La imaginación como motor creativo

Steve Jobs
Steve Jobs

La imaginación es una facultad intrínseca al ser humano porque es un derivado del pensamiento. Pensar incluye toda acción que realizamos mentalmente; pensar es imaginar, considerar y discurrir. Pensar es reflexionar algo con cuidado para llegar a un dictamen. Por lo que imaginar es un derivado del pensamiento pero con particularidades distintas que no necesariamente se basan en una realidad aparente. Imaginar viene del latín imago, que significa ‘retratar’, y este, a su vez, de imitari, ‘imitar’. Por lo tanto, la imaginación es formarse un retrato en el pensamiento que imita a una realidad, aunque esta realidad pueda existir o no. Según el diccionario es la ‘acción y efecto de hacerse un retrato mental’.

Pero la imaginación es más que esto. Imaginar es ver una posibilidad donde las circunstancias no lo permiten. Es darle forma a un pensamiento nuevo –retratarlo–  y de esta manera visualizar su forma y efecto –imitarlo–, creando por ello una nueva posibilidad. Imaginar es crear una posibilidad nueva basada en lo que conocemos. Por esto decimos que la imaginación es el motor de la creatividad.

Procuremos ahora deshacernos de las connotaciones infantiles de estos dos términos. Imaginar no es sólo el acto de pensar fantasiosamente, aunque esto forme parte de la imaginación, sino que es visualizar en nuestra mente algo para así poder darle una forma en la realidad. De igual manera que no podemos pensar sobre algo que no conocemos no podemos crear algo que no hemos previamente imaginado –visualizado en nuestra mente–. A este acto de crear es a lo que llamamos “creatividad”. La creatividad puede ser positiva y negativa y con muchas manifestaciones diferentes. Quizás las más obvias sean las que se dan en las artes, pero también es creativo el comerciante, el gobernante o el explorador. Todo aquel que actúa está creando algo, para bien o para mal.

Es imprescindible aquí observar que ambas cualidades, la imaginación y la creatividad, le pertenecen en última instancia a Allah, (s.w.t.a.), y que, como muchos otros atributos (el habla, la vista, etc.), nos los presta. ¿Cómo discernimos que esto es así? Porque cualquier creación que hagamos, siempre y en todo momento, tiene que partir de una materia prima que existía previamente, aunque esta sea gaseosa. Lo mismo con la imaginación, sólo podemos imaginar, por muy fantasiosa que esta imaginación sea, basándonos en una posibilidad que, aunque remota, está en nuestra mente. En cambio esta limitación no es para Allah, ya que Él lo conoce todo, lo escondido y lo oculto, incluso aquello que para nosotros no existe, y Él tiene el poder crear cualquier cosa.

Dado que nosotros, como seres humanos, solo podemos aplicar nuestra creatividad sobre algo previamente existente y que hemos imaginado a través de un pensamiento o dato que se encontraba de forma previa a esa imaginación, se torna muy importante qué datos registramos en nuestro cerebro, de forma consciente o inconsciente, y qué uso damos a nuestra imaginación.

A una persona que no ejercita la imaginación con regularidad le será muy difícil imaginar nuevas posibilidades. Dado que esas posibilidades se basarán en datos que previamente conocía, y esto a su vez está conectado con la capacidad que tenga el individuo de relacionar esos datos entre sí, lo cual hace un uso intenso de la memoria, y esta funciona como un músculo, cuanto más la ejercitamos más es capaz de retener. Esto es algo que cualquier estudiante de Corán podrá corroborar: la memoria es como un músculo que cuanto más lo usas más facilidad y capacidad tiene. Esta es una de las razones por las que se dice que el Corán asienta el intelecto, porque este está íntimamente ligado con la memoria.

Hoy en día vivimos en una sociedad de predominancia visual, lo cual hace que no ejercitemos la imaginación con regularidad, porque ya estamos visualizando una serie de posibilidades pero de forma pasiva, es decir, que en vez de hacer un esfuerzo por visualizar algo que nos cuentan a través de unos datos que se nos presentan, directamente se nos dan esos datos de forma visual y nuestra imaginación no tiene que hacer ese trabajo. De la misma manera, el auge de todo tipo de dispositivos que recuerdan por nosotros y que graban grandes cantidades de datos tiene un impacto sobre la memoria.

El uso cotidiano y generalizado de estos dispositivos en los países desarrollados, y que conlleva un menor uso de la imaginación, pone de relieve la importancia de ejercitar la imaginación en pos de visualizar nuevos paradigmas creativos tanto en las artes como en la sociedad.

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