Los turcomanos: Origen y desarrollo hasta la formación del estado otomano

Parte 1

La palabra TURQ, proviene del término genérico por el que se denominaba a la gente NÓMADA que habitaban los inmensos prados, estepas y cumbres que cubrían gran parte de Asia Central, (los actuales países de Turkmenistán, Tayiquistán y Uzbekistán) finalmente el término “mano”, significa literalmente parecido a un turk, o sea es genérico a todos los que son nómadas.

Por lo tanto los turcos provienen del Asia Central, eran tradicionalmente nómadas y tienen como idioma el turco.

El idioma turco tiene su origen en la rama lingüística URAL-ALTAICA. La rama URAL, tiene como representante hoy día los idiomas húngaro y finlandés; mientras que la rama Altaica tiene dentro de si el turco y el mongol.

De toda esta amalgama de tribus nómadas que habitaban este inmenso territorio, la confederación de tribus Turcas de OGHUZ, destacaría por su equilibrado concepto de la organización tribal.

A partir del siglo V en adelante,  desarrollarían  un sistema económico que, sin perder su carácter nómada, pudo consolidar un sistema de producción manufacturera que logró un importante prestigio. Debido a la situación geográfica de sus dominios,  frontera con las regiones persas de Bactriana y Sogdiana, en esa primera época aún de dominio Aqueménide (el que surgió a la muerte de Alejandro Magno), por lo tanto de gran influencia helenística, además de frontera con el Imperio Chino, los Oghuz, asimilaron de ellos importantes conceptos de estética y creatividad que culminaron en la producción y desarrollo de alfombras y telas de tintes esmerados, confeccionados con la lana de sus grandes rebaños de ovejas y cabras, sus cueros también fueron muy apreciados y en general todas las artesanías hechas con las materias primas que su sistema  nómada, les ofrecía.

Como es característico en los pueblos nómadas, el carácter guerrero y militar forma buena parte de sus tradiciones y organización, por lo que tuvo especial importancia la crianza y doma de caballos, junto con el arte de la forja del hierro y sus aleaciones, otra importante fuente de riqueza, ya que los caballos, las espadas y en general las armas Oghuz fueron también muy apreciadas en los mercados.

Otro factor importante de su desarrollo económico era el hecho de que atravesara cercanos a sus territorios,  el mayor flujo de comercio de todos los tiempos; LA RUTA DE LA SEDA, que unía los grandes enclaves manufactureros de seda, de porcelanas y de un sinfín de mercancías exclusivas de China, ramificándose para absorber la gran producción de las especias, que desde la Indochina se sumaba a esta ruta de más de 5.000 km hasta Constantinopla, la poderosa y cosmopolita ciudad-capital fundada por Constantino el Grande para gobernar todo el Imperio Romano. Desde aquí, se distribuía a todos las grandes ciudades mediterráneas, centros neurálgicos del comercio internacional, que desde tiempos ancestrales eran los bienes más admirados y valorados como mercaderías de lujo.

A través de la Ruta de la Seda y de sus inmensos mercados donde se intercambiaban productos de todo el mundo, las producciones turcas se convirtieron en muy apreciadas, por lo que generaron abundante riqueza, a estas sociedades nómadas.

El prestigio de los Oghuz, su riqueza y su capacidad combativa, poco a poco se fue imponiendo en el resto de las tribus turcas, que durante siglos habían estado combatiéndose unas con otras en interminables guerras tribales.

A partir del siglo VIII, comienzan distintas oleadas de emigración de tribus turcas hacia Europa, una parte de ellos pasan por el norte del mar negro, aunque el grueso de ellas se dirigirá  hacia Anatolia y medio oriente.

Los Oghuz finalmente logran unir bajo su mando a muchas de las tribus turcas de las estepas, gracias a un elaborado sistema de gobierno basado en el Khanato, mediante el cual, mantienen un equilibrio de poder respetando la independencia de cada tribu con el gobierno de sus Beys correspondientes, pero supeditados a las decisiones de gobierno de un Khan único, nombrado entre todos por una asamblea constituyente de Beys y rigiéndose por todo un entramado legislativo, basado en las tradiciones ancestrales. Esta especie de corpus legislativo y sus interpretaciones recaerán en los llamados Atas, normalmente sabios ancianos, especie de chamanes, depositarios del conocimiento ancestral de cada tribu, de gran significación ética y religiosa.

