. Hubo un momento en el que lo vi claro, no fue gradual, un momento en el que entendí que lo que estaba buscando lo había heredado de mis padres y lo tenía delante. comprendí que lo tenía en mis manos y que solo tenía que ponerlo en práctica: el Din del Islam. En ese momento vivía en la ciudad de Barcelona y estaba inmerso en la idea de que debía tener éxito con la música. Era mi única obsesión. Estaba viviendo entre extraños, compartiendo piso. Y mi transformación vino al recordar a otra gente, gente de Allah, gente con dignidad, con un talante muy noble. Cuando recordaba cómo se movían, cómo funcionaban en el mundo, cómo hacían las cosas, los valores que representaban, lo que me transmitían… Todo eso lo había visto durante toda mi vida y estaba ahí. Estaba en mí. Simplemente, una noche, pensando en esto, diciéndome: “¿Qué estoy buscando?, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Éxito?, ¿qué éxito es este? El éxito es que lo que hagas realmente sepas que está complaciendo a Allah y que estás aportando a la comunidad en la que vives.

¿Puede ser la música un instrumento de dawa?

Lo está siendo ya y creo que lo va a ser cada vez más porque ya se están dando fenómenos en ese sentido, como es el caso de Sami Yusuf o Maher Zain por citar dos de los autores más conocidos. Pienso que mientras un solo joven o una sola persona se haga musulmana a través de su música, ya está la misión cumplida. Que después vengan de aquí o de allá a quererle echar por tierra su trabajo, pues no tengo nada que decir al respecto… Me parece muy interesante, aunque no sé si es exactamente el camino que yo escogería… La música en sí tiene una gran fuerza de conexión, es un lenguaje muy directo que habla a los corazones. Puedes hablar explícitamente de Allah, puedes nombrarlo, o puedes hablar de Su creación; todo es manifestación Suya.

Después de conocer tu trabajo, se puede percibir claramente un cambio de tus primeras canciones a las últimas. ¿Podrías hablarnos un poco de la evolución que ha experimentado tu música en todo este tiempo?

Creo que los cambios más significativos y profundos han sido en el contenido, en la lirica. El Din es un camino de transformación, amplia tu punto de vista. El contenido y la lírica han cambiado mucho desde mis primeras canciones, que pasaron de hablar en un principio de un amor –o desamor− a nivel personal a una búsqueda del amor en el sentido total, de un amor romántico al amor por lo divino. En realidad no hay mucha diferencia entre las canciones que hacía en mi primera maqueta en el 2004 o las que acabo de hacer ahora. Siempre le he cantado al amor. Ahora es más completo.

En tu canción Cambiar el mundo dices: “Se acabaron las largas travesías por el desierto, ya no hay donde huir, hay que elegir; elijo seguir adelante porque creo en Ti y sé que Tu amor puede salvarme”. ¿A qué amor cantas hoy, qué amor puede salvarte?

Bueno, la vida, como decía Rumi, sin amor no vale nada. El amor es el principio de todo. Creo que muchos cantan con profundidad y que están hablándole al amor… Pero a veces estás oyendo la canción de alguien que está hablando a su amada sin saber que en realidad esta cantándole al amor divino.

En esta misma canción dices: “Elijo cada segundo, cada instante de entrega que se alce sobre el egoísmo, elijo seguir adelante aunque la oscuridad venga a buscarme, elijo cada segundo porque sé que una victoria puede cambiar el mundo, cambiar el rumbo, cambiar el mundo”. ¿Qué victorias pueden cambiar el mundo?

Creo que empieza por uno mismo. El ego como campo de batalla contra la avaricia y contra la envidia, contra el egoísmo. Hay pequeñas victorias cotidianas, por ejemplo, lo que uno anhela hacer y defender esa convicción de lo que se está haciendo está bien. Porque de alguna manera es Allah quien pone eso en el corazón, la victoria sobre los defectos, no sé cómo decirlo, sobre las emociones negativas. Entonces es cuando puedes estar preparado para cambiar el mundo. Las pequeñas luchas cotidianas que uno tiene repercuten en la sociedad en la que vive.

