Siria, represión y genocidio

Ihab Al Oumaoui (Alepo, 1976) es doctor en Prehistoria y Arqueología “Doctorado Europeo” por la Universidad de Granada y licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Damasco. También expone caligrafía árabe, es autor de otras manifestaciones artísticas, profesor y colaborador de numerosas revistas científicas. Además, el Dr. Ihab Al Oumaoui es coordinador y portavoz de la Plataforma de Amistad Siria en Granada.

 

Los diecisiete meses de revolución en Siria han dado muchas pistas sobre la realidad del asunto y lo que sucede en el país, castigado por el silencio mundial ante su matanza y por la tiranía desde hace más de cuarenta años.

La verdadera cara del régimen totalitario, disfrazado de ideología de izquierda, ha sido desenmascarada por los hechos cometidos por las tropas del régimen. Casi todas las zonas castigadas por los bombardeos son ciudades, pueblos y zonas habitadas por la población civil de confesión sunní. El intento de armar una guerra sectaria a gran escala, patrocinada por Irán e Hizbullah, ha sido un objetivo del régimen en los últimos meses; usando diversas maneras de provocación, desde la violación de mujeres sunníes, el arresto, la tortura y el asesinato de niños y adultos sunníes. La humillación de los símbolos religiosos ha trascendido los símbolos del Islam, con la quema de mushafs/masahif del Corán y la destrucción de mezquitas, a la destrucción de iglesias cristianas durante los bombardeos de las ciudades.

La extrema violencia por parte del régimen ha seguido aumentando conforme avanzaba la revolución; es un indicio claro de la decadencia del régimen, que parece encontrarse en sus momentos de agonía y está intentando aferrarse a la vida a toda costa.

Hoy día, zonas extensas están bajo control del Ejército Libre de Siria, formado en Jeser El Shoughour en junio 2011 tras la primera invasión y bombardeo del régimen contra los civiles en esta ciudad. La batalla de Jeser El Shoughour dio un giro importantísimo al conflicto cuando el teniente coronel Hosein Harmoush declaró su separación de las tropas del ejército de Al Asad por los crímenes que estaban cometiendo contra los civiles en aquella ciudad. Declaró que el deber de un soldado es el de proteger a la población civil indefensa y no a un régimen que mata… ¡a su propia gente! Así se funda el núcleo del Ejército Sirio Libre. Desde entonces, más oficiales y soldados fueron agregándose a esta fuerza recién nacida. Parte del conflicto pasa ahora a ser un enfrentamiento entre un ejército armado hasta los dientes y estos nuevos defensores del pueblo, soldados contra soldados.

La ira del pueblo empieza a extenderse paulatinamente hasta incluir todas las zonas del país hoy día. El factor miedo jugó un papel importante en frenar o ralentizar el proceso, residuo de más de cuarenta años de represión cruel que recuerda a la época estalinista en la unión soviética; además, el factor interés, es el otro peso que frenaba este fenómeno, ya que las dictaduras son hábiles en rodearse con una gama amplia de corruptos e involucrados en la corrupción, donde sus intereses giran naturalmente alrededor de la esfera del poder, por no decir dentro del mismo. Ciudades como Alepo tardan en levantarse por muchos motivos, entre ellos la presencia de mafias de narcotraficantes socios del régimen y de la familia al Asad, a éstos se les asigna la tarea de machacar a cualquier revuelta o manifestación dentro de la ciudad, empleando para ello a sus propios shabbiha. Tuvo que pasar más de un año hasta que Alepo empezara a entrar seriamente en un notable proceso de revolución.


La primera llama

La llama de la revolución se inició el mes de marzo 2011 tras la detención de unos niños en la ciudad sureña de Deraa, éstos habían escrito la frase “El pueblo quiere la caída del régimen” en los paredes de su escuela mientras jugaban. La influencia de lo que estaba sucediendo en Egipto era evidente; la revolución contra Mubarak y las imágenes famosas de la Plaza del Tahrir hicieron que estos niños imitaran lo que veían por la televisión. A raíz de esto, desgraciadamente, fueron encarcelados y torturados salvajemente; sus familiares acudieron a ver el jefe del aparato de inteligencia política en Deraa, Atef Nageeb, pero éste les contestó con aires de grandeza y en un tono humillante: “¡Olvídense de estos niños, vayan a los brazos de sus mujeres e intenten hacer otros, y si no podéis, nos llamáis y os ayudamos en ello!”

