Las lecciones de la crisis bancaria de Chipre

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Cinco años después de que todo el sistema bancario de Islandia se desplomara y el país entero estuviera al punto de la bancarrota; tres años después del rescate bancario a Grecia, seguido de estrictas políticas de recorte que han sumido al país y sus ciudadanos en la miseria, con medidas de austeridad draconianas y un auge de la extrema derecha xenófoba; seguidos por procesos semejantes de intervención en Irlanda, Portugal y España, en el mes de marzo pasado una nueva demostración del estado avanzado de la enfermedad se ha manifestado en otra isla. Chipre es la más reciente víctima de la enfermedad congénita del sistema bancario, pero no la última.

Los responsables de la política económica europea están volcados en hacer ver que la quita de Chipre no es el modelo, solo una excepción; “un caso único y especial”, ha dicho el ministro de Hacienda alemán, Wolgang Shäuble. La quita es que les quitan el dinero a los ahorradores o depositarios cuyos depósitos sean superiores a los 100.000 euros.

El presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem (ya se ha hecho famoso por su declaración y por la trascripción al inglés de su impronunciable nombre: Diesel-Bloom), había afirmado que la fórmula para rescatar a Chipre sería el modelo a seguir para sacar de la crisis a los bancos europeos. ¿Y cuál es esa fórmula?

Las autoridades monetarias europeas propusieron un primer plan: el de gravar con un 6,75 % a todos los depósitos con menos de 100.000 euros de los bancos chipriotas y con un 40% a los depósitos superiores a 100.000 euros. Ante la reacción indignada, no solo de los chipriotas sino de los ciudadanos europeos que se aplicaron el refrán “cuando veas las barbas de tu vecino cortar…”, ese primer plan se ha substituido por otro que penaliza solo a los grandes depósitos, con gravámenes que llegarán hasta el 60%, según confirmó el Banco de Chipre el 30 de marzo. Mientras tanto, durante todo el mes de marzo, el Gobierno chipriota ha realizado diversas maniobras dirigidas a impedir el movimiento de capitales por transferencia, ha paralizado los servicios de banca on-line, ha restringido la retirada de dinero de los bancos por medio de los cajeros automáticos y ha mantenido los bancos cerrados varios días para impedir que la gente dispusiera, ante el pánico generado, de su dinero.

Cuando los primeros amagos de intervención del Gobierno despertaron la alarma, el gobernador del Banco Central de Chipre publicó una carta, el 11 de febrero, para aclarar que “cualquier acción dirigida a reducir, eliminar o restringir los derechos de propiedad de los depositarios en los bancos de Chipre es contraria a las provisiones expresas en la Constitución de la República de Chipre y al Primer Protocolo de la Convención Europea de los Derechos Humanos, que protegen el derecho a la propiedad y son esenciales para el funcionamiento de una economía de libre mercado…”. Sin embargo, a finales de marzo, esa declaración de principios jurídicos ha sido completamente superada por los hechos.

Los estamentos europeos intentan, a pesar de la flagrante injusticia que ello representa, que sean ahora los propios bancos los que extraigan de sus clientes el dinero que necesitan para ponerse a flote, y de manera forzosa. Si el rescate de España, Irlanda y Portugal (el llamado bail-out, o ‘rescate exterior’) ha endeudado a las naciones y ha originado recortes a las prestaciones y servicios públicos, ahora se impone algo completamente inaudito, el bail-in, o ‘rescate desde dentro’.

El plan impuesto a Chipre por la Troika –Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE)– hará que cierre el banco Laiki y reestructurará el Banco de Chipre con enormes pérdidas para todos los depósitos de más de 100.000 euros. Un tercio de los depósitos a grandes capitales  rusos.

El legado ortodoxo y la usura

La situación es extremadamente grave para la parte griega de la isla de Chipre, un país ortodoxo, miembro de la Unión Europea y de la zona monetaria del Euro desde hace diez años, parte histórica de la civilización cristiana europea, que abandonó hace mucho tiempo la condena de la usura. No es de esperar, por consiguiente, de los chipriotas del sur más reacción que la indignación y la rabia, como en el caso de portugueses, españoles, irlandeses e italianos, al sentir en sus bolsillos la injusticia, el robo y la indefensión frente a las políticas de un Gobierno que obedece ordenes de las instituciones bancarias.

La posición tradicional de la Iglesia ortodoxa acerca de la usura no era diferente a la del resto de la comunidad cristiana. La profesora de la Pacific Lutheran University, de Tacoma, Brenda Ihssen, concluye en La usura, Patrología griega y Enseñanza Social:

En resumen, los Padres de la Iglesia Helénica consideran la usura como algo que no es moral, no puede ser justificado y no es beneficioso. Muchos autores contemporáneos sostienen que la cuestión de la usura ha muerto en nuestra época, dado que todo el mundo presta y pide prestado con interés, sin darle la menor importancia. Creo que se equivocan. La extensión de la pobreza en todo el mundo es tal que el asunto de la usura es importante para todos aquellos que contemplen las catástrofes financieras actuales, que están provocadas por las prácticas abusivas en los préstamos. El capitalismo ha subyugado la salud de la sociedad y la dignidad humana a los fines financieros desde hace ya demasiado tiempo. El tema de la usura ya no provoca discusiones, pero la pobreza sigue suscitándolas. Debemos estar profundamente preocupados por el daño que el interés de los préstamos inflige a las personas, a las familias, a las comunidades, a los países y –si nuestros teólogos están en lo cierto– incluso en la salvación de todos y cada uno de nosotros.

