Futuwah

futuwah

«Has de saber que aquel que realiza la Futuwah

es situado delante, cerca del Señor de los hombres.

Preferir el otro a sí mismo, he ahí el adorno del caballero (fatà).

Sea este quien sea, honor a él.

La impetuosidad de las pasiones no lo agitan,

siempre firme como una montaña.

Ninguna pena lo aflige, ningún miedo lo despoja

de sus nobles virtudes en el fragor de su combate.

Mira cómo, él solo, ha derribado los ídolos.

Así es él: suave y duro a un tiempo».

Ibn ‘Arabî (Murcia, 1165-Damasco, 1240)

Hace un par de días un colega árabe colocó en su cuenta de Facebook un video gore sobre las matanzas perpetradas por los fanáticos psicópatas del Estado Islámico de Irak y Siria (EIIS) autoproclamados como sucesores del califato musulmán. El Horror que menciona Kurtz en El Corazón de las Tinieblas  de Joseph Conradparece más soportable. El video, grabado por los propios protagonistas con un teléfono móvil, estuvo a punto de hacerme vomitar. Lo que quisieran comunicar, la simbología empleada y las consideraciones políticas es algo que queda relegado a un segundo plano. Ningún ser humano, independientemente de su militancia política o religiosa, puede permanecer indiferente ante semejante atrocidad repugnante y cobarde. Justificarlo en nombre de Dios es el colmo de la blasfemia, la apostasía, la idolatría, la herejía y la hipocresía todas juntas y elevadas a la enésima potencia.

Probablemente este video casero, cuyo propósito obvio es el de intimidar a los enemigos y dar publicidad a un grupo relativamente desconocido y nuevo, será utilizado con otros fines en Internet por parte de la propaganda islamófoba rampante. Pero hay que hacer notar que en casos así, la filiación de los asesinos es ajena a la crueldad de sus actos. Tampoco que el escenario sea bélico atenúa el crimen. Amparados en el anonimato y en la impunidad de la guerra, abandonando todo principio de humanidad básico, estos cobardes desgraciados inmundos vejan, torturan y ejecutan sin piedad y del modo más cruel y efectista posible a cualquiera que consideren sospechoso de no ser como ellos, o a cualquiera que se cruce con sus hordas endemoniadas y no se una a ellas o se avenga a cumplir  a rajatabla sus deseos. Pero como enarbolan la bandera de la yijad y se proclaman restauradores del califato me veo en la odiosa necesidad de hablar de ellos.

Un principio determinante de Islam es la subordinación de toda acción a una consecuencia espiritual. Las cualidades sobre las que se asienta la Futuwah operfección de carácter son el respeto a los demás, el sacrificio del ego, la devoción, la ayuda a los débiles y a los desvalidos, la amabilidad hacia todo lo creado, el mantenimiento de la palabra, la solidaridad, el desprendimiento, el olvido de las afrentas, la protección mutua, la indulgencia, la humildad, etc. Se dice que la Futuwah es el código de conducta de los aristócratas espirituales, la mejor de las elites humanas.

No prestar nunca oídos a lo malo que se diga de un compañero, no murmurar ni recordar defectos de un amigo, practicar una verdadera humildad, ver las propias carencias, perdonar el daño que a uno se le hace, dar sin petición y testimoniar una fidelidad constante al que fue compañero en tiempos difíciles. Todas las características reseñadas anteriormente confluyen en las dos virtudes esenciales que engalanan la Futuwah: la generosidad y el servicio al prójimo. El hecho de preferir al prójimo sobre uno mismo, es uno de los más altos grados de realización espiritual posibles, siendo realmente una forma de la wilaya, cercanía o proximidad a Dios; entendida como conciencia de haber disuelto la voluntad personal en la del Señor Absoluto. “Se indulgente con la naturaleza humana, y ordena la conducta recta; y aléjate de todos aquellos que prefieren seguir en la ignorancia” (Corán 7:199). En el momento de la Revelación de este versículo coránico “…el Arcángel Gabriel vino a buscar al Profeta y le dijo: “Oh, Muhámmad, te he traído la excelencia del comportamiento (…); (que consiste en) que perdones al que ha sido injusto contigo; que des al que te niega su dádiva; que visites al que se ha desviado de ti; que te apartes del que da pruebas de incomprensión hacia ti, y que practiques el bien con el que actúa contigo por el mal”.

Nobleza de carácter, makarim al ajlaq, implica que la gente de futuwah, “no eran reconocidos por sus palabras sino por sus acciones, eso que podemos llamar conocimiento útil”.

Esa es la esencia del comportamiento que debe esperarse de un musulmán o de alguien noble de cualquier credo, que llega a implicar un respeto profundo incluso por los enemigos mortales, como seres humanos que son y, por tanto, como criaturas bajo el amparo divino.

Nadie con un mínimo de inteligencia puede suponer que el Islam, el Judaísmo, el Cristianismo o cualquier otro credo puede justificar la barbarie. Así que yo creo que quien utiliza a estos energúmenos como prueba de algo en contra del Islam está alimentando el horror y es cómplice del mismo.

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