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Al Jazeera Documentary Channel y Garnata Media han finalizado la co-producción de un documental sobre la realidad del dinar y el dírham.
No sale de imprenta un solo número de Islam Hoy donde no haya al menos un artículo difundiendo la importancia de combatir la usura y la hegemonía de la banca, junto a la necesidad de volver a las monedas de valor intrínseco, como indica la Revelación y como nos mostró el Rasul, sallallahu ‘aleihi wa salam: el dinar de oro y el dírham de plata.
Sin embargo, para muchos de nosotros, esto puede parecer poco más que una expresión utópica o el sentimiento romántico hacia lo antiguo. En cuanto a los musulmanes que se esfuerzan por cumplir con su Din, este tema parece fuera de su alcance y nos podemos sentir atrapados en el paradigma del Estado moderno, o engañados por la falacia de las ‘finanzas islámicas’. La situación parece estar en punto muerto. Estamos a la espera de que lleguen tiempos mejores y así poder hacer frente al asunto, inmovilizados por la aparente fuerza del sistema. Pensamos que la aplicación del dinar es inalcanzable y que la usura seguirá siendo una fuerza dominante a la que tendremos que adaptarnos. Pero no hay fuerza ni poder excepto por Allah, y la victoria Le pertenece. Él y Su Mensajero han declarado la guerra a la usura, y Él tiene poder sobre todas las cosas.
The Dinar Movement es como un rayo de sol en medio de un día de lluvia sin fin, ya que, como su propio título indica, las cosas se están moviendo. Este documental de una hora hace un interesante estudio y demuestra la implementación de estas monedas en Malasia e Indonesia, como medida alternativa a la economía usurera. El largometraje ha sido rodado durante varios meses en Indonesia, Singapur, Malasia, Turquía y España, y abre una inédita ventana al trabajo de Shaykh Umar Vadillo (fundador del dinar en tiempos modernos) y de los activistas de este movimiento en el sudeste asiático, que renueva la fuerza y el coraje de aquellos que, en otras partes del mundo, sostienen la lucha contra la usura como prioridad. La cinta se sirve de ilustrativas secuencias para explicar la naturaleza del sistema usurero y contiene entrevistas interesantes, genialmente entrelazadas, que arrojan luz sobre temas como el funcionamiento de los bancos centrales, el dilema de la erróneamente denominada ‘banca islámica’ o la violación de las libertades que constituye el papel moneda impuesto por el Estado y su consecuencia inevitable; la inflación.
Afortunadamente, el documental no reproduce el paradigma dominante de los medios de comunicación, es decir, esa “objetividad” desesperanzadora, o “neutralidad” (en sí misma una falacia por razones que merecerían otro artículo), y su debate mediocre: “Yo digo negro, tú dices blanco; conclusión: gris”, sino que toma partido y apoya la iniciativa del dinar, situando como protagonista a Abdalghany, un economista de Kazakhstan que se unió al activismo del dinar en Malasia. Creo que esta es la característica más poderosa de la película. La voz en off del director, Malik Basso, es discreta, dejando la verdadera narración a Abdalghany. El espectador le acompaña desde la universidad a las cámaras acorazadas donde se guarda el oro del Estado de Kelantan, pasando por una céntrica plaza donde se celebra el Occupy Kuala Lumpur. Con esta dinámica visual y cambio de escenarios, la película transmite la atmósfera del movimiento. Las escenas en las que vemos transacciones comerciales con dírhams de plata, o el pago del Zakat, representan la confirmación de toda una realidad. También apreciamos una cómica situación, con la gobernadora del Banco Central de Malasia, que nos revela lo perdida que está la institución. El documental también ofrece una perspectiva privilegiada de la reintroducción histórica de la moneda tradicional en tierras musulmanas, capturando la aventura desde sus inicios en Granada en 1992, hasta su implementación al otro lado del mundo en la actualidad.
Ahora se puede afirmar que Allah ha dado permiso para el retorno del dinar. No es una utopía, ni es romanticismo. Está ocurriendo y puedes ver a tus hermanos haciéndolo.