Ante la humillación, la población emprendió protestas pacíficas en la ciudad, la respuesta del régimen fue rápida y cruel: la violencia máxima y el uso de las tropas del ejército para impedir la marcha pacífica.

Los días posteriores trajeron la muerte de algunos activistas en el asedio de la Mezquita Omaría, en pleno centro de la ciudad. A raíz de esto, otros pueblos y ciudades iniciaron las protestas.


Reclamando justicia y reformas

La nueva situación, y la necesidad de pasar las imágenes de lo sucedido para que el mundo entero las conocieran, hizo que activistas desde el interior, guiados por la experiencia egipcia, intentaran organizarse a través de las redes sociales, como Facebook, donde encontraron una herramienta fácil, rápida y eficaz para organizar sus protestas y transmitir lo ocurrido en las calles de sus ciudades.

La amarga experiencia de los años ochenta no había sido borrada de la memoria del pueblo. Un panorama parecido había ocurrido entonces en protesta a la política de Al Asad padre, y liderado por el partido de Los Hermanos Musulmanes, cuando ciudades como Hama y Jeser el Shoughour se rebelaron contra Al Asad padre. La ausencia de medios de comunicación en aquella época hizo que la noticia tardara en conocerse. Asad aniquiló entonces a casi cuarenta mil personas, destruyendo Hama y partes de Jeser. Con ello logró apagar la revolución e implantar el pánico y el terror.

Pero ahora Homs, Hama, Jeser El Shoughour y otras ciudades se unen a las nuevas protestas; el régimen emplea más violencia: francotiradores de Hizbullah con las tropas de Al Asad, junto con la presencia de oficiales de inteligencia y la guardia revolucionaria iraní, intentan lo máximo para acabar con la revolución.

Las protestas pacificas siguen y se extienden por todo el país. Cuanta más sangre corre, más ira y menos miedo, más protestas y en mas zonas; el pueblo se siente más decidido a seguir su camino hacia la libertad, esta vez reclamando la ejecución del mismísimo presidente Bashar y la caída del régimen y su ideología, y bajo un lema muy claro: ¡Sólo nos arrodillamos ante Allah!

Ante la carencia de todo material militar, el nuevo ejército formado en junio 2011 se enfrentó a muchos riesgos; se intentó pedir ayuda a los países árabes, islámicos y de la comunidad internacional. La ayuda de la Libia postGhaddafi fue fundamental, económicamente y a todos los niveles. Tuvo que pasar todo un año para que Qatar y Arabia Saudí se unieran realmente al apoyo del pueblo sirio. No olvidemos el apoyo logístico que proporciona Turquía al líder del Ejército Libre de Siria, coronel Riyad Al As’aad. La posición estadounidense, como era de esperar, se ha mostrado ambigua a lo largo de todo el tiempo, pero desde hace poco el gobierno de Obama autoriza explícitamente la labor de recaudar dinero y compra de armas para el Ejercito Libre de Siria por parte de la comunidad siria en los Estados Unidos, aunque, últimamente, con el aumento de la violencia del régimen contra la población civil y la intensiva campaña de destrucción y genocidio contra la población sunní, nos llegan noticias de que el gobierno de Obama y Turquía, junto con otros, ralentizan e impiden de alguna manera la llegada de ayudas al Ejercito Libre, siguiendo para ello diferentes estrategias.


Rusia, China, Irán e Israel

El papel que ha jugado Irán −y sigue jugando− es fundamental en el conflicto entre Al Asad y el pueblo, ayudando al régimen a asesinar y facilitando estrategias para volcar la revolución y desviarla de sus principios, ya que Irán desde hace ya tiempo emprendió su proyecto de fundar un gran Estado chií que incluya todos los territorios musulmanes que pueda, tal como recomienda la doctrina del fallecido imán Jumainí de exportar la llamada Revolución Islámica, para difundir el chiismo en todo el mundo Islámico. Los últimos acontecimientos en el Líbano, la supuesta captura de un miembro de la familia chií de Al Moqdad por parte del Ejército Libre de Siria en territorio libanés, destaca la extrema necesidad del régimen y de Irán de emprender una guerra sectaria entre chiíes y sunníes a gran escala; la amenaza lanzada por miembros de esta familia libanesa contra el Ejército Libre de Siria y los ciudadanos sunníes sirios en el Líbano llama la atención sobre la desesperación de este régimen y sus ansias de buscar una salida imaginaria para ganar más tiempo en el poder. Pocos días después se confirmó la ausencia de soldados del Ejército Libre de Siria en territorio libanés…

El apoyo ruso al régimen de Bashar supera el tema político. Soldados y expertos rusos ayudan al régimen para que éste siga a toda costa. Han sido enviados también barcos cargados con armamentos y municiones. La diplomacia rusa insiste en ofrecer su apoyo incondicional al régimen alauita, mostrando su temor a la llegada de los sunníes al poder.

