Palestina. La solución de los dos estados, el garrote y la zanahoria. 

El conflicto desde Agamben a Dugin

Nos duele Gaza. No es una guerra es un genocidio. 

Cuesta hablar de Palestina, los crímenes impunes enmudecen y en caso de decir algo es necesario evitar los lugares comunes. Escribí un artículo en este medio hace nueve años al que llamé A la vista de todos, y las acciones de violencia, asedio y usurpación de tierras contra las poblaciones palestinas no sólo se han mantenido sino que han ido en incremento. Sin embargo es necesario situar los eventos de oriente medio y particularmente los relacionados con Israel en un marco geopolítico en el que las acciones genocidas de este estado obtengan nuevas lecturas.

Primero. Numerosas voces incluso dentro del propio Israel remarcaban que las incursiones de hamas fuera de la franja de Gaza del pasado 7 de octubre, que desataron la última escalada en el conflicto, no pueden haberse preparado sin haber sido detectadas por los servicios de inteligencia tanto de israel como de otros países vecinos (alguno de los cuales, se sabe, avisaron al mossad), por lo que hay sospechas fundadas de que se les dejó actuar (¡durante siete horas!) con miras a legitimar las acciones que de ese modo  luego serían presentadas como acciones de respuesta, lo que incluso confirmaron voces israelíes cuando categorizaron las acciones de hamas como “nuestro 11 S”. En concordancia con esto, semanas antes se vio al primer ministro israelí mostrando a la prensa “el nuevo mapa de Israel” en el que ya no figuran Gaza ni Cisjordania. De hecho, las excusas de estar luchando contra hamas se demuestran falsas no sólo por los bombardeos indiscriminados a civiles, sino porque también se está asediando y asesinando a palestinos del sector de Cisjordania, en el que impera la autoridad palestina (ex OLP-Organización para la Liberación de Palestina-) y no hamas.

Segundo. Luego de las incursiones de hamas del 7 de octubre vino lo previsible, la respuesta tremendamente desproporcionada de Israel, que desata su prepotencia desmedida contra la población civil desarmada, a la que luego se le solicitó abandonar la zona norte de la franja y desplazarse al sur de Gaza “para que las fuerzas militares israelíes pudiesen entrar en la zona norte buscando milicianos de hamas sin dañar a la población civil”, pese a que ya habían derrumbado a fuerza de bombardeos un sinnúmero de edificios de la franja (unos cuarenta mil según fuentes actuales) sin previo aviso y por tanto con gente adentro, con la excusa de estar “exterminando terroristas”. Pese a esto, luego Israel volvió a demostrar su execrable cinismo bombardeando población desplazada en la zona sur, incluyendo un hospital, de lo cual encima culpó a hamas (un tweet del ministerio del interior luego borrado había asumido la autoría del bombardeo con la excusa despreciable de apuntar a bases ocultas de hamas, para pasar después a la versión oficial todavía más miserable, que transfería la autoría a milicias palestinas) 

Tercero. Tras la espantosa y grotescamente desmedida respuesta de Israel a las incursiones de hamas, vimos a los norteamericanos enviando uno y luego dos portaaviones y submarinos nucleares a la región, dando un espaldarazo a las desmesuradas  intervenciones israelíes, diciendo con un cinismo igual o mayor al israelí que “Israel tiene derecho a defenderse” No obstante, como dijo Putin con un toque de ironía, no parece necesario un portaaviones para combatir a un grupo de insurgentes, por lo que el movimiento de ficha de EE.UU. enseguida hacía sospechar de que el cuadro era distinto a lo que los medios relataban. Las amenazas cruzadas con Irán, las acciones militares directas de marines en la franja de Gaza, el bombardeo americano de algunos lugares de Siria, cuyos aeropuertos también han sido bombardeados semanas antes por Israel, parecían confirmar dichas sospechas.

