Desarrollo sostenible. Una perspectiva Islámica

Desarrollo sostenible. Una perspectiva Islámica

EN APRIETOS

El hecho de que cerca de cincuenta mil personas desde líderes nacionales a activistas de comunidades rurales de cada rincón del mundo estén ahora en Johannesburgo para participar en esta Cumbre ha de significar que los asuntos referidos al Desarrollo Sostenible están siendo tomados ahora seriamente por las personas en todos los niveles sociales. Global Environment Outlook 3 (GEO 3) (1), el informe publicado por la UNEP* con ocasión de la Cumbre, merece una seria lectura. El párrafo de introducción a su Informe Sumario (2) le da a uno una idea de la intrincada naturaleza del problema, sin importar cuán arduamente los escritores traten de mostrarse incluso hasta parcos; la Conferencia de las Naciones Unidas de 1972 sobre el Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo constituyó una línea divisoria en el moderno ambientalismo; grandes progresos se han hecho desde entonces en colocar el tema del ambiente en agenda, tanto a nivel local como nacional e internacional; ha habido una proliferación de documentos sobre planes de acción al respecto, nuevos regímenes legislativos e instituciones y “un reconocimiento inexpresado de que el tema del ambiente es demasiado complejo para la humanidad como para ser tratado en cualquier sentido”. (El énfasis es del autor)

Las decisiones adoptadas en Estocolmo se dice que han tenido influencia en el gobierno, la actividad económica, la legislación ambiental internacional, las relaciones bilaterales y han influenciado también las maneras de vida individuales y sociales. Sin embargo, hay problemas. El medio ambiente se encuentra todavía en la periferia del desarrollo socioeconómico. Adicionalmente, la pobreza y el excesivo consumo ejercen una gran presión en el medio ambiente y el desarrollo sostenible permanece como una realidad largamente teórica para la mayoría de la población mundial de 600 millones de personas [sic]. En una palabra, más allá de los discursos, los informes escritos, la legislación y la generación de instituciones, muy poco progreso se ha hecho en este campo. “Ha habido un inmenso cambio tanto en las condiciones humanas y ambientales en los últimos treinta años” (3), para mal, personificadas en la creciente brecha entre las naciones ricas y pobres y el estado deteriorado del medio ambiente. Esto le lleva a uno a la conclusión obvia de que si no empezamos a actuar con la necesaria rapidez hoy, estaremos dejando a las generaciones futuras en un serio aprieto.

De manera alarmante, no parece haber un consenso ministerial ni siquiera en los países desarrollados como el Reino Unido que podría ser contado para dar a la idea del Desarrollo Sostenible un impulso en la dirección correcta.

Esto se refleja en los vergonzosos desacuerdos públicos (4) entre ministros que forman parte de la delegación británica para la Cumbre, uno afirmando que esta reunión es acerca del desarrollo y el otro afirmando que es acerca de la conservación. Una fuente en The Economist (5) asegura que “el Desarrollo Sostenible rompe con el corazón de la relación de la humanidad con la naturaleza” y previene respecto a la contradicción inherente que hay en la búsqueda del crecimiento económico, el cual es “el mejor medio conocido para ayudar a los pobres” y los estragos que esto podría tener en el planeta si no es tratado con cuidado. La fuente observa adicionalmente que “la total magnitud del desarrollo económico que se espera para las siguientes décadas hace parecer inevitable que los conflictos entre la humanidad y la naturaleza aumentarán de forma peor”. Esta es una sopa con ingredientes desagradables en la misma.

A la par que la gente plantea grandes preguntas, las soluciones se desbordan amplia y rápidamente. Qué tiene precedencia, el desarrollo o la conservación? La respuesta depende de si eres un economista o un conservacionista. Pero el Desarrollo Sostenible ha debido arreglárselas para casar ambas cosas a la palabra mágica “sostenible” como en el Brutland de 1987 (6). Sin embargo el debate continúa. ¿Acaso no ha sido exagerada la postura ambientalista? ¿No pueden las fuerzas del mercado y los arreglos tecnológicos solucionarnos este acertijo? ¿Es acaso la naturaleza tan sacrosanta como para que la preservemos a costa del bienestar humano? ¿Debería el progreso sacrificarse en pro de la naturaleza? ¿Acaso la solución no aparece en la manera en que las naciones ricas han lidiado con este problema? Poluciona conforme a tu progreso y luego limpia los deshechos en algún momento en el futuro.

A pesar de toda la evidencia en el sentido de que la capacidad de resistencia del planeta está siendo severamente puesta a prueba hay una feroz resistencia a la idea de la sostenibilidad en los grandes lobbies comerciales. Esto nos hace recordar la década de los 50 y 60s cuando la industria del tabaco presionó y trabajó para negar cualquier vinculación entre el fumar y el cáncer de pulmón. Ahora ellos están pagando millones por daños a aquellos que sucumbieron al hábito de fumar y sufrieron sus consecuencias. El gran comercio es la fuerza detrás de la decisión del gobierno americano de retirarse del Protocolo de Kyoto respecto al Cambio Climático.

