La fuerza de los musulmanes en Cataluña

En ciertos momentos, para un barcelonés como yo, es impresionante haber vivido el cambio operado en esta ciudad; cómo barrios decrépitos y moribundos ahora bullen de vida repletos de gente, altamente sociable, de todas las edades y con nuevos negocios abriendo cada día; inyectando savia nueva en toda la ciudad, trayendo con ellos las mezquitas y estableciendo el salat en todos los rincones, al igual que en toda Cataluña.

Por muchas ridículas leyes antiburkini que se inventen, contrarias a su famoso “libertad, igualdad, fraternidad”, no podrán apagar la luz de Allah ni contradecir Sus palabras “Cuando venga la ayuda de Allah y la apertura y veas a los hombres entrar en el din de Allah en multitudes”. Esta es la maravillosa situación y oportunidad que Allah, ‘Aza ua Ŷala, nos brinda.

En esta tierra, prácticamente en cada pueblo hay una musala por lo menos, y en los más importantes varias. Lo que empezó en pequeños locales alquilados hoy se ha convertido en grandes espacios de propiedad en los que se reúnen miles de personas para el salat. En Mataró, que es la ciudad más próxima a mi residencia, el viernes, después del Ŷumu’a, las calles están llenas de musulmanes y en la Lailatu l Qadir, en la mezquita mayor, hay alrededor de tres mil personas; estando próxima a unas cuantas discotecas, queda bien patente la diferencia de vivencias cuando, al abandonar la mezquita, uno ve los rostros de hombres y mujeres que pasan la noche postrados buscando la bendición de esta noche al lado de la gente que sale de pasar la noche en las discotecas buscando la felicidad en lo que no les traerá más que distracción y confusión.

En esta mezquita, durante los últimos años, al inicio del mes de Ramadán llegan autobuses enviados por el Ministerio del Auqaf de Marruecos repletos de ulemas de muy alto nivel, a quienes, cuando se les ve entre la gente, no se les distingue de los demás, pero de los que, cuando abren sus bocas, salen raudales de conocimiento, que se reparten por toda Cataluña enseñando en las mezquitas el Din tradicional según el fiqh maliki; haciendo una extraordinaria labor contrarrestando las nuevas ideologías aprendidas en internet y difundidas por los enemigos del Islam. Como dijo Rasulullah: “El conocimiento es mi arma”.

En este milagro, que es el establecimiento del salat en tierra de kufr, vemos que los protagonistas no son los Gobiernos ni las grandes fortunas de los llamados países musulmanes. Todo ello es el fruto del esfuerzo de miles de personas que lo hacen posible con sus aportaciones, gente humilde que con su esfuerzo y compromiso lo están haciendo posible, lo que nos muestra que la mano de Allah está en la ŷama‘. La fuerza está en el grupo, en el reconocimiento de sus líderes, que lo cohesionan en el cumplimiento del compromiso adquirido. Todo ello nos ilustra la fuerza de la asabiya, el impulso individual que conecta a los individuos entre sí y los hace fuertes, sin necesidad de Estado, de un modo natural y espontáneo. Este es el din de Allah, esta es la transacción vencedora, este es el ejemplo a seguir. Para ello es necesario que los musulmanes nos juntemos en lo que nos une; de este modo, lo que nos separa desaparecerá como el humo, dejando penetrar la luz. Si se hubiese diseñado un plan para traer Islam a Europa, no se habría hecho mejor que lo que ha hecho esta gente sencilla de un modo natural siguiendo la costumbre de Rasulullah, quien, cuando llegó a Medina al Munauara (la Ciudad Iluminada) lo primero que hizo fue la mezquita. El salat es la columna vertebral del Din, y juntándonos en la oración, Allah, ŷal-la ŷal-lahu, junta nuestros corazones.

El ‘salat’ es la columna vertebral del Din, y juntándonos en la oración, Allah, ŷal-la ŷal-lahu, junta nues- tros corazones

El gran reto pendiente en Cataluña es la construcción de la mezquita central   de Barcelona que sirva de elemento cohesionador de las distintas ŷama’s de musulmanes y de referencia tanto para musulmanes como para no musulmanes. No es un reto difícil viendo de lo que hemos sido capaces; si podemos coordinar a los cuatrocientos mil musulmanes que hay en Cataluña, en muy poco tiempo será una realidad. Le pedimos a Allah que nos conceda un liderazgo capaz de ello; no hay éxito si no es por Allah.

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