Obviamente, la política de tensar el arco e ir lo más adelante que se pueda, que en este caso es una huida hacia adelante bajo el chantaje nuclear, ya visto en las intervenciones sobre todo angloamericanas en Ucrania, y ahora norteamericano-israelíes en oriente medio, muestran una serie de actitudes además de repulsivas y nauseabundas, extremadamente peligrosas, que, parecen exigir de otros países de la zona y sus potencias aliadas, un tremendo equilibrio de mesura y prudencia junto a la decisión y la necesidad de encontrar formas de no ceder al chantaje psicótico-paranoide que podría poner al mundo al borde de una conflagración que ningún  ser humano sensato quiere ver. 

Sin embargo, a pesar de todos estos aspavientos y amenazas, es muy improbable que nadie más intervenga en el conflicto salvo escaramuzas.

Entonces ¿qué se juega tras la niebla de la guerra, o, en este caso, del genocidio palestino?

Primero es necesario reconocer que el sionismo es un plan de dominio mundial mediante la finanza y no sólo un plan de dominio de la “tierra prometida” por parte de un grupo étnico-religioso no semita (y una mayoría no-religiosa en ascenso). No semita y no homogéneo, pues aunque una minoría tal vez podría reivindicar ancestros semitas sefardíes (también hasta cierto punto discutibles, porque hasta antes del siglo XX las comunidades judías eran comunidades de creencia multiétnicas: bereberes, yemeníes, etc), la mayoría askenazi no sefardí tiene ascendencia jázara, al igual que el secretario de estado de EE.UU., Antony Blinken, el consejero de seguridad nacional de EE.UU., Jake Sullivan, la portavoz del departamento de estado de EE.UU., Victoria Nuland, la secretaría del tesoro de EE.UU., Yanet Yellen (y así suma y sigue), entre otros personeros de la administración americana. 

Lo anterior muestra que en lugar de ser Israel un enclave subordinado a los intereses americanos, son los EE.UU. un país que dejó de ser libre y soberano como soñaron los padres fundadores, para pasar a ser un enclave en el que se asienta y se  juegan los intereses del mundo corporativo y financiero, que en este período ve amenazada su hegemonía mundial, hasta hace un tiempo incontestada, frente a nuevas potencias emergentes, por lo que asume una serie de jugadas peligrosas y arriesgadas.

Seguidamente, es necesario reconocer que el conflicto de Ucrania, y la pronta rendición de esta última, no está desconectado de las nuevas tensiones de oriente medio, sino que forma parte de la política del mundo anglosajón y su élite jázara, que busca cumplir el programa que planteaba Zbigniew Brzezinski en El gran tablero mundial. Primero, romper eurasia, lo que ya se ha hecho con el Maidán y la guerra de Ucrania, y segundo, reconfigurar oriente medio para acabar con las posibilidades del ascenso de China.

Para ello, se quiere relanzar un viejo sueño de Ben Gurion de los años 50-60 del siglo pasado, un ambicioso proyecto que busca abrir un canal alternativo al canal de Suez, fundamental para el transporte y el comercio mundial, crear un nuevo canal que se abriría al Mar Rojo desde Gaza, que reduciría la importancia de Egipto y convertiría a Israel en un centro logístico de comercio y de energía, pues Gaza tiene en su costa inmensas reservas de gas, lo que permitiría a Israel ofrecer hidrocarburos a Europa que no procedan de Rusia, a la vez que golpearía el proyecto chino de la ruta de la seda. 

Posiblemente es esto lo que estaba detrás de los viajes de Blinken por Oriente Medio, que justo antes del 7 de octubre pretendían obtener apoyos para atraer a Egipto y a Jordania al proyecto energético y comercial de Israel, junto a importantes esfuerzos por alcanzar una alianza de Israel con Arabia Saudí. De esta manera EE.UU. esperaba contrapesar los logros de la diplomacia china que había restablecido las relaciones entre Arabia Saudí e Irán, pues la hegemonía norteamericana en la zona se fundamenta en el fortalecimiento del estado de Israel y en mantener en disputa a aquellos dos países estratégicos, puesto que para su proyecto China necesita paz, estabilidad y acceso a fuentes de hidrocarburos.

