El calendario musulmán y la autoridad

Calendario

Dice Allah en Su libro: “El número de meses para Allah es doce, en el Libro de Allah, el día en que creó los cielos y la tierra. De ellos, cuatro son inviolables. Este es el Din recto”. Sura at-Tawba, 36

El libro de Allah al que alude la aleya es al-Lau al-Mafuh (la Tabla Protegida). Allah estableció estos meses y les asignó sus nombres el día en que creó los cielos y la tierra, y todo ello lo reveló a Sus Profetas en los libros revelados.

Esta aleya indica la importancia del calendario, tal como lo conocían los árabes, para la determinación de los actos de adoración como el ayuno, los ritos de la Peregrinación y demás. Los meses son lunares y el número de días no sobrepasa de treinta, dependiendo del recorrido de la luna en sus fases.

Fue ‘Umar Ibn al-Jaṭṭab quien estableció que el primer mes fuera Muḥarram y el último Dhul-Ḥiŷŷa. Y los cuatro meses inviolables son Raŷab, Dhul-Qi’da, Dhul-Ḥiŷŷa y Muḥarram. La determinación del comienzo de un mes depende de la observación de la luna y está ligada a la confirmación de dicha observación por parte de una autoridad legítima.

Dice Allah en Su libro: “Y quien de vosotros presencie el mes que lo ayune”. Ver el mes significa ver el hilal (la Luna Nueve Visible) del mes. El Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “Ayunad al verlo y dejad de ayunar al verlo, y si se os nubla, completad la cuenta de Sha’ban en treinta”. (Recogido por el Bujari)

Y así mismo está confirmado que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “No ayunéis hasta que no veáis el hilal y no dejéis de ayunar hasta que no lo veáis”. (Lo recogió el Bujarí)

Y transmitió at-Tirmidhi, de Abu Huraira, del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, que dijo: “Estad atentos al hilal de Sha´ban para Ramadán”. Dice  Ibn Ŷuẓai en su libro al-Qawanin al-fiqhiya: “El ayuno de Ramadán y la ruptura del ayuno el día del Fiṭr, son obligatorios al ver el creciente, y si se nubla se completan treinta días”.

La visión de la Luna Nueva Creciente –hilal–, tiene varios aspectos:

– El primero es que alguien vea el hilal de Ramadán, lo cual hace obligatorio que él ayune, según la mayoría de la gente de conocimiento, de manera que si rompe el ayuno tendría que recuperar y reparar. Pero, según Malik si ve él sólo el hilal de Shawwal, no deberá romper el ayuno por temor a levantar sospechas y evitar equívocos y males mayores. Y hay quien dice que puede romper el ayuno a escondidas y en caso de hacerlo no recae sobre él reparación alguna en lo que hay entre él y Allah, pero si hay gente que lo sigue, se le castiga, si hay sospecha.

– El segundo aspecto es que atestigüe su visión un solo testigo con lo cual no es obligatorio ni ayunar ni romper el ayuno.

– El tercer aspecto es que atestigüen dos testigos de confianza designados por la autoridad de forma que por ellos dos se confirma el ayuno y la ruptura del ayuno en el nublado de una manera unánime y si está despejado y hay una ciudad grande se confirma por ambos según lo más conocido.

– El cuarto es que lo vea un grupo numeroso de gente, en cuyo caso se confirma aunque no sean de confianza, sin  necesidad de testimonio.

– El quinto es que la autoridad informe que se le ha confirmado.

– El sexto es que alguien de confianza informe que se ha confirmado para la autoridad o que lo ha visto la generalidad de la gente.

– El séptimo es que la gente de un país informe de que lo ha visto la generalidad de la gente o que ha sido confirmado ante su autoridad.

– El octavo es que informen dos de confianza que lo han visto.

– El noveno es que uno de confianza informe que lo ha visto en un lugar donde no haya una autoridad que lo pueda evaluar.

Y tiene cuatro ramificaciones:

– La primera es que si está nublado se completan treinta días sin recurrir a lo que digan los astrónomos.

– La segunda es que si lo ve la gente de un país es obligatorio para la gente de los demás países siempre que no haya una gran distancia, como es el caso del Ḥiŷaẓ y al-Andalus, y esta opinión es unánime.

De hecho, en la época de Al-Ándalus, había un sistema para conocer si se había visto el creciente de la luna en el norte de África por medio de hogueras que se iban encendiendo conforme se difundía la noticia confirmada de la visión del hilal, hasta llegar a la costa del estrecho, de manera que si en al-Ándalus no se había visto, pero sí se había visto al sur de Marruecos, la noticia llegaba a la gente de al-Ándalus y viceversa.

– La tercera es que si se ve el hilal de día es para la noche siguiente. Y dijeron Ibn Wahb e Ibn Ḥabib que si se ve antes del mediodía es para la noche anterior.

– Y la cuarta es que si asciende el hilal de Ramadán, pero no se hace manifiesto y luego se confirma al día siguiente que se había visto, se hace obligatorio dejar de comer ese día y recuperarlo; y si se confirma el creciente de Shawwal de día, se hace obligatorio romper el ayuno.

Todo esto pone de manifiesto dos cosas: una es que el inicio del mes lunar se establece en función de la observación de la Luna Nueva Creciente  y la segunda es que allá donde hay una autoridad establecida, el emir es responsable de enviar personas que cumplan los requisitos obvios de capacidad de observar y ser de confianza en su testimonio, para que observen el hilal y así lo testifiquen.

Un cálculo matemático no puede ni debe suplir la sencillez y claridad de la sharia y la sunna. El argumento de que la umma es una, esgrimido para defender que toda la umma empiece y deje de ayunar un mismo día, no se sostiene. En primer lugar porque la umma es una por definición y en segundo lugar porque si algo representa su unidad habría de ser el califato, y es sabido que en los tiempos en los que lo hubo y en los tiempos de mayor esplendor del Islam, el comienzo del ayuno del mes de Ramadán, al igual que su término, se establecía según la visión del hilal. De hecho, en los tiempos de al-Ándalus, existía un conocimiento astronómico y matemático suficiente para establecer un calendario calculado y no se utilizaba. Por ello, no existe ningún argumento relevante para cambiar algo que está corroborado por la ley revelada y por la sunna y no se ve afectado por el paso del tiempo ni por los nuevos conocimientos que la ciencia moderna pueda aportar.

En tiempos de confusión se hace más preciso aún aferrase a la sencillez y humanidad de la sharia y la sunna.

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