Uno de los argumentos detrás del paliativo de las fuerzas de mercado es el de las emisiones de comercio en donde las empresas e incluso los países pueden comprar y vender créditos negociables por polución. Pero, ¿quién le pone un precio al medio ambiente, a la naturaleza? Algunos se han atrevido a intentarlo. En un artículo en el diario Science (7) un grupo de economistas ecológicos “estima que el ratio total de costo beneficio de un programa efectivo para la conservación de la naturaleza salvaje es 100:1”. Los servicios de la naturaleza son valuados en “cerca de un promedio grueso de $ 38 trillones”. Es decir que la naturaleza ahora se ha convertido en una industria de servicios. Aquellos que se preguntan si la tecnología podría salvar al planeta también deberían reflexionar en lo que la tecnología le ha hecho en los doscientos años pasados. ¿Nos hemos vuelto adictos o no? Tiene la naturaleza de una droga en la que a pesar del daño sistemático que nos ha hecho a nosotros y a otros sistemas vivos, ansiamos incluso preparados más drásticos de lo mismo.

Esta cumbre es esencialmente una manifestación de la globalización y podría decirse para calma de la misma que una respuesta global es necesaria para un problema global que esencialmente escapa al poder de la mayoría de las personas representadas en Johannesburgo para este encuentro. Ninguna mención se hace en la GEO 3 de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que varios consideran como la bete noir del Desarrollo Sostenible. Es una organización basada en el afán del lucro y en lo principal sirve los intereses de las Corporaciones Multi Nacionales (CMN). El Desarrollo Sostenible no está en la lista de sus prioridades (8). Cinco CMN control el 50% de los mercados globales en asuntos aeroespaciales, electrónica, automóviles, aerolíneas y acero; cinco controlan el 70% en artículos duraderos; cinco controlan el 40% en petróleo, computadoras personales y los media. El 51% de las más grandes economías hoy son de CMN, no de países (9). También es interesante notar que las ventas de 200 compañías representan el 28.3% del PBI mundial y que estas empresas emplean solamente el 0.75% de la fuerza mundial de trabajo (10). Esto debería sonarnos la alarma para el Desarrollo Sostenible, toda vez que fuerzas poderosas trabajan en contra del mismo. Ya que el mundo es guiado por la economía, es bueno ser consciente de que una de las máximas de dicha disciplina es la utilización de recursos escasos en su más eficiente (es decir, rentable) uso posible. El Desarrollo Sostenible no figura en esta ecuación. De cualquier manera, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su último informe (11) invita a que hayan mercados más abiertos y recuerda a los países industrializados que sus subsidios a la producción y la exportación le cuestan a los países pobres pérdidas en exportación mayores a los 56 mil millones de dólares que esos mismos países reciben anualmente en ayudas. El compromiso del comercio libre por parte de los países ricos es simplemente superficial, toda vez que los asuntos de la política doméstica toman la precedencia.

LOS APETITOS DE LA DEMOCRACIA

La democracia no es un nuevo fenómeno ni es una invención del Occidente. Ha prosperado en las sociedades humanas de muchas maneras y lo que se propaga hoy en día es una forma política que ella ha adaptado con la modernidad para servir a las necesidades de la modernidad misma. La modernidad destruye y devora las culturas tradicionales y las sociedades y tiene un apetito voraz por los recursos limitados de la naturaleza. La modernidad junto con su vínculo indisoluble al Estado y al mercado no deja a ningún individuo libre de la influencia del mercado (12). El mercado no es más hoy el de la comunidad local, en donde los participantes tienen propósitos e intereses comunitarios. La economía moderna, cuyo alcance actual es global, desvaloriza y destruye todo un campo de actividades humanas, redes humanas, solidaridad, cooperación y reciprocidad (13). Lo que surge de esto es una forma egoísta de consumismo individualista, que está destruyendo la cohesión comunitaria y la solidaridad. Este individualismo es ilusorio, toda vez que niega la verdadera posibilidad de elegir, habiendo sido los individuos “funcionalizados” y transformados en “dientes y máquinas” (14). La aldea global es ahora una cultura global homogeneizada definida ampliamente en términos económicos. Emergió a través de la progresiva disolución y destrucción de las antiguas culturas tradicionales y de la marginalización de las grandes religiones por lo que ha venido a llamarse el orden científico secular (15). Otro escritor observa que la fuerza motriz de la modernidad es su obsesión con el éxito; su aspiración a crear una gran sociedad es ilusoria y totalitaria si se la mira en perspectiva, toda vez que ella ve a todas las otras sociedades como irracionales. Él describe a la modernidad como la violación de los valores tradicionales ancestrales y observa una lucha titánica entre ella y la tradición. La sociedad tecnológica que ella adopta tiene tendencias deshumanizantes (16). Mucho de ello se encuentra encerrado en la difícil situación de las comunidades tradicionales de África y otras partes del mundo en la actualidad.