De manera que el proyecto de Israel es relanzado como consecuencia de la deriva de los últimos acontecimientos, el fracaso de Ucrania en la guerra, el crecimiento y afianzamiento de los BRICS, a los que en enero se unirán entre otros, justamente, Irán, Arabia Saudí y Egipto (y también Etiopía -lo que muestra la importancia estratégica de esta región-). Por lo tanto, las acciones de Israel se muestran como un intento más de sabotear el ascenso de China y evitar con ello el desplazamiento de la hegemonía occidental. Entre las consecuencias prácticas de dicho proyecto para los palestinos, estarían la deportación de dos millones de palestinos a la península del Sinaí, para luego ser trasladados a países del mediterráneo, según indica un documento filtrado por el ministerio de inteligencia de Israel. 

Todo esto ya había comenzado con la invasión israelí de Gaza  en 2008 y 2009, la llamada Operación plomo fundido, cuyo objetivo era la ocupación militar total de la franja para confiscar las reservas marítimas de gas natural palestino que están en las costas de Gaza. Tras la invasión, y la confiscación de facto de los yacimientos, Tel Aviv anunció «que habían descubierto un yacimiento de gas natural», cuya planta de explotación hoy se conoce significativamente como Leviatán, el proyecto energético más importante de la historia, que alberga 600.000 millones de metros cúbicos de gas natural, con los que Israel busca ofrecer a los países de Europa compensar el gas que en teoría no pueden comprar a los rusos por las sanciones.

Sin embargo todos esos intentos y esos acuerdos parecen haber saltado por los aires con los atentados de hamas, al menos momentáneamente, pues, al parecer, ya Arabia Saudí no quiere saber nada de ningún acuerdo con Israel, Turquía otro tanto, y otros países como Egipto y Jordania, por el momento parecen desentenderse. Mientras que otros como Irán, Iraq, Siria y Yemen, aparecen como potencialmente beligerantes o en la mira de tiro de Israel y EE.UU., de modo que no se sabe hasta qué punto querrían o podrían entrar estos en un conflicto directo, sobre todo con Irán, más allá de la retórica en la que se le amenaza con ser borrado del mapa. No obstante, más allá de los dimes que te diré, reitero, es improbable que estos actores entren en un enfrentamiento directo más allá de acciones marginales.

¿En qué situación quedan entonces los palestinos en todo este cuadro?

Una de las frases más ampulosas, reiteradamente repetidas por los medios hace unas semanas al comienzo de esta crisis, fue la de que “Israel es la única democracia de oriente medio”. Cabe aquí la pregunta, ¿Qué reflexiones habría propiciado en la pensadora judeo alemana Hannah Arendt en su análisis del fenómeno de los totalitarismos? Porque, a pesar de su categorización de los EE.UU. como el “mundo libre”, dicha autora no dejó de ser crítica  incluso respecto a su propia comunidad, lo que le significó solapadas amenazas desde determinados sectores de ésta, además de la pérdida de amistades de toda una vida al escribir cosas como: «Para los judíos, el papel que desempeñaron los dirigentes judíos en la destrucción de su propio pueblo constituye, sin duda alguna, uno de los más tenebrosos capítulos de la tenebrosa historia de los padecimientos de los judíos en Europa«. ¿Qué decir entonces de lo que hacen con los palestinos?

Giorgio Agamben, el pensador político italiano que continuó desarrollando la perspectiva biopolítica de Foucault, para comprender el momento fundacional de la biopolítica, aquel en el que la vida entra en el cálculo político del poder, recurre a una figura jurídica propia del derecho romano arcaico, la del homo sacer, con la que se designaba a quien habiendo cometido un crimen imposible de ser perdonado, quedaba expulsado de la ley divina tanto como de la ley humana, por lo que, considerado impuro, no podía ser sacrificado a los dioses, pero al mismo tiempo, quedaba desprotegido por la ley, pues cualquiera podía matarle sin tener que rendir cuentas por ello.