La alternativa monetaria bimetálica

La salida del presente laberinto usurero es el retorno a una moneda de valor intrínseco, por repelente que esta fórmula les resulte a los expertos del sistema. La página web de World Islamic Mint, organización que supervisa a las diferentes cecas que acuñan el dinar de oro y el dírham de plata, publicaba el 24 de marzo esta breve nota: “Diez lecciones que la crisis de Chipre nos enseña acerca de la economía de moneda fíat, la crisis de la deuda y el oro”. He aquí los diez puntos:

(1) Los chipriotas que poseen su riqueza en oro y plata, o en cualquier otro bien tangible, están protegidos, el valor de su riqueza está a salvo y el sistema bancario o las normativas del Gobierno no pueden manipular sus ahorros ni desposeerles de lo que es suyo. Este mensaje no parece circular entre la gente, no se oye a nadie hablar de ello. Y, sin embargo, los que tienen oro y plata están a salvo.

(2) El dinero en el banco no está a salvo. Resulta muy difícil meterle esto a la gente en la cabeza. El convencimiento de que los bancos son garantía de seguridad para nuestro dinero es una creencia profundamente arraigada en las mentes de la gente.

(3) ¿Cómo es posible que los bancos necesiten el dinero de los ahorradores, cuando ellos disponen del dinero de los clientes al 0% y lo prestan a tipos de interés entre el 4% y el 8%? Es patente que el sistema bancario está enfermo.

(4) Los Gobiernos están verdaderamente desesperados y siguen pretendiendo ante el público que nada serio está ocurriendo. Parecen tener una salida y un plan a cada problema, pero una y otra vez nos dejan asombrados con la aparición de nuevos e inesperados problemas. La reciente quiebra de importantes bancos españoles e italianos son ejemplos inmediatos, y la crisis de Chipre ha llevado las cosas a su extremo.

(5) ¿No nos habían dicho los políticos europeos, hace solo medio año, que la crisis de la deuda estaba solucionada? ¿No habíamos oído que iban a hacer lo que fuera preciso para que la economía volviera a rodar? O bien no tienen ni idea de lo que están haciendo, o bien son unos mentirosos…, o quizá ambas cosas.

(6) Los acontecimientos de Chipre han puesto de manifiesto que la crisis de la deuda no se está solucionando, sino que, por el contrario, está empeorando.

(7) Todo el proceso en su conjunto estaba orquestado: el banco central bloqueó el tráfico de pago electrónico de entrada y de salida a Chipre durante el primer fin de semana. ¿Qué otras sorpresas les esperan a los ciudadanos?

(8) ¿Qué ha resuelto el sistema financiero y monetario desde el gran desplome financiero del 2008? La verdad, nada. Los síntomas de la crisis están agravándose y eso indica que el verdadero desplome está aún por venir.

(9) Dejar tu dinero en cuentas de ahorro no sólo no te da rendimiento sino que te expones a que el propio banco te quite una parte del mismo.

(10) Más que las cuentas bancarias, lo que ha quedado dañado ha sido la confianza. Mientras siga habiendo confianza (la creencia en que el dinero fíat es riqueza real) seguirán apareciendo nuevas crisis. Puesto que lo único que respalda nuestro dinero es la confianza (eso es lo que significa “dinero fíat”), puedes tener por seguro que nuestro sistema de dinero actual puede ser destruido.

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El banco y cómo abandonarlo

El pionero de la alternativa islámica al sistema usurero, Shaij Umar Vadillo, el 8 de febrero del 2011, escribía en su blog acerca de la posición central del banco en el sistema económico dominante:

Soy perfectamente consciente de que estoy sobrepasando el pensamiento convencional, quizás esta imagen permitirá entender el nuevo paradigma: esta economía se basa en un 99% en el crédito, nuestro Muamalat, o modelo de transacciones en el Islam,  se basa el 1% en el crédito. La clave para entender nuestro paradigma es que “no necesitamos crédito”. Aquí viene la blasfemia para los economistas: el crédito es en realidad perjudicial. El desarrollo debe estar asociado no al crédito y a la acumulación de capital en manos privadas, sino a la creación de una infraestructura común de las instituciones públicas por medio de las formas legítimas de acuerdo contractual: ijarah (alquiler), shirkat (asociación para la producción) y qirad (inversión para el comercio).