La modernidad se introdujo en la era de los estados-nación, utilizó el nacionalismo al servicio de la autoridad estatal y promovió los intereses nacionales como el criterio de la política estatal (17). La democracia funciona al servicio de los intereses del estado nación, esto es, para el pueblo de dicho estado y no para el pueblo de los otros estados. El “producto neto interno”** tiene la prioridad, y ésta es la razón de porqué los Estados Unidos se retiraron del Protocolo de Kyoto acerca del Calentamiento Mundial. Desde esta perspectiva parecerá natural que los políticos compitan entre sí en ofrecer a sus votantes más y más altos estándares de vida. El partido que vende el mejor paquete gobierna a un electorado tranquilizado hasta el siguiente “round”. De cualquier modo, hay un problema de orden mayor con esta situación superficialmente aceptable. Los altos estándares de vida se producen a expensas de un planeta limitado. Como muestra la imagen del satélite Landsat de 1972, el mármol azul en el espacio tiene límites. Pero eso no es todo. Las naciones compiten unas con otras para estar en el primer lugar de la liga del ingreso per capita, la liga del PBI, etc., medidas todas de bienestar económico que crecen inexorablemente y de manera “no sostenible” cada año. El informe del PNUD (18) otorga a Noruega el primer lugar en su lista de Desarrollo Humano. Pero, a la par que decimos “bien hecho” Noruega, debemos asimismo preguntar si ello se ha alcanzado de una manera sostenible y preguntarnos asimismo si ello no es una invitación para que el resto de países sigan el ejemplo. Sería interesante hacer una comparación entre las huellas ecológicas que dejan tras sí las primeras diez naciones en el ranking de 173 países, y las del resto.

Tenemos aquí dos agencias de las Naciones Unidas que no hablan exactamente el mismo lenguaje, a pesar de que, evidentemente, ellas tienen una idea acerca de la sostenibilidad. Esto causa preocupación y también es una paradoja desconcertante que las agencias globales difundan las democracias locales con tanto vigor. ¿Quién habla ahora de los Inuit de Norte América, cuando su espíritu, su cultura, su manera de vida, su democracia están ahora destruidas? ¿Quién hablará del número cada vez menor de tribus de Latinoamérica o de las comunidades –que están desapareciendo- de África, a medida que la globalización absorbe sus almas hacia su vorágine? A alguien debe de habérsele ocurrido que las comunidades tradicionales alguna vez vivieron de manera sostenible y en armonía con su entorno, antes de que la modernidad interviniera para cambiar sus vidas.

En el capítulo 5 de GEO 3 (19) hay algunos pasajes mesurados que invitan a uno a ver a través de ellos. Se pide a los ricos que consideren cambios en el consumo, indicándose así una reducción en el consumo y un cambio en los estilos de vida. ¿Quién en las democracias desarrolladas va a escuchar esto? Los lunáticos y los conservacionistas pueden entusiasmarse con esta idea, pero esto choca contra la base misma de la razón de ser del moderno estado nación y de la democracia misma. Los estándares de vida sólo van en una dirección y ello ya es un hecho. Ésta es la razón de porqué el 90% de los recursos del mundo son consumidos por el 20% (20) de los ricos en el mundo, todos ellos una pequeña minoría de los que viven en el mundo desarrollado.

La prosperidad está estrechamente ligada a la capacidad de tratar con los problemas ambientales, pero también es una de las principales fuerzas detrás del consumo excesivo, el cual es la causa de otros problemas con efectos de amplio alcance (21). Pero hay más sobre esto que lo que se puede ver a simple vista. Los altos niveles de educación y la comunicación masiva han beneficiado a los países prósperos, y hay entre ellos cada vez más tanto conciencia como apreciación de los asuntos ambientales. Pero la educación es un arma de doble filo. Las personas normalmente se educan para incrementar sus estándares de vida, para prosperar y así convertirse en más grandes y mejores consumidores con los consiguientes problemas ambientales. Así es cómo el sistema funciona. La correlación directa entre la educación y la degradación ambiental no es un argumento contra la educación en sí misma pero sí lo es para un cambio drástico en su orientación, de una educación fijada en las carreras individuales, a otra que inculca más amplias responsabilidades. Entonces ¿cómo explicamos las mejoras ambientales en los países ricos? Mucho de la polución se exporta a otra parte. Los países en desarrollo se están volviendo rápidamente las bases de manufactura de las corporaciones multinacionales, siendo uno de los principales factores para ello la mano de obra barata y no organizada. También Europa, por ejemplo, habiendo agotado sus recursos materiales fácilmente explotables, importa sus requerimientos principalmente de África. Pero al hacer ello Europa puede estar impidiendo los proyectos de desarrollo de los países africanos mismos. Adicionalmente, “los ratios de producción [europeos], no sostenibles, están usando los vertederos del planeta para sus deshechos, los que en el futuro no estarán más disponibles” (22). África y sin duda muchos países del mundo en vías de desarrollo están siendo absorbidos hacia prácticas no sostenibles de los países más ricos a un gran costo para su futuro desarrollo. Los conglomerados mineros multinacionales actuaron con gran celeridad para obtener vastos derechos mineros en el Congo con el Gobierno que sucedió al régimen de Mobuto.

