“EE. UU. es una oligarquía, no una democracia”, concluye un estudio de la universidad de Princeton

EE UULos Estados Unidos están  gobernados por una élite rica y poderosa. Esta es la conclusión a la que llegan el profesor Martin Gilens, de la Princeton University, y el profesor Benjamin I. Page, de la Northwestern University, en su último estudio.

Esto no es ninguna noticia nueva, se puede argumentar. Pero los dos profesores han elaborado un exhaustivo estudio basado en datos empíricos para llegar a esta conclusión, y esto sí es algo novedoso. Así es como lo explican:

Un análisis multivariado indica que las élites económicas y los grupos organizados que representan intereses económicos tienen un impacto substancial independiente en las políticas del Gobierno de los EE. UU., mientras que los ciudadanos comunes y los grupos de presión que representan a las masas tienen poca o ninguna influencia independiente.

En otras palabras, la reducida élite económica conduce las políticas, mientras que el ciudadano americano normal tiene poca o ninguna influencia real.

Los dos profesores han llegado a esta conclusión después de revisar la respuesta del Gobierno a 1.779 propuestas de leyes presentadas durante 1981 y 2002. Han desgranado las respuestas a estas propuestas dependiendo del nivel económico de quien las presentaba, y luego han determinado cuántas veces ciertas élites económicas y grupos organizados defendiendo ciertos intereses han visto sus políticas aprobadas con éxito. El estudio determina:

Cuando una mayoría de los ciudadanos está en desacuerdo con la élite económica y/o con ciertos grupos que defienden intereses privados, por lo general pierde. Aún más, gracias al statu quo inherente al sistema político de EE. UU., incluso cuando mayorías bastante grandes de americanos apoyan una legislación, por lo general no la consiguen.

Los autores han dirigido este estudio como una respuesta a la pregunta: ¿quién gobierna realmente? Y han llegado a la conclusión de que la llamada “democracia americana” ha evolucionado en los últimos tiempos hacia una oligarquía controlada por una élite rica. Es decir, que la respuesta a la pregunta mencionada al principio de este párrafo es que, basándonos en dicho estudio, América está gobernada por la minoría rica.

La respuesta por parte de muchos comentaristas en diversos medios americanos ha sido variada. Eric Zuess, escribiendo para Counterpunch.org, dice: “La democracia americana es un engaño, no importa lo mucho que sea promocionada por los oligarcas que controlan el país −y que controlan los medios de comunicación del país−. (…) los Estados Unidos son similares a cualquier otro país −y pone el ejemplo de Rusia, archienemigo histórico de los EE. UU., pero cualquier otro valdría− dudosamente ‘democrático’ o ‘electoral”.

Los profesores argumentan que una posible objeción a su estudio sería “que el ciudadano americano común no presta atención a la política y es ignorante sobre la política pública. ¿Por qué entonces deberíamos preocuparnos si sus pobremente informadas preferencias no influencian las decisiones políticas?”.

Continúan este contra-argumento diciendo, de forma casi irónica, que quizás estás élites económicas y lobbies sepan mejor qué beneficia al país y al ciudadano. Sin embargo, sostienen la argumentación contraria:

Por supuesto, los americanos ricos y los ejecutivos corporativos suelen saber más sobre impuestos y políticas regulatorias que les afectan directamente. Pero ¿cuánto saben sobre el impacto humano de la Seguridad Social, el (programa) Medicare, los sellos de comida o el seguro para el desempleo, nada de lo cual es crucial para su bienestar?

La conclusión de este estudio es que, a pesar de lo mucho que se aclama la democracia americana dentro y fuera del país, esta solo existe de jure pero no de facto. Y si esto es así para América, es un indicio de que el resto de países moldeados de acuerdo al sistema político de los EE. UU. −aunque existan particularidades propias en cada uno− siguen el mismo camino, si no han llegado ya al mismo estadio.

Un último punto a resaltar es que, de acuerdo al filósofo alemán de origen surcoreano, Byung-Chul Han, en su libro La sociedad del cansancio, el hecho de hablar sobre un tema en concreto es un indicativo de que esa tema en cuestión ya ha sucedido. Es decir, podemos seguir creyendo que vivimos en un democracia libre donde nuestros intereses y necesidades son escuchados y respondidos, o podemos aceptar la realidad de la ilusión que esto supone y actuar en consecuencia.

El estudio está a disposición del público en la web de Princeton University (en inglés).

 

Salir de la versión móvil