Fareey

Los personajes de la serie de televisión dubaití Freej
Los personajes de la serie de televisión dubaití Freej

 ¿Qué es fareey? Pocos, aparte de los naturales del Golfo, conocen esta palabra tan peculiar árabe-coloquial de la zona. Se ha revalorizado popularmente en los últimos años debido al éxito de los dibujos animados producidos en Dubái que se presentan con este mismo título (Freej) y que abundan en las pantallas de televisión durante el mes de Ramadán.

Debo admitir que la serie me ha embaucado. Y al parecer, le ha ocurrido lo mismo a casi todos los que la han visto. Es imposible no simpatizar con los personajes. Esto se debe no solo a la calidad de la producción (singularmente alta para los estándares locales), sino también al enorme atractivo de los personajes principales: un grupo ficticio de señoras mayores emiratíes cuya vestimenta y comportamiento refleja un tipo de gente que está desapareciendo a marchas forzadas.

“Cómo ha cambiado el Golfo” se ha convertido en un tema de conversación tan común y predecible como “hablar del tiempo”. A todo extranjero residente en el Golfo por más de un año ya le gusta contar batallitas a los recién llegados de “qué rápido ha cambiado todo” y “cómo esos edificios de allí no estaban y aquel barrio entero era simplemente arena o algo viejo u obsoleto” (refiriéndose a algo de unas pocas décadas de antigüedad).

Y aunque suelen referirse a un cambio de infraestructuras y construcciones, hay un fenómeno de cambio aún más importante, y es el de la transformación de la gente. El cambio social presenciado en los Estados del Golfo en unas pocas décadas probablemente no tenga precedentes en la historia. A menudo se repite que este cambio es a mejor y que transforma de forma positiva, pero a la vez escuchamos que la gente no ha perdido sus tradiciones y todavía están en contacto con sus raíces.

A decir verdad, estas dos afirmaciones se contradicen, tal y como sucede en todas las sociedades, aunque el contraste de cambio dramático es más marcado en la memoria viva de los individuos del Golfo. Para ver el tipo de contraste entre una foto de Dubái en 1950 y otra en 2014 en un país europeo tendríamos que remontarnos siglos. Supongo que esto es algo que ya has escuchado miles de veces y me disculpo por repetirlo. A lo que quiero dar relevancia es a la palabra “fareey”. Entiendo que está relacionada con la palabra árabe “fareeq” que significa “un grupo de gente”. De todas formas, la mejor traducción de “fareeq” sería “vecindario o barrio”. La serie de dibujos dirige nuestra atención a la desaparición de los “fareey” originales. Muestra un tipo de gente cuya vestimenta, actitud, forma de hablar, nivel económico, gastronomía, hogar y forma de ganarse la vida es tan diferente de los emiratíes que todos nos encontramos y conocemos diariamente, que prácticamente se podría decir que son dos razas o tipos de gente diferente.

Aun así, todavía se puede encontrar esta antigua raza. Están en las zonas menos ricas de Emiratos Árabes Unidos. Tienes que ir a buscarlos si quieres encontrarlos y definitivamente debes evitar las “áreas de patrimonio” que se han creado al “estilo Singapur” como una oportunidad para hacer un par de fotos y donde hay señoras mayores cocinando grandes crepes (Jobs regag o Jameer) para turistas. Uno se pregunta que se solía comer con estos crepes, ya que hoy en día se ofrecen las opciones de Queso Kraft o Nutella como “comida tradicional”, sin una pizca de ironía.

Cuando consigues escaparte del “patrimonio envasado para venta al público” y te adentras en el corazón de Ras Al Khaimah o Dibba, entonces puedes ser afortunado y encontrar un barrio real. Y cuando esto sucede, quizás estarás encantado de encontrar un barrio parecido al mismo en que tú mismo creciste; con la excepción de que el bar o ‘pub’ es una tetería y la sólida pero descuidada iglesia, es una mezquita modesta y concurrida. Y aquí es donde la palabra “fareey” se superpone a una palabra mucho más importante “fitra”, una palabra que llega hasta el corazón del Islam – harmonía con la naturaleza -. Cuanto más nos alejamos de la naturaleza, por nuestra adicción a los inventos y lo nuevo, más débil se hace nuestra creencia.

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