GEO 3 de hecho sugiere que la reducción del consumo excesivo por los países más ricos debería ser una de las áreas clave de atención para asegurar el éxito del Desarrollo Sostenible. Pero cuando esto se vincula al alivio de la pobreza en los países pobres, como casi siempre se hace, pierde su impacto conjunto. Ambas cosas no son iguales. Ciertamente la quinta parte que consume el 90% de los recursos mundiales, tiene proporcionalmente más responsabilidad que los cuatro quintos que consumen el restante 10%. “Las preocupaciones económicas y políticas han atascado los intentos de cambiar los hábitos de consumo a través de nuevas políticas o instrumentos” (23). Ésta es una cuidadosa manera de decir que los ricos no están listos para el cambio. Pero quién puede culparlos – así es la democracia. Generosos para criticar cuando hay tiempos de crisis en otras partes del mundo, traten sin embargo la idea de imponerles impuestos por desarrollo sostenible.

UNA FÓRMULA ISLÁMICA

¿Son los musulmanes parte del problema o parte de la solución? Es triste pero muchas cosas apuntan a lo primero.

Según lo que ahora comprendemos como modernidad avanzada, a medida que una ética secular se filtraba en la psique musulmana y el desarrollo industrial, los indicadores económicos y el consumismo devinieron en parámetros de gobierno de la sociedad, ha habido una correspondiente erosión de la percepción islámica y un marchitamiento de su comprensión del nexo sagrado entre la humanidad y el resto de la naturaleza (24).

“La creación de los cielos y de la tierra sobrepasa a la creación de los hombres;
sin embargo, la mayoría de los hombres no sabe”.
(Al Quran 40:56) (25)

“Silent Spring” es un trabajo primordial escrito por Rachel Carson en 1962. Tiene la reputación de dar al movimiento ambiental moderno un fuerte empujón en la dirección correcta. Fue en cierto sentido una llamada a despertar “que muchos consideran un punto de quiebre en nuestra comprensión de las interconexiones entre el medio ambiente, la economía y el bienestar social”. Pero ¿dónde han estado los musulmanes todo este tiempo? El Corán encierra esta idea sucintamente así:

“De Allah es cuanto hay en los cielos y la tierra. Allah rodea todas las cosas”
(Al Quran 4:125)

Podría decirse que estamos devorando la entraña que nos nutre y nos proporciona socorro. Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo, no hace mucho, cuando todas las personas en esta tierra vivían en estrecha afinidad con la naturaleza. La Tierra no era vista como un recurso económico. “El desarrollo” con sus consecuencias destructivas y “el progreso” con sus consecuencias contaminantes son palabras zumbantes inventadas en la última mitad del último siglo. Aquellos que inventaron estas palabras se han vuelto cada vez más ricos, según quisieron para los otros lo que querían para ellos mismos, y se han vuelto más fuertes a medida que devoraban con ferocidad cada vez mayor los recursos limitados que son los derechos de nacimiento de esos otros.

Habiendo sido el Islam y las otras tradiciones reducidas a religión, superstición y magia negra hoy hay solamente una manera prevaleciente de entender las cosas y es el secularismo. El Desarrollo Sostenible es una idea secular, inventada por instituciones seculares para hacer frente a un problema de proporciones gigantescas creado por una postura secular. Cómo hemos sido seducidos por ello es tema de otra discusión, pero aquello que nos ha seducido amerita al menos un examen sumario. En esencia, la diferencia entre el Islam y la ética secular puede ser reducida a dos factores. Uno de ellos es nuestra actitud hacia la existencia y nuestra relación con la naturaleza. El otro se trata acerca del elemento que hace que el mundo vaya en un giro tambaleante hoy en día – el dinero.

La visión tradicional, que incluye la de Occidente, fue cambiada por lo que hemos venido a conocer como la Ilustración, la cual tuvo sus orígenes en el siglo dieciséis en Europa. Aquellos acontecimientos usualmente son vistos como el tiempo en que la ciencia empezó su dominio por sobre la religión. Richard Tarnas (26) observa que esta tendencia alcanzó su madurez en el siglo diecinueve, teniendo por resultado final un cambio radical de la alianza psicológica entre lo divino y lo humano. Descartes, el filósofo y matemático francés, finalmente abrió una brecha en el dique del antiguo orden al escindir la mente del cuerpo y proclamar una visión dualista en su conocida frase “Pienso, luego existo” (cogito ergo sum). El fruto del dualismo entre el sujeto racional y el mundo material fue la ciencia, incluyendo la capacidad científica de interpretar de manera inteligible ciertos aspectos del mundo material y de hacer del hombre, en palabras de Descartes, “señor y poseedor de la naturaleza”.

