Encadenados a los bloques de la honestidad

Una loa a la tecnología blockchain, por cuestión de principios

El Buda alcanzó la iluminación debajo de un árbol. Siddhartha meditando junto al arroyo de agua limpia. Shayj ash-Shaddili tuvo su realización espiritual en la fuente, al pie de la Montaña del Mundo. Musa habló con Dios en el Monte Sinaí y Jesús se retiró a ayunar y meditar cuarenta días al desierto para estar con Su Señor y vencer al demonio.

El maestro y sello de los Profetas subía cada año a la cueva, en la cumbre de la montaña de la Luz, y en ella le reveló nuestro Señor el Corán.

Es cierto que la verdadera naturaleza del ser humano se activa y se revitaliza cuando la Naturaleza del mundo, en su orden divino, se alinea con la naturaleza primordial de la identidad, del yo, o más bien al revés, cuando el pensamiento, la respiración, el latido del corazón, la intención y la acción están en un estado de calma y armonía que no causa discordancia alguna con la naturaleza, pues tanto la materia y la energía del hombre como la del mundo natural y todas sus manifestaciones (la montaña, el mar, la fuente, el árbol, el desierto, el día, la noche, las estaciones, y los ciclos de la vida) son pruebas de los Nombres y Atributos divinos. La discordancia es del ego.

La civilización humana, con sus ciudades, comercio, construcción, agricultura, artefactos y complejas estructuras sociales, legales y de gobierno ha tenido fases de mayor y mejor alineamiento con el orden natural, y otras de disrupción, corrupción y destrucción de la tierra y del orden primigenio, como la época en la que nos ha tocado vivir.

La justicia y la equidad son los indicadores de una sociedad sana. La injusticia, la depredación y el engaño son síntomas de una sociedad en decadencia.

En todas las épocas históricas, desde la antigüedad hasta nuestros días, han existido hombres y mujeres que han encontrado su propia naturaleza auténtica: sus voces han resonado con la claridad de la inteligencia, la elocuencia de la razón, la belleza sublime del amor y sus vidas han servido de modelo, de referencia y de inspiración.

La complejidad de nuestro tiempo, en el que la especie humana ha acelerado el desarrollo de la ingeniería, los medios de comunicación y sistemas de información con continuos inventos, con nuevos medios técnicos, cada vez más sofisticados, aplicados a todas las esferas de la actividad humana, quizá pueda percibirse, como un distanciamiento cada vez mayor de la condición natural y del equilibrio original, como barreras cada vez más espesas que nos separan de la armonía con nuestro origen y con nuestra verdadera razón de ser. Y ciertamente lo son.

Sin embargo, el avión que sostiene en el aire a varios cientos de pasajeros y sus equipajes, la conversación entre amigos o familiares, viéndose y escuchándose con perfecta nitidez a miles de kilómetros de distancia en la pantalla de un minúsculo artefacto que se sujeta en la mano, o el pago de una transacción con un leve toque de una tarjeta mágica, por citar sólo algunos “milagros” que ya son normales en nuestra vida cotidiana, son motivos de asombro y causas de gratitud. Verdaderamente se nos han dado dones prodigiosos, tenemos genios que salen de lámparas maravillosas y nos conceden nuestros deseos sin esfuerzo por nuestra parte. Estos dones señalan a la grandeza de la criatura humana en la creación, su preeminencia y también nos muestran la responsabilidad que recae sobre nuestros hombros. Todas las criaturas vivas y las inertes de la tierra, de los mares y de los cielos están sometidas a nuestra voluntad y disponibles para nuestro uso y beneficio. Siempre ha sido así.

Los medios y artefactos que la civilización humana ha desarrollado son signos portentosos de la capacidad del hombre, otorgada por su Creador, son en sí mismos manifestaciones de la gracia divina con nosotros.

Ahora, como en tiempos antiguos, es la ilusión que se apega a las formas, y la ilusión más poderosa es la propia forma, el ego, la que construye las barreras y la que corrompe y desvía de un sendero recto. Es el ego el que teje una red de mentiras para impedirnos tener éxito. El engreimiento, la arrogancia, el miedo, la cobardía, la envidia, la codicia y otras pasiones y emociones negativas son sus herramientas.

Cuando lo que prevalece en nosotros son la humildad, la gratitud, la compasión, la pureza de intención y la equidad en nuestros tratos y transacciones, entonces ningún artificio, ningún sistema tecnológico, por complejo que sea, ningún entramado de información o mecanismo de comunicación o herramienta auxiliar en las transacciones comerciales es impedimento para mantener la conciencia limpia y nuestro estado de ánimo en armonía con la naturaleza primordial.

