La llegada del Islam a China

mezquita Huaisheng
La “Gran Mezquita de Guangzhou”, también conocida como la Mezquita Huaisheng, que significa “Recuerda al Sabio” (Mezquita en Memoria del Profeta)

Antes del año 500 d.C. y, por tanto, antes del surgimiento del Islam, los marinos árabes habían establecido relaciones comerciales con el “Reino Medio” (China). Las naves árabes salieron valientemente de Basra, en el extremo del Golfo Árabe, y también de la ciudad de Qays (Siraf) en el Golfo Pérsico. Navegaron el Océano Índico pasando Sarandip (Sri Lanka) y siguieron su camino a través del Estrecho de Málaca, entre las penínsulas de Sumatra y Malasia, en la ruta hacia el Mar de China Meridional.

Establecieron puestos de comercio en la costa sureste, en los puertos de Quanzhou y Guangzhou. Algunos árabes ya se habían establecido en China y probablemente abrazaron el Islam cuando llegó la primera delegación musulmana, pues sus familias y amigos que habían regresado a Arabia ya habían abrazado el Islam durante la misión del Profeta (610-32).

Guangzhou es llamado Khanfu por los árabes, quienes más adelante establecieron un barrio musulmán que se convirtió en un emporio comercial. La importante posición geográfica de Guangzhou le hizo jugar un papel importante como el más antiguo puerto internacional y comercial de China. Testigo de una serie de eventos históricos, China se ha convertido en un lugar significativo en la historia y una de las regiones de más rápido crecimiento en el mundo, disfrutando de una prosperidad sin precedentes.

Mientras que un Estado Islámico era fundado por el Profeta Muhammad, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él, China se encontraba en un período de unificación y de defensa. Anales chinos antiguos mencionan a los musulmanes árabes y llaman a su reino Al-Medina (de Arabia). En chino, el Islam es llamado Yisilan Jiao (que significa “La Religión Pura”). Una vez, un oficial chino describió La Meca como el lugar del nacimiento de Buddha Ma-hia-wu (es decir, el Profeta Muhammad).

Existen varias versiones históricas relacionadas con la llegada del Islam a China. Algunos registros alegan que los musulmanes llegaron a China por primera vez en dos grupos separados por muchos meses, desde Abisinia (Etiopía).

Etiopía fue la tierra a donde algunos de los primeros musulmanes huyeron por temor a la persecución de la tribu de los Quraysh en La Meca. Entre ese grupo de refugiados estaba Ruqayya, una de las hijas del Profeta Muhammad, su esposo Uzman ibn Affan, Sad Ibn Abi Waqqas, y muchos otros compañeros destacados que migraron por consejo del Profeta. Ellos tuvieron éxito en obtener asilo político por parte del rey abisinio, Atsmaha Negus, en la ciudad de Axum (615 d.C. aprox.).

Sin embargo, algunos compañeros nunca regresaron a Arabia. Es posible que hayan viajado con la esperanza de ganarse la vida en otros lugares, y pueden haber llegado eventualmente a China por tierra o por mar durante la Dinastía Sui (581-618 d.C.). Algunos registros relatan que Sad Ibn Abi Waqqas y otros tres compañeros zarparon hacia China en el 616 d.C. aproximadamente. desde Abisinia (Etiopía), con el apoyo del rey de Abisinia. Sad después regresó a Arabia, y llevó de regreso a Guangzhou una copia del Corán unos 21 años más tarde, lo que coincide correctamente con el relato de Liu Chih, quien escribió La Vida del Profeta en 12 volúmenes.

Uno de los compañeros que vivió en China se cree que murió en el 635 d.C. aproximadamente, y fue enterrado en la parte urbana occidental de Hami. Su tumba se conoce como “Geys’ Mazars”, y es venerada por muchos en la región circundante. Está en el noroeste de la provincia autónoma de Xingjian (Sinkiang), y a unos 640 kilómetros al oriente de la capital de esta última, Urumqi. Xingjian tiene cuatro veces el tamaño de Japón, comparte su frontera internacional con ocho naciones distintas, y es hogar del grupo étnico más grande de uigures de habla turca. Por lo tanto, además de ser el área islamizada más grande de China, Xingjian tiene también importancia estratégica geográficamente.

El Corán declara, en términos inequívocos, que Muhammad fue enviado sólo como una misericordia de Dios para todos los pueblos (21:107), y dice en otro versículo:

“Y no te hemos enviado sino como anunciador de buenas noticias y advertidor para todos los hombres…”. (34:28)

Esta universalidad del Islam facilitó su aceptación por parte de personas de todas las etnias y naciones y está ampliamente demostrada en China, donde la población originaria, de varias etnias de musulmanes chinos, es mayor que la población de muchos países árabes, incluyendo Arabia Saudita.