Lo que necesitamos es ser capaces de crear riqueza sin recurrir a la banca, sin necesidad de los bancos. Este es el punto de inflexión. El argumento es que la cuestión del dinero no puede considerarse de forma aislada, ya que no es, de hecho, el núcleo del problema. El problema central es la usura, a la que el papel moneda está vitalmente ligado. Para disfrutar de una moneda justa tenemos que ser capaces de crear una economía sin usura, y este es el verdadero desafío. 

Shaij Umar Vadillo hace referencia a las crisis recurrentes del sistema bancario:

Los monetaristas han señalado a la “escasez del oro” como la causa de todas las crisis económicas en el pasado. Su argumento es que el oro no permite la expansión monetaria en el momento de la crisis. Y dado que siempre estamos en un estado de crisis, o de prevención de una crisis, el oro se ve como una restricción en su principal preocupación: hacer frente a la crisis.

Los mercados financieros necesitan de vez en cuando un ajuste. Siempre ha ocurrido así históricamente… ¿Por qué debe haber una crisis? ¿Por qué no simplemente los precios caen, como con cualquier otro producto comercial? Esto es debido a que el sistema bancario está trabado en una cadena de préstamos y garantías que alcanza en ciertos niveles a la economía productiva. En pocas palabras, los Gobiernos no pueden permitirse el desorden, y tienen que intervenir de la única manera que saben: inyectando más dinero en la economía, el rescate de la crisis con más papel.

¿Cuántas veces hemos visto este escenario? Y el sistema bancario parece salir fortalecido después de cada crisis. ¿Por qué? Esto es debido a que nuestros políticos, en general, han sido entrenados para pensar que la solución, siempre la misma, consiste en dar más dinero al mercado en crisis, relajando las condiciones, de una forma u otra, en la que los bancos emiten su crédito.

De hecho, podemos decir que hemos llegado hasta al paradigma de la economía presente impulsados por las crisis, en lugar del consenso político. El actual sistema monetario, o la falta de uno  –como dice el Premio Nobel de Economía Robert Mundell–, tiene su origen en la bancarrota de los EE. UU. en la época del presidente Nixon, en los años setenta, cuando se abandonaron los últimos elementos que aún quedaban en pie del antiguo patrón-oro. Anteriormente las guerras y las revoluciones habían sido las primeras en abrir paso a las monedas nacionales de papel. Después fueron las crisis las que ensancharon la brecha existente entre la especie física y el papel. Más crisis significó simplemente que la brecha se amplió hasta que, finalmente, las principales naciones capitalistas recurrieron al nuevo esquema de flotación de las monedas, para deleite de los especuladores, lo que ha dado lugar a una “industria” de tres billones de dólares al día, aprovechándose al máximo del caos reinante.

Estoy de acuerdo con los monetaristas en que “para evitar la crisis” o “para gestionar la crisis” el oro no ofrece soluciones. Si eso fuera todo el asunto no habría nada más que decir, y el argumento a favor del oro estaría terminado –que es lo que quieren los monetaristas–. Pero hay mucho más que decir sobre el oro… Mientras que el oro no ayuda a la economía del dinero especulativo, puede ayudar a activar la economía real, que es a menudo considerada como un sector marginal, a pesar de ser el alma de la economía y de que su contribución al empleo es muchísimo más importante que la del sector financiero. Nuestro argumento es que el oro no se relaciona con las instituciones financieras y sus problemas, sino que se relaciona con la economía real y fortalece el comercio.

En su Fatua sobre la banca dice Shaij Umar Vadillo: “En su núcleo, este sistema de desequilibrio que llamamos capitalismo se construye sobre la riba. Riba es precisamente ‘desequilibrio’. La usura mecanizada a través del sistema bancario ha conseguido que un contrato delictivo se convierta en el medio de dominio económico”.

El prestigioso analista económico Jeremy Warner se asombraba en The Telegraph, el 28 de marzo, de que sigan haciendo cola los países europeos que quieren unirse al euro, lo que él considera una idea artificial e insostenible:

 Chipre se suponía demasiado pequeño para tener importancia y por lo tanto un buen campo para la experimentación. Sin embargo, al realizar la disección, Europa ha logrado victimizar injustamente a un Estado miembro y sentar precedentes que amenazan con profundizar la crisis en otros lugares. Al “cortarle el pelo” a los depósitos no asegurados en los bancos insolventes  –un principio bastante razonable en sí mismo, pero no en el medio de una crisis global financiera– los políticos están sembrando el pánico en los bancos más débiles en el resto de la zona euro y por lo tanto en el capital económico.  

¿Será Chipre la paja que rompa la espalda del camello?

 

Abdalhasib Castiñeira estudió Filosofía y Humanidades en la Complutense de Madrid. Se hizo musulmán en los años 70. Ha sido editor de País Islámico, director de la editorial Kutubia, ha trabajado en altos cargos de la industria de la publicidad, es fundador del Jumeira Islamic Learning Center, en Dubai, ha sido presentador de TV para Iqra y Dubai TV, director de EMU y encargado de marketing de Globalia. Ahora trabaja en la administración del Dallas College, en Sudáfrica.

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