El fin de la Nación Estado

 

Vecinos del barrio de Gamonal, Burgos, protestan ante la policia

Este artículo ha sido escrito a raíz de los recientes acontecimientos sucedidos en Europa y el resto del mundo, pero en particular en España. Su propósito es arrojar luz acerca de la situación y analizar las posibilidades para una posible salida de esta crisis en la que el mundo está inmerso. Para esto es necesario refutar ciertas nociones con las que posiblemente estemos familiarizados, como también debemos identificar quién es el verdadero enemigo en esta situación. Primeramente observaremos los acontecimientos que han ocurrido en España.

A mediados de enero de 2013 España estalló en disturbios. Las protestas comenzaron en Burgos, ciudad con una alta tasa de desempleo y más de 135 millones de euros de deuda. Las protestas fueron provocadas por los planes del alcalde de construir un aparcamiento subterráneo.

Los partidarios de la construcción del aparcamiento subterráneo y la remodelación del bulevar, naturalmente, declararon que la obra crearía puestos de trabajo. A pesar de esto, los residentes del barrio del Gamonal no cejaban en su empeño argumentando que la obra reduciría la capacidad de la calle en casi la mitad, desembocando en problemas tales como el incremento del parking de pago con respecto al gratuito, que solo sirve para llenar los bolsillos de unos pocos a costa de muchos, entre muchos otros inconvenientes. En los últimos años, Burgos ha visto escuelas cerradas, falta de viviendas, desahucios, etc.

Inicialmente, se pretendían ignorar las protestas, sin embargo, cuando éstas se extendieron a otras ciudades, entre ellas Barcelona y Madrid, se comprendió que la situación no podría ser convenientemente barrida de un plumazo.

Estos disturbios no fueron una sorpresa para muchos que perciben esto como una reacción inevitable ante la propuesta de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, con artículos muy controvertidos y que son una clara señal de la democracia al borde del colapso. Uno de los más importantes se refiere a las protestas no autorizadas: sería ilegal protestar frente al Parlamento español, el Senado o cualquier edificio gubernamental sin el consentimiento del Gobierno. Los que no se adhieran a esta nueva ley podrían incurrir en multas de entre 30.000 a 600.000 euros. Grabar o fotografiar a la policía, lo que una vez fue un derecho de todo ciudadano, y que se considera la defensa de los ciudadanos contra los funcionarios corruptos de estos cuerpos, incurriría en el mismo tipo de infracción.

Para obtener una mejor comprensión de lo que está sucediendo en España es imposible aislarlo de lo que ha venido ocurriendo en otras partes del mundo. En primer lugar, México. Aquí los disturbios y protestas han ocurrido, sobre todo, por los recortes en el sector educativo. En segundo lugar, la quiebra de Grecia, que es un ejemplo de lo que puede llegar pasar. En tercer lugar, Islandia, que se enfrentó a su Gobierno y lo destituyó cambiando en el proceso su propia Constitución. Estos no son más que unas pinceladas para ponernos en contexto, está también Brasil, y, por supuesto, Bosnia.

Todos estos países han sido objeto de una drástica disminución de los servicios sociales: vivienda, salud, educación y seguridad. Cuando encontramos un conflicto interno que se presenta como una situación global, es imposible entender los eventos desde una perspectiva aislada. Al adoptar esta postura, lo que se hace manifiesto es el denominador común, el Estado, y lo que está más allá del Estado.

La idea del Estado fue desarrollada principalmente por Thomas Hobbes. Hobbes creía que el hombre es por naturaleza egoísta, y en el caso de que conservara su soberanía nos encontraríamos con un ser humano sin límites en la búsqueda egoísta de sus apetitos. La única manera por la cual los seres humanos podrían coexistir es ceder su derecho a la violencia a una entidad que está por encima del hombre. Hobbes se refería a él como el Leviatán. A cambio de renunciar a su derecho a la violencia, el Leviatán actuaría como árbitro en los asuntos de los seres humanos, solucionando sus conflictos y ofreciendo protección a su persona y propiedad. Este es el llamado contrato social y esta es la premisa por la que el Estado existe.