La historia de la Mezquita Huaisheng representa siglos de cultura islámica, que data de mediados del siglo VII durante la Dinastía Tang (618-907)  – “la era dorada de la historia de China”–. Fue en este periodo, 80 años después de la muerte del Profeta, que el Islam, fue introducido por primera vez en China por el tercer Califa, Uzmán Ibn ‘Affan (644-656 d.C./23-35 d.H.).

Uzman envió una delegación a China liderada por Sad Ibn Abi Waqqas (muerto en 674 d.C./55 d.H.), quien fue un tío materno muy querido del Profeta y uno de los compañeros más famosos, que se convirtió al Islam a la edad de 17 años. Fue veterano de todas las batallas y uno de los diez a los que el Profeta les dijo que tenían un lugar asegurado en el Paraíso.

En Medina, Sad, utilizando su habilidad en la arquitectura, agregó un Iwan (una sala de arcos utilizada por un emperador persa) como área para el culto. Más tarde, sentó las bases de lo que sería la primera Mezquita en China, donde la temprana arquitectura islámica forjó una relación con la arquitectura china.

De acuerdo a los registros históricos antiguos de la Dinastía Tang, una comisión del reino de Al-Medina, liderada por Sad Ibn Abi Waqqas y su delegación de compañeros, se embarcó en un envío especial a China en el 650 d.C. aproximadamente, a través del Océano Índico y el mar de China, hasta el famoso puerto de Guangzhou; y desde allí viajó por tierra a Chang’an (actualmente Xi’an), a través de lo que más tarde se conocería como la “Ruta de la Seda”.

Sad y su delegación trajeron regalos y fueron bien recibidos en la corte real por el emperador Tang Kao-tsung, (quien reinó entre 650 y 683) en el 651 d.C., a pesar de una solicitud de apoyo contra los árabes enviada ese mismo año al emperador por el Shah Peroz (príncipe de la Persia sasánida). Este último era hijo de Yazdegerd, quien, junto con los Bizantinos, ya había establecido embajadas en China desde hacía una década. Juntos, ellos eran las mayores potencias de occidente. Una solicitud similar hecha al emperador Tai Tsung (quien reinó entre 627 y 649) contra la propagación simultánea de fuerzas musulmanas fue rechazada.

Las primeras noticias del Islam ya habían llegado a la corte real de Tang durante el reinado del emperador Tai Tsung cuando fue informado por un embajador del reino sasánida de Persia, así como por los Bizantinos, de la aparición del gobierno islámico. Ambos buscaron protección de la potencia China. Sin embargo, el segundo año del reinado de Kao-tsung marca la primera visita oficial de un embajador musulmán.

El emperador, después de hacer averiguaciones sobre el Islam, dio su aprobación general a la nueva religión, a la que consideró compatible con las enseñanzas de Confucio. Sin embargo, consideró que las cinco oraciones diarias canónicas y un mes de ayuno eran requerimientos demasiado severos para su gusto, y por ello no se convirtió. Le otorgó libertad a Sad Ibn Abi Waqqas y su delegación para propagar su fe y expresó su admiración por el Islam, que por consiguiente ganó una posición firme en el país.

Sad se estableció luego en Guangzhou y construyó la Mezquita Huaisheng, lo que fue un acontecimiento importante en la historia del Islam en China. Es famosa por ser la mezquita más antigua de toda China y cuenta con más de 1.300 años. Sobrevivió a través de varios sucesos históricos que inevitablemente tuvieron lugar fuera de sus puertas. Esta mezquita aún se encuentra en excelentes condiciones en la actual Guangzhou, después de recibir reparaciones y restauraciones.

De acuerdo a los historiadores musulmanes chinos, Sad Ibn Abi Waqqas murió en Guangzhou, donde se cree que está enterrado. Sin embargo, los eruditos árabes difieren, afirmando que Sad murió y fue enterrado en Medina entre otros compañeros. Una tumba existe, sin duda, y la otra es simbólica, sólo Dios sabe si es la de China o la de Medina. Como podemos ver, la llegada del Islam a China fue de hecho pacífica. El primer enviado llegó hasta el suroriente por el Zhu Jiang (Río Perlado) y fue seguido después hasta contactarlo a través de una ruta terrestre desde el noroccidente. Las comunidades musulmanas están presentes en una amplia zona geográfica en China actualmente, incluyendo algunas en lugares remotos del Tibet, donde conocí una vez musulmanes tibetanos en el medio de la nada, durante uno de mis viajes.

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