Sirva todo este largo preámbulo para llegar al asunto que me interesa: explicar como la tecnología de última generación representa una oportunidad de alinear nuestra actividad con el orden natural.

La tecnología de las cadenas de bloques, blockchain technology, es la última generación de la codificación compartida de la información. La información puede ser verdadera o falsa, o puede manipularse para satisfacer algún objetivo interesado. Si existiera una garantía de que la información está verificada, no es manipulable, es inalterable a cualquier manipulación, es accesible a todos los implicados en un acuerdo, contrato, proyecto o transacción, y completamente a salvo de la indiscreción, robo, cambio o destrucción a manos de cualquiera que no esté incluido en ese acuerdo, contrato, proyecto o transacción en particular, eso representaría un instrumento valiosísimo de armonía social, legal, política y comercial. Eso es exactamente lo que proporciona esta tecnología y por eso se están sirviendo de ella aventuras especulativas como las cripto-monedas.

La tecnología blockchain consiste en paquetes de información verificada y autentificada que se vuelve a actualizar una y otra vez, de modo regular cada vez que existe un cambio autentificado en el proceso de ese trato, transacción o proyecto. Cada cambio o alteración de la información queda registrado siempre, en el siguiente paquete de información y esos paquetes, verificados y autentificados, forman cadenas inmutables de datos conocidos y accesibles a todos los implicados en ese asunto, los participantes en esa sociedad, trato o transacción. Las aplicaciones son ilimitadas, pero lo significativo es que esta compleja herramienta automatizada, resultado de prodigiosos avances de la tecnología digital, reafirma la protección de la verdad en sus paquetes de información, garantiza el cumplimiento de los términos de los acuerdos, proporcionando un conocimiento fiable y transparente de cada paso y cada movimiento al alcance de todos los implicados.

Estas son cadenas de confianza, liberadoras y capacitadoras, no esclavizantes ni degradantes. Por medio de este instrumento tecnológico se guarda la integridad de las transacciones y la honestidad en el cumplimiento de los términos de los acuerdos, así como la actualización fidedigna de la información relevante para las personas o entidades vinculadas entre si en el acuerdo. La tecnología más básica del papel y la pluma podrían servir también para la misma finalidad. Lo esencial en ese caso sería siempre lo mismo, y merece celebrarse que exista un medio tecnológico cuyos fundamentos son asegurar la autenticidad, salvaguardar los derechos,  ofrecer transparencia y garantizar la confidencialidad de la información.

Para quien no quiera adherirse a este sistema, o prefiera seguir utilizando medios de documentación, comunicación y archivo más tradicionales, aun así la tecnología blockchain puede servirle como metáfora y como recordatorio: verifica la información, actualízala regularmente, guárdala y preserva la secuencia de los cambios efectuados, comparte esa información con las personas o entidades involucradas y dales acceso a ellos a introducir sus propias aportaciones y modificaciones. Cumple con tu parte de lo acordado y comprueba que los demás también cumplen con la suya. Si tienes la buena fortuna de asociarte con personas que también están convencidas de actuar de esa manera, entonces estarás contribuyendo a establecer la equidad en la tierra y a mantener a la civilización humana en armonía con el orden divino. Responder, corresponder, actualizar la información con veracidad cada vez que se produce un cambio, una y otra vez.

Por todo lo dicho anteriormente, la tecnología blockchain es especialmente útil para establecer transacciones halal (mu’amalat) libres de usura y sin la intervención o la mediación de las instituciones bancarias. La banca ha institucionalizado la práctica inmoral e injusta de la usura porque cuenta con el respaldo del sistema legal en todos los países del mundo, desgraciadamente también en los países de tradición musulmana, y porque los bancos son percibidos como entidades fiables, su información está guardada confidencialmente y sus transacciones son conforme a contratos claros y legales, aunque sean injustos e inmorales. Con la tecnología blockchain podemos documentar transacciones de manera fidedigna y sin la participación parasitaria de las instituciones bancarias, directamente entre los participantes en la transacción.

La última revelación profética confirmó a las anteriores también en este punto: el incremento injustificado en el equilibrio de una transacción, que se impone por una de las partes (el interés) es ilícito. La tecnología blockchain es una herramienta útil para ejercer nuestra soberanía y recuperar nuestra independencia libres de las ilusiones impuestas por la pasividad, el miedo, la cobardía y la codicia que han enturbiado nuestros intelectos y están degradando nuestro planeta.

El Mensajero de Allah, que Allah lo bendiga y le conceda paz, dijo: “El comerciante honesto e integro estará con los profetas, los verídicos y los mártires”.  La tecnología blockchain es una herramienta enormemente útil y valiosa para practicar la honestidad y defender la integridad en las transacciones.

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