TESTIMONIO

En el Nombre de Allah el Compasivo, el Misericordioso.
Recuerdo el mes de septiembre del año 2012, lo que inició como una mesa de conversación para aprender inglés en el interior de las aulas de una escuela en Estados Unidos de América, se convirtió en la mesa para conocer el mensaje de Allah a través de Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz, en la Escuela Internacional para el Aprendizaje de la Lengua Inglesa de la Unión Americana.

Con el ánimo de ampliar más mi cultura, decidí matricularme en la escuela para aprender el idioma inglés. Fue ahí donde mi docente, de nombre Michel, dio una instrucción a las diferentes mesas de conversaciones integradas por personas del todo el mundo que se reunían para aprender la lengua inglesa e integrarse en la vida cotidiana americana a través del programa de integración cultural de Estados Unidos de América, la instrucción consistía en preguntarnos entre los integrantes de las mesas cuestiones más profundas y menos cotidianas para conocer nuevos verbos y términos sajones.

Tuve la fortuna de que mi mesa de conversación estuviera integrada por musulmanes de nacionalidad somalí. Fue ahí donde inicié mis preguntas, en mi inglés básico, sobre los usos y costumbres de los musulmanes, lo que me llevó a preguntar más y más cosas conforme me contestaban en un inglés básico, pero en esencia cargado de la luz de Allah.

Las respuestas me daban más hilo para profundizar en la cosmovisión más básica, como ¿qué es el Islam?, ¿quién es Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz?, ¿quién es Allah? Y conforme iba avanzando en el tema me parecía que Allah me regalaba la fortuna de conocer Su magnificencia, Su extrema belleza y la simplicidad de Su mensaje.

De cualquier forma, el Decreto ya estaba en mi vida. Después de las sesiones de conversación, siempre salía de la clase con una nueva dirección, la cual me llevaría a una nueva mezquita; estas estaban esparcidas por la bella ciudad de Minnesota. Con tan solo 1,25 dólar americano, cogía el bus para llegar a la mezquita, majestuoso lugar donde atesoraban el mensaje de Allah, el significado de Islam y sus pilares.

Los Estados Unidos están compuestos étnicamente por blancos, afroamericanos, asiáticos, amerindios e hispanos; y se conoce como hispanización de Estados Unidos al proceso social de carácter migratorio y cultural por el que el conjunto de la población estadounidense y su cultura está adquiriendo un creciente carácter hispanoamericano. Parte del hecho es que un gran número de hispanos emigra temporal o permanentemente a EE. UU. A causa de la gran cantidad de hispanos en Estados Unidos, el país está adaptando sus tradiciones culturales.

Los hispanos se caracterizan por provenir de un país con una cultura influenciada por un país con idioma o cultura española. El término hispano hace referencia principalmente a los habitantes de Hispanoamérica y España, que forman ya el 14,5% (43,5 millones) de la población total estadounidense. Esto alentaba mis esperanzas de encontrar en las mezquitas bibliografías y material en lengua española, mas mi sorpresa fue que en las mezquitas que lograba encontrar no existían bibliografías en español que me sumergieran en el Islam, y muchísimo menos encontré en las mezquitas de Minnesota musulmanes hispanos que transmitieran el Din. Sin embargo, sí conocí hispanos sedientos de conocer el Islam. Esta situación me llevó a buscar nuevas rutas, como la de internet, para conocer más detalladamente sobre los pilares del Islam, y tutorías por Youtube, para hacer el salat.

A la semana y media de conocer a Allah, el Islam y sus pilares, tomé la Shahada en Minneapolis, lo que puedo describir como mi renacimiento. En ese momento de pronunciar la Shahada solté el llanto de máximo amor por Allah, que tocó mi corazón, y con lágrimas de alegría, más los abrazos de bienvenida de los musulmanes que fueron testigos de mi renacimiento y regreso al Islam, se selló mi Din. En lo particular siento que no soy un converso, siento que solo estaba distraído y que he retornado al Islam.

Después de este hermoso regalo de Allah, vino lo que yo llamo el “efecto pos-Shahada” después de declarar a la familia, amigos y colaboradores laborales mi amor y sometimiento a Allah). El efecto fue que pareció caer sobre mi persona un auténtico tsunami de enfados, descortesías y ofensas. Hoy por hoy creo que no son personas malas, pero sí son seres humanos desinformados.

Hasta el momento de la presente redacción, he tenido la oportunidad de convivir con musulmanes de EE. UU., del sur de México y de Granada. Les agradezco su apoyo y orientación para conocer y vivir mejor el Din. A todos ustedes les deseo el Yannah.

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