Mausim de Shayj Dr. Abdalqadir as-Sufi

En los días 5, 6 y 7 del pasado mes de octubre tuvo lugar en la increíble Ciudad del Cabo el Mausim de Shayj Dr. Abdalqadir as-Sufi. Como cada año, los cientos de personas que acudieron al evento llegaron cargados de bárakah y buenas energías, además de una gran himma de expansión tanto en lo personal como en lo social.

En esta ocasión se dieron cita muchas y numerosas representaciones de diversos países, entre ellos: Alemania, España, Malasia, Marruecos, México, Indonesia, Inglaterra, Italia, Singapur, Suiza y, claro está, muchos grupos de Sudáfrica que acudieron al evento desde diferentes ciudades del país: Pretoria, Johannesburgo y Durban, entre otras.

Además, asistieron grandes shuyuj, entre los que cabe destacar la presencia de Shayj Muhammad bin Mubarak Al Kassbi Al Sousi, imam de la Mezquita Mayor de Granada; Shayj Sidi Motada Elboumashouli, de Marruecos;
Shayj Abdalhaqq Bewley, de Norwich, Gran Bretaña, y Shayj ‘Umar Ibrahim Vadillo, director de WIM (World Islamic Mint) y asesor financiero del Estado de Kelantan, Malasia.

La primera cita tuvo lugar el viernes, en La Mezquita Yumu’a de Ciudad del Cabo, donde Shayj Muhammad Al Kassbi pronunció el jutba del salat al yumu’a, hablando de las buenas cualidades de carácter del Profeta Muhammad, al que Allah le dé Su gracia y paz, y sus Compañeros, y nos llamó, en un bello discurso, a seguir estos ejemplos. El jutba y la oración fueron seguidos por una comida en el mismo complejo de la mezquita y a la que todos los asistentes estaban invitados.

Esa misma noche del viernes, después de magrib y la recitación del Wird de Shayj Muhamad ibn al-Habib, Shayj Abdahaq Bewley habló de la importancia de la buena acción. La buena acción lleva al buen carácter, futuwa, y ésta, a su vez, nos hace seguir a los Mensajeros; subrayando que lo más acuciante en nuestros tiempos es el restablecimiento del Zakat, que, consecuentemente, está ligado a la acuñación de la moneda de oro y plata y su utilización y circulación en nuestro día a día.

El sábado se produjo la primera noche de dikr. De nuevo, en la Mezquita Yumu’a de Ciudad del Cabo. Se recitaron el Wird y qasidas del Diwán de Shaykh Muhamad ibn al-Habid, además del Noble Corán y pasajes del Burda; culminando la noche con el hadra, recitación de Corán y un discurso de Shayj Murtada, en el que habló de la futuwa, explicando −en palabras de Ya’far as-Saddiq para la gente de tasawuf− “que cuando se nos da algo prefiramos a los otros antes que a nosotros mismos, que lo que se nos da, lo damos a otros, y que cuando no se nos da nada, agradecemos a Allah. Esta es una de las estaciones de la futuwa”. La noche se cerró con una gran cena, llena de bárakah y reencuentros.

La noche del domingo fue el broche final y la noche de Shayj Dr. Abdalqadir as-Sufi por excelencia. Después de una velada de recitación de Corán, el Wird y qasidas, y tras el hadra, magníficamente dirigido, y una vez todos los asistentes quedaron serenados y concentrados en el recuerdo de Allah, Shayj Dr. Abdalqadir as-Sufi leyó su corto pero contundente discurso. En él expuso −de manera ejemplar y fuera de los moldes comunes− la situación mundial actual. Desde América y su declive, pasando por China y llegando al mundo musulmán: África, el mundo árabe y el Subcontinente asiático; exponiendo los diferentes problemas, retos y referencias para el futuro. Como la noche anterior, la velada se cerró con una magnifica cena.

El domingo de la semana siguiente, y todavía con delegaciones que prolongaron su viaje por más tiempo, se organizó una visita a la tumba del wali Shayj Abdurrahman Matibi Shah, rahimahu llahu, donde se recitó la Surat Yasin y el Du’a Nassiri. La mañana del domingo fue agradable y soleada y los congregados, acompañados de café y pastas, aprovecharon para socializar, intercambiar ideas y fortalecer los lazos de hermandad y trabajo en el camino de Allah.

Cabe destacar el trabajo incansable de Shayj Dr. Abdalqadir as-Sufi. Un trabajo de gran importancia para la Ummah en estos tiempos convulsos y de escaso liderazgo dentro del mundo del Islam, tanto su trabajo en general −ya contrastado− de años de esfuerzo, como su participación en este acontecimiento haciendo las veces de anfitrión principal. Supervisó personalmente todos los detalles del encuentro en cada una de sus etapas y veló por el bienestar, la expansión y elevación de todos los asistentes en la medida de lo posible, organizando comidas en su residencia a las que muchos tuvieron el placer de asistir y desde donde nos deleitó, de nuevo, con su conocimiento certero y su bárakah.

De igual manera, cabe destacar la labor de la comunidad de Ciudad del Cabo. Como cada año, han superado sus propios estándares de servicio y disposición hacia los invitados y el evento en general, haciendo de este Mausim un evento agradable y lleno de luz, que se ha convertido, a lo largo de los últimos años, en referente para las comunidades musulmanas allí donde se encuentren.

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