De esta manera, dice Agamben, la biopolítica se funda en el acto jurídico de una ley que incluye excluyendo o que se aplica des-aplicándose, dejando al que ha sido designado homo sacer reducido a la nuda vida o vida desnuda: desamparado, aislado y abandonado.

Esto explica para Agamben porqué los sistemas totalitarios y los sistemas democráticos están unidos bajo un mismo acto fundacional que define la ley y el derecho no como derecho humano sino como derecho ciudadano, excluyendo con ello a quienes tienen un estatus de no ciudadano, por lo que a diferencia de Foucault que estudiaba las prisiones y los psiquiátricos para intentar entender cómo funcionaba el poder, Agamben se interesa por los períodos de suspensión del derecho o estados de excepción, observando que tanto el fascismo en Italia como el nazismo en Alemania alcanzaron el poder a través del voto popular, alcanzando su máximo despliegue de poder mediante la declaración del estado de excepción por prolongados períodos de tiempo, como el que en Alemania se mantuvo durante tres años.

Asimismo, Agamben se interesó por el estudio del fenómeno de los campos de concentración, que tanto como los sistemas totalitarios y los estados de excepción describe como “estados biopolíticos puros”, y es en esto en lo que se ha convertido la franja de Gaza desde hace décadas, particularmente a partir de la construcción de la valla que la rodea, con puntos de control y sistema de identificación que cuenta con seis tipos de ciudadanía, desde la A, la ciudadanía vip hasta la F, un estatus de no ciudadanía, cuyos portadores tienen prohibido salir de Gaza, o circular por cualquier otro territorio que no sea la sitiada franja.

Esto nos muestra a Gaza como el campo de concentración más grande del mundo ¡y de la historia! (salvo que se considere como tal el sitio de Leningrado por los nazis), y la condición de Israel como el enfant terrible del mentado “orden basado en reglas” que ha dispuesto cuatro mil sanciones en año y medio contra Rusia, sin haber incumplido ésta ninguna resolución de Naciones Unidas, y ninguna sanción contra Israel que las ha incumplido todas desde hace 56 años. Pero, a la vez, nos lo muestra como el paradigma o el modelo de lo que, constitutivamente significa el estado moderno. Nos muestra la ficción de la democracia, los derechos humanos, la llamada “comunidad internacional” y la figura del tribunal penal internacional que ha condenado a Putin por “crímenes de guerra”, haciendo caso omiso de los civiles muertos por las incursiones del ejército ucraniano en el Donbas desde el 2014 por las que, se estima, habían muerto veinte mil civiles hasta el febrero del 2022, y pese a que en el conflicto ucraniano luego de la entrada de Rusia, han muerto muchísimo menos civiles en un año y medio que los diez mil civiles palestinos muertos en Gaza en un solo mes.

Por esto, sorprendía la diferencia en la tratativa de los medios del conflicto ucraniano con la de esta última incursión israelí en la franja, pues la primera estaba saturada de propaganda y falsedad infecta sólo impalpable para las masas ignorantes que permanecen en la inopia y dispuestas a tragar lo que les den, mientras que respecto al conflicto palestino los medios comenzaban a mostrar lo ocurrido sin tapujos (hecha la salvedad de la CNN que seguía repitiendo la obscena propaganda israelí) y con una narrativa crítica incluso por parte de personeros gubernamentales tanto como los de la Organización de Naciones Unidas 

¿Cómo podía ser de otra manera?, podría pensarse, si han muerto 23 periodistas, 134 médicos y 63 funcionarios de la ONU. No obstante, bien mirado, es parte del libreto. El policía bueno y el policía malo, el garrote y la zanahoria. Después de la resolución de 1967, aún se sigue enseñando como cebo la solución de los dos estados y se continúa hablando de la infamia de Israel y de “los derechos del pueblo palestino a rebelarse”.