Esta visión se encuentra en colisión con la manera en que el Islam le enseña a los musulmanes a ver el mundo. Sólo hay un señor y poseedor de la naturaleza y es el que la ha creado, Allah Subhanawu a Ta`ala. Esto está inequívocamente expresado en la primera línea del primer verso del Corán:

“Las alabanzas a Allah, Señor de los Mundos”
Al Quran 1:1

Y en el último verso –

“Di: Me refugio en el Señor de los hombres.
El Rey de los hombres.
El Dios de los hombres …”
Al Quran: 114: 1-3

Dos filósofos de la Escuela de Frankfurt, Adorno y Horkheimer, escribieron en los cuarenta (27): Desde la Ilustración (alrededor de los siglos 17, 18 y 19) se desarrolló una manera de pensar que fue vista como una liberación de los hombres del miedo (esto es religión), estableciendo la soberanía de éstos sobre todo lo que veían, escuchaban y tocaban. Las vidas de los hombres están controladas por hombres por un grupo de reglas determinadas por los hombres. La humanidad se encuentra aparte de la naturaleza y la naturaleza se vuelve un objeto que es manipulado, controlado y explotado. Esto se hace para el beneficio de la humanidad. El resultado de esta confrontación con la naturaleza es la enajenación de los hombres de su propia naturaleza. La lucha por controlar la naturaleza externa termina en una lucha interna en la especie misma. Como Seyyed Hossein Nasr observa: “hay casi un total desequilibrio entre el hombre moderno y la naturaleza como lo atestigua casi cada expresión de la civilización moderna que busca ofrecer un desafío a la naturaleza en vez de cooperar con ella” (28).

En pocas palabras, las formulaciones filosóficas de Descartes convirtieron a la raza humana en un predador. Porque lo que él estaba “proponiendo era una nueva revelación religiosa, una revisión radical de la naturaleza que realmente no le había ocurrido a ningún otro animal social” (29) ni a ninguna civilización previa en la historia humana. El Corán nos muestra a dónde pertenecemos –

“La marca original de Allah, con la que ha marcado a los hombres al crearlos.
No se puede reemplazar la creación de Allah”
Al Quran 30:29

La humanidad fue creada con la marca natural de la naturaleza y siendo parte de ella, su rol está definido con este mismo patrón. Ésta es a la vez y al mismo tiempo tanto una simple como lúcida definición ecológica de nuestro lugar en el orden natural –

Allah creó la humanidad como parte de Su creación original para funcionar dentro de Su esquema original. Entonces fuimos sujetados a las leyes inmodificables de Allah como el resto de la creación, haciéndonos –a un nivel biológico- compañeros en igualdad con el resto de la naturaleza. Los diferentes elementos del universo trabajando juntos mantienen la naturaleza en un balance. Podemos modificar nuestro ambiente por convenir a nuestros propósitos hasta cierto punto, pero no podemos cambiar su estructura básica. Los problemas ambientales que experimentamos hoy pueden describirse como mecanismos de ajuste que mantienen a la tierra en orden. Como el cuerpo humano, la tierra es una entidad auto-sanativa y tenderá a cerrar las heridas inflingidas sobre ella. Así también como el cuerpo humano, la tierra reaccionará drásticamente ante los profundos niveles de daño a que la mantenemos. Pero aun tenemos que entender estos procesos (30).

No habría vida en esta tierra sin aire y agua. Estos son los regalos elementales básicos dados a nosotros por el Uno que nos llevó a la vida. Pero, hay otro `elemento` que es enteramente de nuestra propia hechura, y que hemos hecho casi tan indispensable como el aire y el agua. Es el dinero, o mejor el tipo de dinero que hemos conspirado para llevar a la existencia en el mundo moderno. Uno advierte cada vez más valoraciones interesantes de esto, como en el ejemplo siguiente –

A pesar de toda su febril actividad, el dinero permanece como un símbolo desnudo sin valor intrínseco y sin vínculo directo a nada específico (31).

El dinero ha venido a ser reconocido como un mero signo y hay algo casi mágico acerca de la manera en que el dinero es creado. Ningún otro producto funciona siquiera casi de la misma manera. El dinero proporciona un incremento a través del uso; se expande a través de la deuda. Cuanto más préstamos, más tenemos. Cuánto más deuda hay, es cuando hay más (32).

Estas señales de valor que creamos de la nada y usamos cada día crecen exponencialmente ad infinitum. Pero sabemos que la naturaleza, que está sujeta a un drástico agotamiento de recursos, tiene límites y es finita. Ésta ecuación está desequilibrada y la cuestión es por cuánto tiempo podemos continuar creando esta infinita cantidad de signos financieros para explotar los recursos tangibles y reales de un mundo finito. Visto desde esta perspectiva, el dinero, tal como el mundo moderno lo ha concebido, asume las características de un virus que se sacia en la fábrica del planeta. Las consecuencias de esto se tornan visibles en la degradación ambiental.

Este sistema mágico sufrió una metamorfosis en 1971 cuando el Presidente Nixon abandonó unilateralmente el patrón del oro. El fondo de este hecho se discute más adelante. Es suficiente decir por el momento que, al abandonar el patrón del oro, dirigió el mundo hacia un nuevo estándar: el estándar del interés (33).