La legitimidad del Estado depende de su reconocimiento por parte del pueblo. Sin embargo, con el creciente aumento de entidades supranacionales como la ONU, la OTAN y la UE la soberanía de las naciones ha sido comprometida. Los pasos que se están dando hacia la globalización, sin duda, resultarán en un sistema totalitario, en el cual nadie será libre, a pesar de que todos seremos libres.

Antes de proponer algunos pasos que se deberían tomar con el fin de evitar esto, hay que entender que el propio Estado es impotente. Uno de los signos de que Europa se encamina en esta dirección es la evolución del lenguaje. Dos palabras en las que se cree fervientemente son “democracia” y “libertad”. Sin embargo, la democracia actual, que normalmente se suele vincular a la antigua Atenas, ciertamente no es lo mismo que lo que ellos tenían. La situación de Atenas era muy diferente. Era una democracia directa, donde los ciudadanos formaban la Asamblea y votaban directamente la legislación y las propuestas de ley. Aquellos que usan Atenas como modelo democrático para argumentar que la democracia actual funciona, o saben que intencionadamente es un engaño, o están mal informados. En Atenas no podían votar los esclavos, los esclavos libertos, las mujeres, los niños, ni tampoco los metecos. Solo los hombres eran considerados ciudadanos, y comprendían alrededor del 20% de la población. En segundo lugar, como hemos comentado, la votación era de forma directa. La democracia representativa es una ilusión, y se utiliza para asegurar que las personas renuncien a su soberanía y mantenerlas en una condición de esclavitud perpetua.

Esta exención de impuestos también conlleva la verdadera connotación de libertad, que es destacada por el famoso compositor y amigo de Wagner, August Röckel: “Libertad es integridad. El que es fiel a sí mismo, es decir, que actúa de acuerdo con su propia naturaleza, es LIBRE, estrictamente hablando; las restricciones impuestas desde el exterior son impotentes a no ser que tengan éxito en destruir la integridad de su víctima, lo que le induciría a ocultar y convencerse a sí mismo y a otros que es una persona diferente de la que él es en realidad”. Esto es la libertad. El Estado nunca cumplirá con las necesidades del pueblo, ya que se ha convertido en una herramienta del capitalismo y es una parte fundamental del mismo. Quienes administran el funcionamiento de la máquina nunca podrán servir al pueblo, ya que la única forma de entrar en la política y ascender es por medio de la ayuda económica proporcionada por empresas y entidades supranacionales. Todo pensamiento de reforma debe ser rechazado.

No puede haber reforma. El sistema financiero capitalista, que se supone totalmente independiente de la política, ha sometido a la política, al sistema de Estado democrático. Los hombres deben mirar más allá del Estado y darse cuenta de que el sistema bancario capitalista global, basado en la usura y la expropiación de la riqueza, es el enemigo. Si esto se pasa por alto, el pueblo se encuentra en servidumbre continua al mismo sistema bajo una apariencia y/o partido diferente. Ya que, como a menudo se olvida, no puede haber revolución sin una transferencia de riqueza.

Los miembros de la elite financiera, que se definen como filántropos, son, en realidad, misántropos. Están destruyendo la Tierra en su afán por satisfacer su codicia insaciable. Para que esto fuese posible, introdujeron leyes para separar el «mercado» del control del Estado, y siguiendo a este éxito, continuaron hasta llegar a dominar la política. Después de esto, una seudociencia, la economía, tuvo que ser inventada con el fin de hacer creer a la gente en el sistema bancario, cuando no es nada más que una ilusión que sirve de excusa para la expropiación de riqueza. El papel moneda y las monedas electrónicas deben ser rechazadas, aceptarlas equivale a aceptar la ilusión y con ello mantener el estatus quo.

