Gaza y la opinión pública

Musulmanes en una manifestación a favor de Gaza
Musulmanes en una manifestación a favor de Gaza

Gracias a la accesibilidad y facilidad de comunicación del momento, vemos que prácticamente cada ciudadano tiene una opinión subjetiva acerca de los sucesos que se desarrollan en Gaza, y cada líder político sostiene una postura. Expresar y dar a conocer tu punto de vista es sencillo, ya sea a través de las redes sociales, en manifestaciones o en comunicados de prensa.

En un mundo globalizado, en el que la política se juega a un nivel mundial, y en el que la prensa y las redes sociales tienen un alcance universal, todo el mundo debe defender un punto de vista; es una obligación política al igual que un precepto social. Unos se muestran a favor de cierto partido, otros lo acusan de atrocidades, otros juzgan, y otros no son más que espectadores. A pesar de toda la información que recibimos y de los puntos de vista que observamos, son muy pocos los que realmente toman cartas en el asunto. El mundo entero se mantiene al margen de la situación. ¿Cuál es, pues, el quid de tantas noticias y tantos criterios? ¿Producen realmente un impacto?

El medio utilizado por excelencia para este tipo de comunicados es Internet, ese mundo virtual, ese mundo que puede, y que tiene el potencial de producir efectos. Ese es el significado original de virtual, aunque en la práctica seguramente no sea el más realista.

En las redes sociales, nos acribillan con noticias, imágenes y vídeos de la masacre en Gaza. El pretexto, o el propósito, dicen, es concienciar. Por cierto que lo consiguen. Una vez eres consciente, ¿hay un siguiente paso? Porque el hecho de ser consciente no ayuda a los gazatíes en ningún modo.

Otra forma de protesta son las manifestaciones. Tanto las manifestaciones como las redes sociales son una muestra de la llamada libertad de expresión, que hoy por hoy, se podría decir, ha alcanzado su máximo exponente. Cualquiera que lo desee puede expresar su parecer, alto y claro, ya sea en la red, que es mundialmente accesible; o en la calle, donde uno puede gritar y ser escuchado. Es el zenit de la democracia. Sabemos que al pronunciarnos, los líderes políticos nos van a oír. Y es entonces cuando se revela que la democracia es una falacia, porque los líderes no hacen nada de lo que el pueblo pide. Cuando hay miles de personas protestando contra los terribles actos ejecutados por Israel, cuando cualquier ciudadano de los países poderosos que tiene conocimiento de ello se muestra en contra y pide que cese, ¿por qué los líderes no actúan consecuentemente?, ¿acaso no son ellos los elegidos entre la gente?, ¿no son ellos los representantes y la voz del pueblo?

Pero lo cierto es que es una ilusión pensar que estás siendo escuchado, especialmente a través de las redes sociales, o pensar que tu opinión se toma en cuenta. Entre mis contactos de WhatsApp, figura una señora que escribe en su estado “Liberad Palestina. Han sido torturados lo suficiente”. Es una declaración fuerte y clara. ¿Pero a quién está dirigida?, ¿quién va a leerla y a actuar acorde? Eres libre de decir lo que quieras, pero tu voto no tendrá ningún efecto.

En otra escala están los famosos, que son alabados cada vez que critican a Israel. Su disconformidad con el estado israelí les convierte en personalidades con criterio y humanidad. Ellos ganan mucho en la opinión pública, mientras que ningún dirigente político hace caso a su criticismo y los palestinos siguen en la misma situación.

Por último están los propios políticos. Hemos visto como algunos defienden a Israel y aprueban su desmesurada autodefensa, y como otros se muestran contrarios. Sea cual sea su postura, ninguno toma partido directo, excepto en raros casos. Especialmente llama la atención la actitud de los países vecinos, por no decir hermanos, que se mantienen distantes.

Hemos visto que la conciencia y la opinión pública no repercuten de manera efectiva en la situación. Entonces cabe pensar ¿hay algo que esté en nuestras manos?

Un musulmán debe saber que algo sucede tan solo por el decreto y la voluntad de Allah. Si queremos que la situación cambie, debemos pedírselo solo a Él. El dúa es lo primero que el musulmán debe utilizar. Pero el dúa debe ir seguido de la acción correspondiente.

Hay poco en nuestra capacidad en pro de la gente de Gaza. En vez de acción, lo que hay a nuestro alcance es ausencia de acción: boicot. Este puede que sea nuestro único recurso. Puede parecer que el boicot es algo superficial o que no tiene repercusiones, pero no es así.

Israel es un país muy joven. Su historia apenas comienza hace sesenta años. En muchos sentidos, todavía no está bien desarrollado. No es el caso de su fuerza militar, inteligencia y seguridad, de lo cual pueden estar orgullosos. Sin embargo, es un país deficiente en historia, legado, cultura, arte, turismo y comercio, entre otras. Los israelíes se esfuerzan por promover estas facetas del país. Necesitan construir una identidad nacional y un legado del que sentirse orgullosos. Se puede observar en su participación internacional en eventos deportivos y culturales, así como en conferencias internacionales que organizan en su país, en las frecuentes invitaciones a personalidades a visitarles, en su afán por promover el turismo, etc. Si se boicotean todos estos aspectos, se estará tocando la fibra de los israelíes.

El boicot consiste en abstenerse concienzudamente de comprar cualquier producto proveniente de Israel, en prescindir de visitar su territorio y, en caso de ser invitado a un evento internacional suyo, rehusar a atender, expresando explícita y públicamente el porqué.

Si se les pellizca el orgullo, y ven mermados sus esfuerzos, habrá una reacción. Como poco, se molestarán. En el mejor de los casos, su irritación les hará cambiar de estrategia y cesar los ataques a Gaza.

Por otra parte, los líderes políticos, especialmente los de los países árabes, son los que tienen capacidad de actuar. Si quisiesen efectivamente ayudar a la población de Gaza, la solución sería que les diesen asilo humanitario. Los gaztíes, por su parte, deberían renunciar a la tierra que habitan. Deberían reconocer las palabras de Allah en el Corán y actuar conformes: «Dijo Musa a su gente: ‘Buscad ayuda en Allah y tened paciencia. La tierra pertenece a Allah, Él la hace heredar a quien quiere de Sus siervos. Y el buen fin es para aquellos que tienen taqwa”. (Sura de Al A’raf, 126).

 

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