Los intereses de China y sus aspiración neocolonialista desembocan actualmente en el lado de los intereses de Bashar Al Asad, formando con Rusia y otros países que adoptan verbalmente el estilo socialista y las ideologías de izquierda un frente imaginario contra el otro bloque de países que alzan la voz −y poca cosa más− en apoyo a la revolución del pueblo sirio, de modo retórico. Los acuerdos militares e intereses económicos entre ambos gobiernos tienen su peso también.

La relación de beneficio mutuo entre Israel y el régimen de los Al Asad es más que evidente, sobre todo después de los últimos acontecimientos de este año. Israel sigue prefiriendo un supuesto enemigo que proteja sus fronteras del norte e impida a los muyahidines entrar en los territorios ocupados. La enemistad entre los Al Asad e Israel es ficticia. Israel prefiere un entorno con menos presencia islámica para su seguridad.

Las masacres consecutivas contra la población sunní en Siria, cometidas por los shabbiha alauitas del régimen junto con soldados iraníes, destacan la verdadera cara de un régimen mentiroso, racista y genocida, y sus intentos de armar su deseada guerra sectaria en toda la zona. El pueblo sunní de Siria, junto con las otras minorías, son conscientes de todo esto. Y reclaman, en una Siria post-Al Asad, poder celebrar juicios justos contra todos los involucrados en las matanzas, independientemente de cualquier otra consideración.


El espectáculo de los observadores

Como medida urgente, y para resolver el conflicto según la Liga Árabe, empieza el obstáculo con el envío de sus observadores liderados por El Dabi. Antes de la llegada de éstos, el numero de mártires caídos cada día a manos del régimen oscilaba entre 30-80 víctimas diarias, en algunos casos se superaban las cien víctimas mortales. Después se disparó el número de víctimas y se intensificaron las matanzas. El ejército de Al Asad bombardea los pueblos y ciudades con tanques y artillería, posteriormente entran las milicias de los shabbiha de Al Asad para degollar y matar a los que no han muerto por los bombardeos. El espectáculo de la observación árabe dio a su fin con el fracaso de la misión. Tiempo después, la comunidad internacional decide repetirlo, enviando esta vez a sus propios observadores. El número de víctimas mortales aumenta hasta más de doscientos mártires por día en algunas ocasiones. El mundo observa, pero no hace nada más que “observar”. Mientras tanto, el régimen Alawita de Bashar sigue ganando tiempo y continúa con su labor de limpieza sectaria.

En los últimas semanas, es de destacar el aumento del número de masacres cometidas por las tropas de Al Asad; en las zonas de donde se retira el Ejército Libre, el ejército del dictador procede a bombardear desde el aire, posteriormente sus shabbiha continúan la labor castigando masivamente a la población civil de las zonas ocupadas. Masacres como Daraya, ¡donde asesinan a más de trescientas personas a sangre fría!

La Célula de la crisis

Una de las grandes sorpresas fue la explosión ocurrida el pasado 17 de julio en pleno centro de Damasco, en la mismísima sede de la seguridad nacional. La reunión de la llamada ‘Célula de la crisis’ termina con una explosión que acaba con la vida de las personas más importantes del régimen de Bashar. Pero la gran sorpresa no fue sólo esto, sino la presencia del jefe de la inteligencia egipcio, Amro Souleiman, considerado como el primer hombre de Estados Unidos en toda la zona de Oriente Medio; Shomeer, el jefe de operaciones externas en el Shabaak israelí; el vicepresidente del aparato de inteligencia turco (declarado como opositor a las políticas de Erdogan), y el vicepresidente del aparato de la inteligencia saudí… Todos reunidos con el hermano sanguinario del presidente, Maher Al Asad, junto con las máximas autoridades de inteligencia y el aparato militar del país, como Asef Shawkat. ¡Todos volaron por los aires aquella mañana!