Una vez que la corrupción del sistema estatal y la falacia de la democracia se dan a conocer, muchos empiezan a desesperarse y defienden que la única solución para el hombre es el anarquismo. La atracción al anarquismo es debido a la creencia ingenua de que el anarquismo devuelve la soberanía al hombre. Los anarquistas defienden la postura de que el Estado es malo y el hombre bueno. Han hecho un juicio moral, y este pensamiento proviene de la religión o del Estado, dos cosas que supuestamente detestan. No son capaces de dar respuesta a cómo es posible que el hombre sea soberano en su estado actual. Apoyar el anarquismo es apoyar la guerra civil y el fratricidio.

Tanto en la República romana como en la francesa hubo una representación falsa de la libertad, la igualdad y la fraternidad, mientras que en realidad nunca se había llevado tan bajo al pueblo. Carlyle en su obra Historia de la Revolución francesa narra los acontecimientos de “El reino del terror”, y muchos estudiosos de finales de la República romana han hecho mención a las proscripciones de Sila y también a las del Segundo Triunvirato. La brutalidad y la depravación no pueden ser pasadas ​​por alto.

En la situación en la que nos encontramos ahora, una guerra civil global parece casi inevitable; sin embargo, en el proceso, la gente debe mantenerse al margen de toda reorganización anarquista. En el supuesto de  que reine la anarquía, el único final al caos y la matanza será la tiranía. Francia tuvo a Napoleón, Rusia, a  Lenin, y la República romana tuvo a los césares. Este es el curso natural de los acontecimientos si el pueblo aspira a rebelarse. Paz a costa de sumisión fue la decisión lógica que tomaron los senadores romanos ante la caída de la república, pax et princeps.

Para navegar a través de las turbulencias actuales y volver al reino de la cordura el pueblo debe mirar más allá del Estado, rechazar en su totalidad las instituciones bancarias, así como las propuestas, todavía en proceso, de convertir la moneda en un medio completamente electrónico. Este sería el peor resultado posible, y, naturalmente, significaría que aquel que desarrollase este sistema estaría dando los primeros pasos hacia la tiranía. En el campo de las finanzas, la solución es que el comercio se realice de hombre a hombre, eligiendo como moneda algo que tenga un valor intrínseco y que la especulación con dicha moneda sea difícil.

El paso siguiente sería liberarse del individualismo, por el que el hombre se aísla y no se ve a sí mismo como parte de un colectivo con un propósito y un proyecto común. El pueblo debe permitir que el más noble de entre ellos se eleve para liderarlo. Esto permitirá el resurgimiento de esas virtuosas cualidades que durante tanto tiempo han sido enterradas.

Sin embargo, esto es imposible de lograr sin alguna forma de ley que guíe al hombre. Islam eleva al hombre. La Shahada es la declaración “no hay más dios que Allah, y Muhammad es el Mensajero de Allah”, y lo contiene todo. En “La ilaha illa Allah” se incluyen todas la leyes de la ibada: Salat, Zakat, Saum y Hayy, con una aqida correcta asegurando un tauhid puro, evitando la idolatría.

Las cinco oraciones diarias, salawat, sirven como un recordatorio para el hombre de que será levantado después de la muerte y preguntado por lo que hizo, y por esto limita la mala acción; el impuesto anual sobre la riqueza, Zakat, recolectado de entre los que tienen una cierta cantidad de riqueza acumulada y distribuido a los pobres, de entre las siete categorías, garantizando la salud de la comunidad, ya que se purifica y redistribuye la riqueza, evitando su acumulamiento; el ayuno obligatorio en el mes de Ramadán, que debilita los apetitos inferiores, permitiendo así que el hombre se concentre en actividades superiores; y, por último, la peregrinación a la Casa de Allah en su tiempo prescrito.

En “Muhammad rasulu Allah” se resumen todas las relaciones sociales, entre las que dominan las restricciones y prohibiciones con respecto al comercio y el mercado, todas las regulaciones de compra y venta, los modelos permisibles de acuerdos comerciales, prohibición de la usura. Este es el rechazo de un sistema capitalista injusto y la recuperación de un ejemplo profético, en el que los mercados libres se establecen, las transacciones injustas son abolidas y la educación prospera.

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