No obstante el mundo está cambiando, y las acciones del estado genocida más las de un país que a punto de un default, y tan endeudado como sólo pueden estarlo los Estados Unidos, espera evitar la recesión que es producto de la misma guerra que ha empujado, justamente mediante la venta masiva de armas gracias a las tensiones que conlleva, en realidad, además de un intento cortoplacista y desesperado, son un modo más de hundirse en el pozo profundo que busca evitar, pues, como es sabido, las armas no se compran con calderilla ni efectivo, sino a fuerza de préstamos, lo cual no hará sino aumentar la burbuja especulativa que hace rato está a punto de estallar.

Dicho cambio puede verificarse en acciones y opciones que vienen tomando diferentes países, distintas a las que esperaría de ellos esa élite que busca mantener al mundo en las posibilidades de control, dominio y cálculo, y no es otra cosa lo que les apasiona, si se piensa sólo en la colonización de la psiquis humana por la masificación de los dispositivos electrónicos, detrás de lo cual no hay otra cosa que un frenético afán de control y predicción de los comportamientos humanos. Y he ahí su neurosis, porque la vida no se puede controlar ni predecir.

Y a pesar de esto último, desde hace al menos treinta años se vienen desarrollando enfoques y disposiciones que, relativamente, vienen impugnando el dominio de esa élite. Sirva como ejemplo la perspectiva del pensador ruso Alexander Dugin. Enfrentado al derrumbe de la unión soviética en 1990, se planteó la necesidad de buscar alternativas al liberalismo triunfante, dándose cuenta de que el liberalismo no es sólo un modelo económico, sino que conlleva una visión de la existencia, el ser humano y el mundo, por lo que una genuina oposición a la visión que le confirma y que se fundamenta en la negación de toda trascendencia, una alternativa real a éste, requería una nueva ontología, una nueva antropología, una nueva gnoseología y una nueva epistemología. En suma, una nueva visión de la existencia, el ser humano y la realidad. Por lo que para Dugin, cualquier alternativa al liberalismo y al proyecto de la modernidad, pasaba por una reconexión con las tradiciones que devuelven al ser humano una visión fundamentada en una noción de la trascendencia de la cual el liberalismo desde la ilustración ha tendido a desenraizar. Para profundizar en ello, Dugin rescata la concepción heideggeriana del dasein como expresión del ser humano que busca una conexión genuina con el ser y su condición de existencia, mientras ve en el proyecto liberal y moderno la expresión inauténtica del ser humano, el dasman, susceptible de ser arrastrado por construcciones ideológicas como las del individuo, la clase o la nación, que para este autor son los conceptos ejes del liberalismo, el marxismo y el fascismo, que habrían sido, según él, tres formas de intentar reflejar el proyecto de la modernidad.

Una vez considerados los enfoque de Agamben y Dugin, desde la primera y la tercera Roma (el cristianismo ortodoxo se considera un tercer intento por establecer el proyecto cristiano, fundado, significativamente, primero en Kiev y luego en Moscú, y es esa la razón por la cual los rusos llamaban zares -proveniente del término césar- a sus gobernantes), intentemos un enfoque basado en un camino de en medio, que pasa por la ex-Constantinopla, hoy Estambul, que sirvió por largo tiempo como capital del dominio musulmán, que hoy requiere desenterrar y reconectarse con sus genuinos fundamentos.

Para ello, volvamos un momento antes al significativo nombre de Leviatán que han dado los israelíes al yacimiento que construyeron para usufructuar el gas natural que han confiscado a los palestinos, el mismo nombre que dio Hobbes al paradigma del estado moderno, cuya necesidad reivindicaba arguyendo la necesidad de seguridad de los ciudadanos, (y hemos de convenir que la seguridad es posiblemente uno de los valores más altos para los ciudadanos israelíes), pues lo contrario sería según él el “estado de naturaleza” en el que unos seres humanos abusan y pasan a llevar a otros sin límite. ¡Caramba qué coincidencia, justo lo que pasa en palestina a manos de los israelíes! Por lo que dicha seguridad se fundamenta para los israelíes en la inseguridad de otros, los no ciudadanos, los palestinos.