Es generalmente conocido que el Islam prohíbe la usura o el tomar un interés y el término usado en el Corán para esto es riba (34). Este término tiene varias connotaciones. Dicho de manera simple, significa que uno no puede tener algo de nada. Así, la riba también es vista como la prohibición de la libre creación del crédito. El Corán denuncia estas prácticas vehementemente y podemos ver porqué de la discusión que sigue.

Los que comen usura no se levantarán [de sus tumbas, el Día del Levantamiento} sino como se levanta en un ataque de locura el que ha sido tocado por el Shaytán.
Al Quran 2: 275

¡Vosotros los que creéis! Temed a Allah y renunciad a cualquier beneficio de usura que os quede, si sois creyentes.
Y si no lo hacéis, sabes que Allah y su Mensajero os han declarado la guerra.
Al Quran 2: 278, 279

Ninguna otra proclamación en el Corán alcanza este grado de dureza (35).

Los Acuerdos de Bretón Woods concluidos en 1944 como parte del proceso de reconstrucción de post-guerra pusieron al dólar en una plataforma central a donde todas las otras monedas comerciales se vincularon en un sistema de tasas de cambio establecidas. El mismo dólar tenía su valor firmemente vinculado al oro. Uno de los efectos de este sistema es que mantuvo los precios estables toda vez que la moneda distribuida estaba en equilibrio con la economía real. En Agosto de 1971 el Presidente Nixon rechazó este acuerdo y desacopló el dólar del oro básicamente por razones internas.

Kurtzman dice de esto –… cerrar la ventana del oro, aunque esto haya estado sepultado en medio de una larga listilla de cambios de política económica básicamente inútiles, representa el más grande reto al mundo económico desde la gran depresión … Fue un cambio de proporciones monumentales que no sólo redefinió la moneda sino que creó la oportunidad para acelerar dramáticamente el ratio al cual las transacciones entre las compañías tomaban lugar. … Esto también inició el proceso de desacoplar la economía “monetaria” de la economía “real”. Como resultado de ello, dos décadas luego, la economía monetaria, donde las transacciones tienen lugar puramente por beneficios financieros o especulativos, y la economía real, donde los materiales en bruto del mundo, bienes y servicios son producidos y comerciados, están seriamente fuera de balance. Éste fue el legado económico de Nixon (36).

Para Nixon fíjense en Bush y para Bretón Woods fíjense en Kyoto. El punto es que el interés nacional tiene el rol supremo y tiene prioridad sobre el resto del mundo aun a costa del resto del mundo, ya se trate del comercio o el medio ambiente. Lo que es aún más importante, el mundo entero ha sido ahora absorbido hacia el torbellino del dólar en una maniobra que representa la antítesis de la democracia. Ningún Estado, a despecho de su complejidad política, se encuentra ahora libre de las maquinaciones del sistema financiero internacional manejado por el dólar. Así como trillones de dólares flotan pasajeramente en el ciberespacio cada día, 1.2 millones de personas (según un estimado de la PNUA) viven con menos de US $ 1 por día.

Seis trillones de dólares al día se mueven en el mercado monetario internacional. Cada banquero serio que conozco me dice extraoficialmente que el 95% de todo ello es solamente papel (más como signos en la computadora), es nada más que inflación, es nada más que cosas que se andan moviendo por ahí al estilo de la tradición de burbuja del Mar del Sur. Y de hecho el crecimiento del mercado internacional monetario es una de las principales cosas que bloquea nuestras economías, bloquea nuestras sociedades, empobreciendo nuestras sociedades (37).

El dinero ahora es una mera abstracción. Es un pensamiento desconcertante que la integridad de nuestras vidas se construyan sobre esta ficción y es esta ficción la que hace posible la globalización y la que hace al Desarrollo Sostenible, tal como sus promotores la han definido, prácticamente imposible de alcanzar. Kurtzman observa: ‘la economía financiera altamente tecnificada con sus cíclicos booms y caídas y su volatilidad diaria, ha tomado a su cargo casi completamente la economía real. Para la humanidad en general, ésta es una nueva e incierta condición’ (38).

Los analistas han llegado a la conclusión de que la economía mundial está creciendo exponencialmente – que se está duplicando periódicamente como un reflejo directo de cuánto dinero se crea (lo que se discutió precedentemente). ¿Es entonces sorprendente que haya una crisis ambiental? El crecimiento exponencial de riqueza no real ha causado el crecimiento exponencial de la actividad humana, incluyendo la investigación científica, la innovación tecnológica y la producción industrial. No debería buscarse mucho para concluir que los magos están manipulando nuestras vidas a gran escala. Estamos ahora gobernados por los fraudes rutinarios cometidos por los bancos y las financieras auxiliados por el sistema político cómplice de los mismos. Esto no presenta a los musulmanes excusa alguna visto desde nuestro impacto propio a este proceso. Shaykh `Abd al-Qadir as-Sufi, uno de los pensadores musulmanes más importantes de nuestro tiempo, observa que el Estado democrático es la industria de servicios de los bancos.