 

LA ISLAMIZACIÓN DE LOS OGHUZ

A partir del siglo VIII, el Islam comienza su rápida propagación a través de los tres grandes Imperios que sucumben a su alrededor: El Bizantino, el Persa y el Copto Egipcio.

Con la implantación de un Estado Islámico consolidado primero en Medina y luego en Damasco, comienza a forjarse la Civilización Islámica. El principal medio para su difusión en los inmensos territorios que se abrieron en estos tres imperios fue la gran labor de Dawa que numerosísimos grupos, a veces en cantidades importantes, realizaron los Compañeros (Sahaba), hasta su tercera generación. Viajaron hasta todos los confines de esos territorios, llevando el Mensaje del Islam y con ello la civilización Islámica.

Siglo y medio después, a mediados del siglo IX, comienza la llegada de grupos de comercio y de Dawa a los territorios turcos de los alrededores del mar de Aral. A principios del siglo X, los Oghuz bajo la jefatura de Selyuq Ibn Dukak aceptan el Islam y comienzan a implantarlo en sus leyes y forma de vivir. En un proceso que les llevó más de diez años, la islamización se va completando y con ello su incorporación al nuevo mundo que se va conformando con la puesta en práctica del Islam, por lo que inician un proceso migratorio hacia el sur a través de Transoxiana, donde se establecen.

En el 1.016, El dirigente Tugrul Beg asciende al poder Oghuz, después de haber unificado a muchas tribus guerreras turcas bajo su mando y aprovechando el vacío creado por otras tribus que continuaron su avance hacia Mesopotamia, establece una gran confederación, a la que se unen paulatinamente una gran cantidad de tribus, en torno a su liderazgo. Con este potencial guerrero se lanza a la conquista del este de Irán, la rica y poderosa región de Jorasán, una de las regiones más avanzadas y cosmopolitas del Imperio Persa.

En el 1028 y 1.029 caen las grandes ciudades persas de Merv y Nishapur, con lo que consolida firmemente un incipiente estado, en el 1038 es proclamado Sultán en Nishapur, terminando con la decadencia de los últimos sátrapas persas y asimilando otra gran tribu turca que se había instalado antes que ellos, los Ghaznavies. Esta acción culmina para el año 1.044 con toda Persia bajo su mando y trasladando la capital a la ciudad de Rayy (cercana a la actual Teherán),  en el centro de Persia,  estableciéndose como un nuevo Estado Islámico, el Sultanato de los Selyuq (Selyúcida), en honor de Selyuq Ibn Dukak.

El paso político y militar desde confederación de tribus hasta el establecimiento de un Estado centralizado y por tanto más sedentario lo logran sin gran dificultad, debido a que el Sultán Tugrul repartió la gobernanza de las distintas provincias a las diferentes tribus bajo su mando y estas mantuvieron sus hábitos y tradiciones nómadas como parte de su personalidad, viviendo en sus campamentos nómadas bajo sus Yurtas ancestrales, continuando con sus quehaceres manufactureros y manteniendo el carácter militar de sus jóvenes, que hermanados en sus relaciones tribales constituían una fuerza militar de élite.  Otra característica importante de este nuevo Estado Islámico, es que no opta por la lengua árabe como idioma del Estado, sino que mantiene su idioma turco, manteniendo el árabe como lengua litúrgica y Coránica.

Paralelo a estos acontecimientos, en el oeste, en Egipto, se establece el sultanato Chiita de los Fatimíes que avanzando a través del Irak pone en peligro al Khalifato Abbasí, muy debilitado por entonces. Los Selyúcida, defensores de la ortodoxia Sunní, acuden en defensa del Khalifa Abbasí, entrando en Bagdad en 1.055 y alejando el peligro de los Fatimíes.

Tugrul Beg es aclamado por todos como salvador del Khalifato y su prestigio se hace enorme entre el mundo sunní, por lo que el Khalifa lo declara solemnemente como Sultán de Oriente y Occidente en 1058.

COMIENZA LA ERA DORADA DEL PODEROSO SULTANATO ISLÁMICO DE LOS SELYÚCIDAS.

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