Para Hobbes, como para otros contractualistas como Locke y Rousseau, el estado se fundamenta en un contrato (un pacto, para Hobbes), que le da la legitimidad y un marco normativo. Pero dicho contrato a la vez es una cesión de la soberanía por parte de los individuos (que en el mito contractualista eran los depositarios de la soberanía) al estado, que en Hobbes es una construcción maquínica de dimensiones exorbitantes, que queda fuera de la escala humana (razón por la cual lo llamó Leviatán, que es el nombre de un monstruo mítico de la tradición bíblica), a diferencia del estado al que apelaba Maquiavelo, refiriéndose al gobierno personal, pese a lo cual se sigue considerando perverso a Maquiavelo, cuando Hobbes es quien lo es en realidad. 

Si algo de interés tiene Foucault en relación al estado como un Leviatán, está en que reconoce que la centralidad del sujeto es una construcción de la ilustración, que esconde que el sujeto (individuo) no tiene poder, no accede a él, porque no es sujeto, sino que está sujeto por el poder. Con ello funda la perspectiva biopolítica, a lo cual se puede añadir la observación de Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén, escritos en los que afirma que no es necesaria la abundancia de seres perversos para que se cometan las mayores atrocidades, sino un conjunto de seres banales incapaces de plantearse reflexiones mínimamente profundas con las que contrastar las acciones viles sostenidas por una mayoría en su alrededor, lo que describe con una pulcritud prístina el estado de la ciudadanía israelí, que en años pasados tomaba asiento en las colinas para visualizar como un espectáculo  los bombardeos israelíes sobre civiles en Gaza similares a los que se vienen efectuando hace un mes.

Dicha banalidad sería difícil encontrarla, al menos a este nivel superlativo, en sociedades que mantienen un mínimo arraigo a creencias que les vinculen a visiones de lo trascendente, y aquí es donde la sociedad israelí muestra su carácter como parte del “mundo libre”, como un conjunto en su mayor parte laico y ateo, a pesar de que la creación de su estado pretende fundamentarse en derechos otorgados por textos sagrados.

Mas, la cuestión central no es esto último, sino el carácter de Leviatán de los estados modernos, cosa que deja claro Sheij `Umar Vadillo en su concepción del estado moderno como el resultado del “evento” que señala como el matrimonio entre el estado y la banca o las instituciones financieras, de las cuales no hablaron ni Smith ni Marx. Del primero, se entiende, pues, apadrinado por los Cavendish -una familia que había pertenecido a la nobleza, pero que se había reconvertido, como otras, en burguesía financiera- no hace sino justificar el capitalismo. Pero, de Marx, que pretendía un análisis crítico del capitalismo, basado en un análisis económico, es un tanto sospechoso.

La condición de Leviatán de los estados modernos explica por qué, a pesar de las diatribas y declaraciones grandilocuentes, ninguno de los grandes actores se involucrará directamente en el conflicto en defensa de los palestinos, salvo que sus propios intereses no les dejen otra salida. Y eso explica por qué los palestinos han sido vendidos continuamente a su suerte, y más ahora que se está librando el Gran juego, en el que las potencias emergentes han de meditar cuidadosamente sus jugadas, para evitar las trampas que el occidente en declive intenta desesperadamente ponerles.

Por lo tanto, las poblaciones palestinas están siendo utilizadas como la peonada del gran juego del anticristo, y no podemos permitirnos observar la situación como la de un partido de fútbol en el que se tiene un equipo favorito, porque, al igual que en Ucrania, se está dando muerte a decenas de miles de seres humanos de una manera terrible y sin sentido por arrojarse contra un ejército sin opciones de ganar, con la diferencia de que la población civil palestina hace décadas vemos cómo queda expuesta y desprotegida.