Las ideologías de izquierda y derecha

A lo largo del siglo XX, parecía que la izquierda había sido el principal rival de los antiguos regímenes, monarquías e imperios; su labor se había concentrado en un intento por crear sociedades igualitarias, cosa que promociona en sus bases ideológicas, junto a otras cosas, como la defensa de los pueblos machacados, los derechos de los trabajadores, la justicia, etc.

Pero ¿qué es lo que hace que la izquierda, representada por países como Venezuela, Cuba, Rusia, China y otros tome esta posición negativa ante la revolución siria?

Una de las justificaciones por la que parte la izquierda dibuja una línea clara ante el problema es que, según propagan activistas de izquierda, la Revolución siria está manipulada por el otro rival, o sea, los Estados Unidos de América y su bando. El interés, según la izquierda, es abrir nuevos mercados para salvar al sistema capitalista de la caída abismal que se está produciendo con la crisis mundial… y como el capitalismo, encabezado por los EE. UU., no dispone de medios para enviar los soldados de la OTAN o de los mismos EE. UU., su modo ahora de conseguir los cambios deseados consiste en provocar que los propios pueblos hagan la labor. Desgraciadamente, muchos ingenuos creen en esta nueva teoría de la conspiración y se olvidan de un dato muy importante: la existencia de miles de soldados rusos en territorio sirio y el armamento y apoyo máximo proporcionado por Rusia desde el inicio de la revolución… ¡sin ningún tipo de intervención militar, en respuesta, por parte de los capitalistas!, y sin que ni siquiera exista un verdadero interés por crear una zona de exclusión aérea para proteger a la población civil, es un claro ejemplo.

Se le olvida a la izquierda la lucha de estos pueblos y la represión que han soportado en los últimos cincuenta años; se le olvida también leer las noticias de cada día, para descubrir la realidad de los hechos y ver que el pueblo sirio rechaza toda intervención. Es evidente que si, finalmente, los EE.UU deciden intervenir, será por sus propios intereses y los intereses de Israel. El pueblo sirio no les importa. ¡Se le deja morir!

El juego entre izquierda y derecha, capitalismo y demás, no es más que un juego de intereses entre estas potencias, de hecho, todos están de acuerdo en concederle más tiempo al dictador alauí, para matar a más gente y destruir más el país… porque, si logra apagar la revolución, será un problema menor; en caso contrario, han estado verbalmente al lado del pueblo… y si ahora se encuentra débil y herido, mucho mejor, así no representará amenaza alguna para Israel y sus intereses.

Una nueva Siria sin la presencia de un ejército fuerte es aceptable, y ahora se hace todo lo posible por aniquilar un ejército y un pueblo sin necesidad de perder un solo soldado israelí…

Para nosotros, no queda más remedio que sacrificar este ejército que nos ha costado mucho mantenerlo para liberar a Palestina pero que al final se usa en nuestra contra. No hay más remedio que destruir un arsenal que se usa para matarnos…

Lo que pretende de nosotros la política internacional lo ha logrado por el momento ante la ausencia de un apoyo serio y constante del mundo árabe y musulmán. La propaganda de la izquierda logró de nuevo su propósito, tanto como la capitalista, de manipular a las masas, ya que, a fin de cuentas, el objetivo de ambos es el mismo. Son las dos caras de la misma moneda. Mientras tanto, las masas siguen engañadas a pesar de la realidad que se percibe claramente cada día.

Si Siria tuviese petróleo como Libia, no tardarían tanto en tomar la decisión y enviar sus tropas. En tal circunstancia, izquierda y derecha, capitalismo y comunismo, y todos los demás disfraces estarían presentes para repartirse el nuevo pastel.

Datos importantes:

Las victimas (musulmanes sunníes en su absoluta mayoría), documentado por el Strategic Research & Communication Centre:

Total Asesinados: 29.388 (otras Fuentes hablan de más de 50.000)

Niños: 2.230

Mujeres: 2.517

Soldados: 2.509

Asesinados bajo tortura: 979

Desaparecidos: +76.000

Arrestados: +216.000

Refugiados desde Marzo: +226.284

Refugiados en Turquía: +80.410

Refugiados en el Líbano: +57.482

Refugiados en Jordania: +72.403

Refugiados en Iraq: +15.898

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