El Reporte Millenium de la PNUA observa el futuro con alguna alarma –

‘… el ecosistema global humano está amenazado por graves desequilibrios en la productividad y en la distribución de los bienes y servicios … la progresión sostenible de extremos de riqueza y pobreza amenaza la estabilidad de todo el sistema humano … el mundo está cambiando aceleradamente [el énfasis es del autor], con una administración ambiental internacional coordinada que se aísla detrás del desarrollo económico y social. Los beneficios internacionales de la nueva tecnología y las políticas están siendo superadas por el paso y la escala del crecimiento de la población y el desarrollo económico. Los procesos de globalización que están influenciando tan fuertemente la evolución social necesitan dirigirse con el fin de que resuelvan más bien que agraven los serios desequilibrios que dividen al mundo hoy’ (39).
El Desarrollo Sostenible es un intento de parar el torrente y representa uno de los mayores tópicos actuales de la modernidad. Al buscar una adaptación con la globalización aquellos que hablan en beneficio de la sostenibilidad reconocen su impacto maligno y llaman a una redirección de las influencias que ejerce en el mundo hoy. También es bueno saber que en la modernidad, estamos tratando con una entidad que hace imposible para los musulmanes, ya se trate de individuos o de las naciones estado, dar expresión al aspecto normativo del Islam. Este modelo, del que no somos parte inevitable, está como hemos visto en conflicto directo con dos fundamentos que constituyen la perspectiva islámica. Esta condición puede ser descrita como una psicosis en la sociedad islámica. Por un lado ésta se aferra a mantener su fuerte conexión con el Islam, mientras que por el otro lado persiste en saborear los frutos de un orden globalizado dirigido por principios que son un anatema al mismo y que más aun no son de su propio bagaje (40).

Estamos viviendo ahora en un mundo ilusorio y no hay que ser musulmán para darse cuenta de ello. De hecho muchos de los análisis incisivos del estado actual del mundo provienen, salvo raras excepciones, principalmente de quienes no son musulmanes, aun cuando el Islam da el más claro entendimiento de la condición actual. Toda la evidencia muestra que estamos amarrando nuestros futuros aun más firmemente a una civilización colapsante. Claramente hay un tema de paradigmas en conflicto; uno basado en la dominación del hombre sobre la naturaleza y la manipulación de la codicia a través de dinero pasajero, y el otro basado en la sumisión a la voluntad del Creador y el comportamiento de transacciones con lo que es real.

¿Cómo pueden los musulmanes adaptarse a lo primero? Los musulmanes han estado haciendo ello durante cerca de los últimos 200 años al extremo de que la shariah ahora es una fuerza moribunda, si es que no muerta. Por ejemplo, aun en los países que claman ser islámicos, el sistema de awqafs que sirvió bien a los musulmanes durante siglos, proveyendo escuelas, hospitales y auxilio a los necesitados es ahora reemplazado por empresas inmobiliarias basadas en el riba. A otro nivel, es interesante notar que los esfuerzos hechos para enfrentar el reto de la degradación ambiental en los países islámicos son realizados por agencias seculares. Se ha olvidado que en la profundidad de la matriz de la shariah existen instituciones que pueden efectivamente tratar con estos problemas.

Ésta es la crítica, pero qué podemos ofrecer los musulmanes como soluciones viables. El clima político internacional actual ofrece tal vez una buena posibilidad para reevaluar nuestra posición en el conjunto de la humanidad y afirmar nuestra autoridad una vez más. Los temas que hemos discutido en este ensayo van al corazón de asunto – el resplandor y el deslumbramiento de la modernidad son insostenibles. Nuestras respuestas y nuestras prioridades deberían estar basadas en la autoridad moral de lo que está basado en el servicio a la humanidad –

Para que de vosotros surja una comunidad que llame al bien, ordene lo reconocido e impida lo reprobable.
Esos son los que cosecharán el éxito.
Al Qur`an 3:104

Hay cerca de 1.3 y 1.6 mil millones de musulmanes en el mundo actualmente ( depende de quién es el que hace los cálculos) y esto puede ser una fuerza masiva para el bien.

Se dice que la idea de Desarrollo Sostenible, como se ha desarrollado hoy en día, contiene tres pilares, el social, el económico y el ambiental. Mientras la gente lucha por esta idea e intenta que se realice, nosotros necesitamos considerar otras alternativas. Forma de Vida Sostenible [Sustainable living] suena una propuesta más realista y parecería ser la manera como la gente siempre ha conducido sus vidas diarias antes de que la naturaleza fuera objeto de una agresión masiva en nombre del desarrollo y se volviera un recurso explotable. Para los musulmanes, la forma de vida sostenible está basada en la Fitra – el paradigma natural de la creación de Allah Ta`ala, y añadiendo lo espiritual y lo político a los tres pilares del Desarrollo Sostenible harían de éste un verdadero concepto islámico. Estos cinco pilares de hecho definen las externalidades del sistema islámico y equilibran los clásicos cinco pilares de la práctica individual.

