Pakistán, ¡Revuelta o Revolución!

Sheij Umar Vadillo en una conferencia contra la usura en Pakistán
Sheij Umar Vadillo en una conferencia contra la usura en Pakistán

La sociedad paquistaní libre de usura

 

La anarquía de Pakistán y la colisión institucional solo se puede entender si se descodifican los acontecimientos recientes. Por lo general, las noticias se convierten en parte de la memoria a corto plazo y nos olvidamos del transcurso de los acontecimientos. La nube caótica tiene un método dentro de su locura, el silencio y la inercia son, incluso, más metódicos, y las tendencias son claras en la yuxtaposición de la historia actual.

Algunos acontecimientos ocurridos hace poco, tal y como el cumplimiento de los tres primeros meses del gobierno de Nawaz Sharif sin una política significativa y sin anunciar plan de acción alguno, es un claro indicador de cómo el sistema está destinado a perpetuarse. El intento de Sharif de desarrollar relaciones amistosas con la India fue detenido, y el estatus comercial de nación más favorecida para la India ahora está bajo serio escrutinio. La violación del alto al fuego de los últimos días en la línea de control en Cachemira ha matado a tropas y civiles de ambos bandos aumentando la escalada de tensión. Con acaloradas discusiones en los medios de comunicación por ambas partes los asuntos se están convirtiendo en algo más que escaramuzas informativas. ¡India y Pakistán están que echan humo!

No ha llegado una política de seguridad clara ni un plan de acción por parte del gobierno. Las festividades del Eid comenzaron con el asesinato de catorce Punjabis, treinta y ocho asesinatos policiales en Quetta y los asesinatos en mezquitas de diez personas en el día de Eid. En este momento difícil el pueblo de Pakistán esperaba una acción militar coercitiva, contundente y decisiva contra el Tehrik y Taliban Pakistan, pero el silencio del gobierno se está tomando como un grave fracaso. Sin olvidar que además hace dos semanas estos militantes talibanes liberaron a 248 prisioneros en un asalto a una cárcel en el noroeste de Pakistán. Ahora, según escribo estas líneas, en un folleto distribuido en el sur de Punjab y el norte y sur de Waziristán, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, la organización terrorista dice que el gobierno se puede considerar en guerra con ellos si ejecuta a sus compañeros que actualmente cumplen penas de cárcel y esperan en el corredor de la muerte.

Los medios de comunicación de Pakistán, muy arrogantemente, se consideran no solo creadores de opinión, sino quienes controlan el juego; se nutren de agitar  controversias, motivados por las puntuaciones que generan los beneficios. Gente corrupta, incompetente y poco profesional han sustituido a los periodistas con credibilidad, objetividad y ética profesional. La norma popular es «dar favores y buscar favores». La industria de los medios de comunicación también ha sido atacada por recibir fondos secretos del gobierno y del sector empresarial. Un reciente informe sobre los medios ha señalado que algunos canales fueron adquiridos temporalmente antes de las elecciones de este año. Si la “Autoridad de Medios Electrónicos y de Impresión” tomara medidas, esto se vería como un intento de limitar la libertad de los medios de comunicación. La Comisión también señaló que uno de los canales de Urdu es propiedad de Rupert Murdoch, el magnate judío de los medios de comunicación, propietario de los canales Sky y FOX.

La ilusión de independencia del poder judicial también ha desaparecido; para el total disgusto de la población de Pakistán, el poder judicial independiente tiene apatía por parar la corrupción y el mal gobierno. Ni un solo culpable de corrupción fue llevado ante la justicia, ni siquiera los militares entregados por los ataques terroristas fueron castigados por los tribunales. Al contrario, el jefe del poder judicial  es visto como un colaborador, lo que ha hecho que haya surgido una gran desconfianza contra el poder judicial. No se ha tomado acción alguna contra el expolio de más de 150 mil millones de la riqueza de Pakistán a bancos Suizos.