¿Pero entonces qué salida le queda al pueblo palestino?

Volviendo de la primera y segunda Roma a un camino de en medio, decía, es necesario volver al modelo, porque de los israelíes ya se sabe:

“De la gente del Libro hay algunos que si les confías una gran cantidad de dinero, te la devuelven, pero hay otros que aunque les confíes un dinar, sólo te lo devuelven después de pedírselo con insistencia.

Eso es porque ellos han dicho: No hay medio de ir contra nosotros por lo que hagamos con los ignorantes*, diciendo una mentira contra Allah a pesar de que saben.”

Corán, surat 3 de la familia de Imran, ayat 75, traducción de Sidi `Abdel Ghani Melara

 

* [El término «ignorantes» es traducción de Ummiyyin que se refiere a los no judíos y equivale a «gentiles», aunque significa literalmente iletrado o analfabeto.

Sobre esta aleya los comentaristas destacan que los judíos pretendían que Allah les había hecho lícita la riqueza de los que no fueran judíos y como consecuencia podían transgredir las leyes con ellos y obtener sus bienes por medios ilegítimos como la usura.]

Y respecto al modelo, 

“Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Último Día y recuerde mucho a Allah.”

Corán, surat 33 de Los coligados, ayat 21, traducción de Sidi `Abdel Ghani Melara

Y el mensajero, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, cuando sufrió opresión y su comunidad asedio en Meca, no se marchó a Qatar para organizar desde allí una rebelión contra los opresores, sino que buscó un lugar seguro al que emigrar, no sólo él sino toda su comunidad, justo en los momentos en que la gente de Meca buscaba asesinarle. Para ello estuvo tiempo buscando opciones y gente que quisiera recibirle a él, s.a.w.s, a su mensaje y a sus compañeros. Y una vez que lo encontró, organizó la hiyra, hégira o emigración, hacia un lugar en el que establecer una comunidad que integraba a los que emigraron, los muhayyirin y quienes les recibieron, los ansar, en una sola comunidad que creció, se fortaleció, y finalmente no sólo conquistó Meca sino una parte considerable del mundo conocido, no con la espada sino con el crecimiento de la gente que adhería al mensaje, lo hizo suyo y se esforzaron en el camino de Al-lah.

Veamos la realidad del mundo actual, Egipto y Jordania no quieren población palestina porque en sus cálculos significa desestabilización, y varios otros estados árabes, leviatanes, lo verían de modo similar. Pero, la emigración no es deshonrosa, y puede ser un nuevo comienzo si es por Al-lah y Su Mensajero, s.a.w.s, y entre los palestinos tiene que surgir una gente que busque hermanos dispuestos a recibirles y formar con ellos una sola comunidad.

Respecto a quienes se han sobrepasado, Al-lah, enaltecido Sea, les ha declarado la guerra: 

“¡Vosotros los que creéis! Temed a Allah y renunciad a cualquier beneficio de usura que os quede, si sois creyentes.

Y si no lo hacéis, sabed que Allah y Su Mensajero os han declarado la guerra.”

Surat 2 de La vaca, ayats 278 y 279, traducción de Sidi `Abdel Ghani Melara

Y tal como indicara uno de los más grandes maestros de nuestro tiempo, que Al-lah esté satisfecho con él, si Al-lah Ha declarado la guerra, ya la ha ganado, pues Tiene poder sobre todas las cosas, y no hay fuerza ni poder ni cambio si no es por Al-lah, el Conocedor Inmenso.

“Ya tramaron quienes hubo antes que ellos pero Allah es a Quien pertenece toda la capacidad de tramar y conoce lo que cada alma adquiere.

Y ya sabrá, quien se niega a creer, de quién va a ser la Morada del Buen Fin.”

Surat 13 del trueno, ayat 42, traducción de Sidi ´Abdel Ghani Melara

 

Y no hay Victorioso excepto Al-lah

ولا غالب إلا الله

*Alexander Dugin, La cuarta teoría política.pdf

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