No hace falta decir “Je suis Muhammad”

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El pasado fin de semana Mohamed El Makouli, un marroquí de 47 años largamente afincado en Francia, fue asesinado salvajemente de 17 puñaladas en su casa de Beaucet, Aviñón. Este suceso no pasaría de ser un sórdido asesinato más de no ser porque quien le asesinó con tal saña fue su vecino de 28 años mientras gritaba “yo soy tu Dios, yo soy tu islam”. La mayoría de los medios no se han hecho eco ni del suceso ni de sus implicaciones islamófobas. De hecho, solo algunos medios anglosajones y marroquíes han hablado de ello. Además, se han apresurado a afirmar que el asesino padecía de esquizofrenia y será ingresado en un centro psiquiátrico. Y aquí paz y, después, gloria, como enuncia el dicho castellano.

Resulta muy llamativo cómo, cuando un no musulmán comete un crimen horrendo contra un musulmán –recordemos que la mujer y el hijo de Mohamed estaban presentes y aquélla sufrió heridas leves al defender a su marido- siempre resulta tratarse de un desequilibrado, o de un soldado liberador en otros casos, y nunca de un radical o un extremista de una determinada ideología. En cambio, los Kouachi sí estaban cuerdos y eran perfectamente responsables de lo que hacían, y es que lo hacían claramente debido a su ideología islamista, no porque fueran unos desequilibrados que pasaron de ser pandilleros y raperos de barrio a dejar las drogas y aferrarse a la primera ideología radical que se les pasó por delante, casualmente el denominado “yihadismo”. La verdad, un cambio tan radical de principios y personalidad bien podría llevar a un psiquiatra a considerarlos esquizofrénicos…

Debería también hacernos reflexionar el hecho de que sea un vecino el que con tal violencia se emplea contra un musulmán. Me recuerda a cuando la propaganda nazi consiguió que, de la noche a la mañana, los alemanes rechazaran a sus amigos de toda la vida debido a su filiación judía. Algo, sin duda, debemos estar haciendo mal en los medios de comunicación.

Ligado al silencio sobre la noticia, va el hecho de que nadie se haya manifestado a favor de Mohamed ni se haya desvinculado del asesinato proclamando “No en mi nombre”. Normal. Sería absurdo que los franceses no musulmanes tuvieran que disculparse masivamente, pues eso significaría que alguien les culpa a todos de un crimen que no han cometido. Sería absurdo. ¿O quizá no tanto? Deberíamos, pues, preguntarnos por qué nadie salvo los musulmanes tiene que afrontar tamaña esquizofrenia –esta sí- como es disculparse continuamente por lo que no han hecho.

Fuente: http://www.cordobainternacional.com/no-hace-falta-decir-je-suis-mohamed/

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