Chipre, ¿Por qué?

Chipre, esa pequeña isla que, aunque considerada geográficamente en el suroeste asiático, política y culturalmente se considera Europa. Por muchos hasta ahora desconocida, y aquellos que la conocían era por su turismo. Enclave estratégico en el mar Mediterráneo ha sido lugar de muchas disputas y ocupaciones a lo largo de la historia. Hubo colonias griegas y fenicias antes de pasar a manos de Egipto. Fue conquistada por los asirios y poco después por Alejandro Magno. Formo parte del reino de los Ptolomeos para luego ser parte del imperio Romano. A la caída de Bizancio pasó a manos de los árabes y los cruzados la conquistaron bajo el liderazgo de Ricardo I, conocido como Corazón de León. Después pasó a estar bajo el control de la República de Venecia hasta que en 1570 los otomanos la tomaron es su poder. Esto duró hasta que Reino unido pasó a tomar control de la Isla 1878 y a instituirla como colonia en 1914.

Actualmente hay dos bases militares de Reino Unido en Chipre y el tercio norte de la Isla es un estado turco-chipriota, aunque éste solo esté reconocido por Turquía y la Organización de la Conferencia Islámica.

Lo que nos deja ver este breve repaso histórico es que Chipre ha sido siempre un enclave codiciado por su localización estratégica en el Mediterráneo y que es un lugar típicamente mediterráneo, donde todas las culturas se han dado encuentro, aunque la población más numerosa en estos momentos sea griega, cerca de un ochenta por ciento, seguida de la turca, un dieciocho por ciento.

Chipre entra en la Unión Europea y en la zona Euro en el 2004, a pesar de que la isla está de facto, que no de jure, divida en dos. Este es el comienzo del fin de la pequeña economía de Chipre. El libre movimiento de capitales y la inversión de Reino Unido, Alemania, Grecia e Italia disparan el sector financiero y la burbuja inmobiliaria (parecida a la de España). Los bajos impuestos y el súper-desarrollado sector bancario convierten a Chipre en un paraíso fiscal que atrae a grandes sumas de dinero, especialmente rusas, pero también de toda Europa. Los bancos chipriotas, ante esta disponibilidad de liquidez se dedicaron a financiar la burbuja inmobiliaria y a comprar bonos del estado griego, que eran muy rentables en ese momento por la presión que los mercados ejercían sobre el país heleno. A esto los bancos de Chipre dedicaron el equivalente al veinticinco por ciento del PIB. Como es de suponer llegados a este punto, para un isla cuya población es de ochocientos mil habitantes y un tercio de la cual vive de facto en otro estado (el turco-chipriota), la economía financiera ya no representaba la economía real der servicios e industria, como había sido lo normal hasta 2004, antes de entrar en el euro y de sufrir sus consecuencias. Aun así, lo economista neoliberales alababan este tipo de economía con bajos impuestos y un sistema bancario súper desarrollado, también  lo hacían con Irlanda.

El golpe financiero del 2008 que llevó a la caída a nivel de bonos basura de los bonos del estado griegos y la explosión de la burbuja inmobiliaria llevo al país a entrar en un dura recesión que aumento el desempleo, y, por lo tanto, el gasto público de las arcas de un país en el cual, en tiempos de bonanza, solo se habían beneficiado los bancos, puesto que los impuestos eran bajísimos.  Más peligroso que esto fue que el alto nivel de apalancamiento (es decir, la relación entre los depósitos de un banco y lo que presta) al ser muy bajosy entrar en enormes pérdidas, creó un tremendo déficit en el sistema bancario. Sistema bancario que no reflejaba la realidad económica de la Isla, sino la de paraíso fiscal de Europa.

Las quiebras del sistema bancario hemos aprendido que la pagan los gobiernos nacionales a través de rescates y nacionalizaciones de bancos en quiebra, y en el caso de Chipre, al haber tan tremendo desfase entre uno y otro, ha llevado la deuda pública por encima del cien por cien del PIB. Para ser más exactos, el rescate dado por la Troika a Chipre sitúa la deuda pública alrededor de ciento sesenta por cien del PIB.

Los rescates de la Troika, hasta ahora y como bien hemos comprobado en España, van siempre acompañados de medidas extremas de recortes en gasto público y de subidas de impuestos. Pero esta vez han ido más lejos, han ido tan lejos como para romper las condiciones que ellos mismo se impusieron al principio de la crisis y de los rescates, allá por el 2008, de no tocar los depósitos. Para que el rescate sea efectivo la Troika ha impuesto a Chipre una aportación en metálico de cinco mil ochocientos millones de euros y, para tal efecto, a sabiendas que el Gobierno no tiene dinero, ha propuesto que se imponga un corralito y que se imponga una tasa a todos los depósitos.

En un primer acuerdo ésta era de un 9.99% a los depósitos de más de cien mil euros y un 6.75% a los inferiores a esta cantidad, pero el parlamento chipriota rechazó esta propuesta, por lo que ayer se llegó a un segundo acuerdo en el cual se impone una “quita” (le han cambiado el nombre porque al ser una “quita” y no una “tasa” no tiene que ser aprobado por el parlamento) de la cual aún no se sabe la cuantía.

En este punto llegamos a dos conclusiones. La primera que nuestros dinero no está seguro en el banco, si lo han hecho en Chipre puede pasar en cualquier lugar (de hecho mucho medios de comunicación han llamado a esto un “experimento”) y que haremos bien sacando el dinero de los mismo y poniéndolo en algo más seguro, como oro o plata (el euro no parce muy seguro a esta alturas). Segundo, que dada la localización geográfica de Chipre y la historia que la precede, lo más sensato sería cambiar de aliado y buscar buenas relaciones con Turquía, incluso llegando a adoptar la lira turca y dejando el Euro. De hecho, esta es la única solución que le queda a los chipriotas si quieren volver a retomar un poco de cordura y no acabar en una condición de sometimiento al sistema financiero.

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