El gobierno de Nawaz Sharif también ha confirmado que las empresas públicas que generan y distribuyen la energía, ‘Pakistan Steel Mills’ y ‘Pakistan State Oil’, serán privatizadas. La privatización de las empresas públicas es una de las condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional para la concesión de cinco mil trescientos millones de dólares de los siete mil trescientos que conforman el rescate. Según diversas estimaciones, Pakistán está perdiendo entre cuatro y cinco mil millones de rupias (entre cuarenta y cincuenta millones de euros)  debido a las pérdidas sufridas por las empresas públicas.

Mientras se da toda esta conmoción, caos y paradojas, en una tierra no muy lejana alguien posee la deuda pública del país, que cruzará la marca de los sesenta mil millones de dólares en las próximas tres semanas.

¿Qué otra cosa puede ser mejor prueba de que un país ha sido a la vez territorial y económicamente colonizado?

Al celebrar el día de la independencia de Pakistán, en agosto, pasamos por alto deliberadamente la tortuosa colonización económica a través de la integración en el mercado global. Las nuevas potencias colonizadoras no son las naciones-estado, sino que son gigantescas corporaciones, sin lealtad a nación alguna, que quieren una economía mundial sin fronteras; este es el sueño de los colonizadores económicos. Se trata de un modelo económico centrado en el dinero; los recursos humanos y naturales se movilizan y son explotados sólo como factores de producción. Las personas son simplemente medios, no los beneficiarios del desarrollo. El motivo principal es lograr dar rentabilidad al dinero como capital. El programa del FMI redirige los recursos hacia el crecimiento basado en las exportaciones para el pago de las deudas y está diseñado para reducir el consumo de los pobres.

Para todos aquellos que creen en la supremacía de las constituciones por encima de las escrituras sagradas, los guardianes de este sistema ni siquiera  pueden poner en práctica los derechos de los ciudadanos según la constitución. Una interesante observación  sería sobre el ‘Artículo 37’ y el preámbulo de la Constitución de Pakistán:

«En donde los musulmanes han de ser facultados para ordenar su vida, en el ámbito individual y colectivo, de acuerdo con las enseñanzas del Islam y los requisitos que figuran en el Sagrado Corán y la Sunna.

La Constitución también establece que el Estado deberá:

«Asegurar el bienestar de las personas, independientemente del sexo, la casta, el credo o la raza, elevando su nivel de vida; evitando la concentración de la riqueza y los medios de producción y distribución en manos de unos pocos en detrimento del interés público; (…) reducir la disparidad en los ingresos y las ganancias de las personas; eliminar la riba (usura) con la mayor rapidez posible.»

Si contengo mis comentarios sobre lo que el estado debe hacer y lo que el estado está haciendo, este país, que se formó en nombre del Islam, viola todos los principios islámicos. En un acta judicial de 600 páginas, que fue aprobada el 23 de diciembre de 1999 por el Tribunal Superior de la Sharia y por el Tribunal Federal de la Sharia en diciembre de 1991, se prohíbe la usura, tanto en el sector privado como en el bancario y, anulando  todas las leyes repudiadas por el Islam, le dio un período de transición de siete meses al gobierno para poner en práctica un sistema económico libre riba en Pakistán. La petición (no) se ha puesto en revisión por parte de los sucesivos gobiernos desde 1990. ¡La usura ha sido protegida durante todo este tiempo!

En lugar de tener justicia, bienestar y libertad económica el pueblo de Pakistán paga impuestos: impuestos sobre la Renta, impuestos sobre servicios, sobre bienes inmuebles, cargos de ajuste de combustible, impuesto sobre la  gasolina, impuestos especiales, derechos de aduana, impuestos de propiedad, sobre actos jurídicos documentados, impuestos sobre el agua, impuestos profesionales, impuestos de circulación, impuestos sobre el patrimonio, impuesto a las ganancias, etc.

Cada paquistaní nace en riba, deuda, monopolio, esclavitud y explotación. Los gobiernos políticos son la garantía de este sistema parasitario. Con semejante extensión de colonización territorial, política, psicológica y económica… ¡merecemos una revuelta y una revolución más que nadie!


Humaira Awais Shahid es una ex parlamentaria provincial y periodista.

Puedes contactar con ella en: humawais@gmail.com

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