¿Qué puede ayudarnos en ese sentido a mejorar colectivamente?

La lucha que tenemos es colectiva al fin y al cabo. Tienes la responsabilidad de hacer algo por la comunidad en la que vives. Creo que hay que profundizar más en las relaciones con los demás. Conocer al otro de verdad, escuchar lo que está diciendo y valorarlo, valorar en cada uno los aspectos que le pueden ayudar a salir adelante. Pues creo que no nos conocemos suficientemente, falta un diálogo más franco, más abierto, más profundo, en el que realmente nos interesemos por el que tenemos delante de nosotros, por su vida, por lo que está diciendo, más allá de ese diálogo protocolario del ‘cómo estás’…, de ir más allá en las relaciones. Considero que es la forma de compartir sentimientos, experiencias; compartir vivencias. Es un principio para poder después encarar las dificultades que presenta el mundo.

Dices en el estribillo de Todo es pasajero, que da título a esta entrevista: “Todo es pasajero, todo se va. Sólo Tú permaneces, la ilaha illa Allah”. ¿Cómo enfrentas como musulmán la existencia?

Pues la enfrento con toda la fuerza y todo el coraje que nos da, que nos inspira el amor por Allah y teniendo el poderosísimo ejemplo del Profeta, la paz sea con él, que fue el mejor hombre que pisó la faz de la Tierra. Todo eso debe darte una fuerza que no puede provenir de otro lugar, es decir, es una fuerza en la que puedes sentirte capaz de realmente transformar la sociedad en la que vives, el mundo en el que vives, esa es la gran baza, la gran fuerza, el ejemplo del Profeta y el amor por Allah.

¿De qué manera el amor que sientes por Allah y por el Profeta Muhammad, salla allahu aleihi wa sallem, ha influido en tu música, en el mensaje de tus composiciones?

El elemento transformador del Din es muy poderoso, muy fuerte. Incrementa mucho la calidad de lo que haces, amplia tu visión de la existencia y te hace profundizar cada vez más en ese amor al que cantas. Mejora tu calidad porque estás en sintonía con la creación, porque estás dedicado a adorar a tu Señor y eso tiene que manifestarse en la calidad de todo lo que escribes y todo lo que haces. Cambia en alguien que sea artista y en quien no lo sea. Cambia todo, tienes otro sabor, tienes una percepción más profunda de las cosas.

¿En qué medida consideras que el poeta, el cantor, anuncia los tiempos que vienen?

El artista de alguna forma anticipa el devenir de los acontecimientos porque es como si tuviera una antena puesta a lo que ocurre, a los conflictos que subyacen y que muchos no ven. Y creo que hay una generación de artistas musulmanes que ya están aportando su arte en ese sentido, aportando belleza e intentando confrontar los conflictos de nuestro mundo, y que cantarán a aquellos que se enfrenten a los problemas que vive su sociedad y tengan el conocimiento suficiente para transformar su entorno. El artista debe incidir en esos temas. El canto como alabanza también, por supuesto, da mucho significado a su obra, pero el compromiso y la responsabilidad son importantes. No caer en un arte que escapa de las dificultades y los conflictos, sino que los encara: un arte en lucha.

¿Qué les transmitirías a los jóvenes que tienen inclinación por la música?

Les diría, sobre todo, que estudien mucho, que se preparen a fondo, y que no teman lo que les puedan decir, que la música es una gran herramienta, un lenguaje para relacionarse con el mundo y con los demás… En la música también encuentras ese refugio interior, si lo quieres llamar así, en el que puedes tener tiempo y espacio para reflexionar, para madurar lo vivido…

Una gran paz envuelve este tiempo con Jalid Basso. Hay tranquilidad en sus respuestas, el sosiego de quien aspira a vivir sin prisa, a enfrentar la vida pausadamente, parándose a mirar. “Hay belleza en todas partes, si te detienes a mirar, si te detienes a escuchar… ¡Escucha! La ilaha illallah, La illaha illallah, la ilaha illallah…”.

Nota: Salmán, habría que dejar un enlace para que el lector pueda escuchar estas canciones. Gracias.

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