Sobre el arte

La pintura y el dibujo han sido y son el primer medio de comunicación entre los seres humanos. Fue la primera escritura del hombre primitivo, porque el dibujo adelantó la letra. Ellos dibujaban y pintaban su hacer diario sobre las rocas, para su entorno, escenas de caza, y cuando querían expresar algo sobre el ser humano, dibujaban al hombre con color rojo y a la mujer con color amarillo.

Las artes plásticas, o el arte del caballete, representan una actividad relativamente nueva en la cultura árabe musulmana. La primera exposición de pintura en el mundo árabe fue realizada en 1891 en El Cairo.

En 1908 nace la primera Escuela de Bellas Artes en El Cairo, con un ingreso de 170 alumnos en el segundo día de apertura y, en 1922, en Túnez; posteriormente en Marruecos, en Tetuán, se pone la primera semilla para una Escuela Nacional de Bellas Artes por expreso deseo del pintor -granadino concretamente- Mariano Bertuchi.

Esta escuela ha formado a muchos pintores marroquíes y españoles, y sus alumnos han fundado la Escuela de Casablanca.

La historia de la pintura en Marruecos tiene mucha relación con España. Como el resto de manifestaciones culturales y sociales, tenemos más cosas que nos unen que nos separan. En la mitad del siglo pasado hubo muchos intercambios en el campo pictórico, tanto a nivel didáctico como a nivel de exposiciones colectivas y personales, entre España y Marruecos.

Hablar y escribir sobre la pintura ya lo han hecho muchos, pero jamás de una manera definitiva. Es difícil definir gestualidades, formas y huellas de pincel, espátula, mano o cualquier medio para plasmar la pintura y la materia.

En la pintura, y en el arte en general, hay que descartar el concepto de entender o explicar. La única lectura de cualquier manifestación artística es el valor estético y emocional y el disfrute que causa al contemplador, que juega un papel muy importante en la definición de la obra, según el bagaje cultural y la formación transmitida a través de la visión, ya que es una cultura visual.

La obra de arte sin espectador es obra inexistente. El Premio Nobel de Literatura de 1956, Juan Ramón Jiménez, dijo: “Para mirar una obra de arte no hay que tener en cuenta solo lo que ello encierra, sino también lo que nosotros tenemos dentro”.

También, es verdad, la obra de arte tiene dos lecturas: una lectura técnica y otra literaria. La técnica, para quien tiene algunos conocimientos técnicos, lo que es el color, la composición, las gamas, la textura e incluso la superficie donde está realizada la obra, etc. Y la lectura literaria depende del bagaje cultural y de la sensibilidad de cada uno.

Sobre la técnica, hay una frase muy importante de un intelectual árabe del siglo pasado, Ahmed Hassan Azziad, quien dijo: “A veces, las cosas en su aspecto son feas, pero la técnica y la buena ejecución las elevan a la belleza”.

 

Ahmed Benyessef nació en Tetuán en 1945. Estudió Bellas Artes en Tetuán y en 1967 se trasladó a Sevilla para ampliar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes. Desde entonces vive y trabaja en la capital hispalense.

Entre su obra, cabe destacar el diseño de una moneda conmemorativa del 25 aniversario de la subida al trono de S. M. Hassan II, más tarde reproducida en el billete de curso legal de cien dírhams, así como el mural conmemorativo del Centenario del Sevilla FC

Ha realizado exposiciones, tanto individuales como colectivas, en Europa, África y Norteamérica.

A lo largo de su carrera, ha recibido distintos premios y distinciones, entre las que caben destacar las condecoraciones de S. M. Hassan II y S. M. Muhámmad VI.

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