Hay una urgente necesidad de cambio y uno siente esto al leer los reportes de la propia PNUA. Los musulmanes podemos actuar como catalizadores y líderes respecto a este cambio, trabajando desde principios islámicos y ofreciéndoselos al mundo entero. Nuestro mayor esfuerzo debería ser el establecimiento de sistemas financieros y de comercio basados en la sharia porque aquí es donde descansa hoy el problema. Hay un sistema islámico monetario, usado y comprobado, basado en el Dinar de Oro y el Dirham de Plata y el líder de esta propuesta hoy es el movimiento mundial Morabitun. Esto es aún algo pequeño y está en su infancia, pero está creciendo. La moneda islámica, como sea, no es un monopolio. Es a la vez global y local y es acerca de personas y no acerca de beneficios. Eso está disponible para todos y puede ser desarrollado por cualquier grupo musulmán en cualquier lugar, teniendo en mente que el ejemplo ya ha sido hecho. No debería olvidarse que el Kruger Rand podría ser una fuerza que debería tomarse en cuenta en las transacciones internacionales. Es una paradoja de nuestros tiempos que las personas de buena gana cambien el oro por papeles simbólicos sin valor y deberíamos aprender de los ejemplos de Argentina y de Uruguay, cuya gente hoy ha sido separada de su riqueza real.

Hay necesidad de dos estrategias, una que podría ser adoptada por minorías musulmanas viviendo en países como Sud África, y otra para los países islámicos en sí mismos, cuyo campo de acción para una acción positiva y una experimentación con la sharia es considerable. El establecimiento de la Fundación Nacional Awqaf de Sud África es un excelente ejemplo de lo que puede ser hecho por las minorías trabajando con las leyes de los países en los que viven. También es posible adaptar las instituciones de la sharia dentro de los sistemas administrativos seculares. Estamos conduciendo un experimento en otra parte de África en donde una zona de conservación marina está siendo tratada como hima. Éste es un tipo de zona natural protegida que está casi extinta en el mundo islámico. El campo de acción es considerable.

Los países musulmanes necesitan ahora aspirar aire libre de aquellas partes de la sharia que tratan el comercio y la protección ambiental. La Organización de Países Islámicos debería considerar urgentemente el reestablecimiento del sistema islámico del comercio, que ha servido bien a los musulmanes durante siglos. Debería estar abierto a todo aquel que desee participar y ser cualquier cosa menos hegemónico y debe separarse el comercio de los efectos hipnóticos del ilusorio mundo de las finanzas globales. Esto puede poner en acción los movimientos necesarios para un cambio en la dirección que el mundo está esperando. El comercio islámico es un comercio sostenible para una forma de vida sostenible.

Nuestra tarea no es sino proporcionar el tipo de liderazgo que dará una esperanza fresca al mundo.

Allah Ta`ala dice en el Qur`an Al Kareem –

En la tierra hay signos para los que tienen certeza.
Y en vosotros mismos. ¿Es que no vais a ver?
Al Qur`an 51:20,21

Fazlun M. Khalid
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1. UNEP, Global Environment 3, UNEP, 2002. [ver nota de asterisco siguiente –n.t.-] * Nota del traductor: United Nations Environment Programme (UNEP), es el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en adelante PNUA.
2. PNUA, Síntesis GEO 3, PNUA, 2002.
3. Op. Cit.
4. The Independent (UK), 12 August 2002, “Desencuentros ministeriales respecto a la agenda para las conversaciones ambientales”•.
5. Economist, 4 JUly 2002, “The Great Race”.
6. Reporte de la Comisión Mundial en Medio Ambiente y Desarrollo – Nuestro Futuro Común (popularmente conocido como el informe Brutland), Oxford University Press, 1987.
7. Balmford et all, Conserving Wild Nature in Science, 9 agosto de 2002.
8. Ver http//www.Globalexchange.org/economy/rulemakers/toptenreasons/html
9. Ralston Saul, Democracy and Globalisation, transcripción de una conferencia realizada en la Universidad de New South Wales, Sydney, Australia, enero de 1998.
10. Op. Cit.
11. PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, 2002.
12. Wolgang Sachs (ed), The Development Dictionary, Witwatersrand University Press, Johannesburgo y Zed Books y Londres. Ver “Mercado”, por Gerald Berthoud.
13. Op. Cit. Nota 12; ver “Pobreza”, por Majad Rahnema.
14. Joel Krieger (ed), The Oxford Companion to the Politics of the World, Oxford University Press, 1993. Ver “Modernidad”, por Zygmunt Bauman.
15. Fazlun Khalid, An Islamic Critique of the Root Causes of Environmental Degradation, ensayo enviado a la Conferencia en Islam y Ecología, Harvard University, 1998, a ser publicado.
16. Serge Latouche; In the Wake of the Affluent Society; París 1991; Zed Books, Londres, 1993.
17. Op. Cit. Nota 14.
** Nota del traductor: en el original: perceived nacional interest.
18. Op. Cit. Nota 11.0
19. Op. Cit. Nota 1.
20. Op. Cit. Nota 1.
21. Op. Cit. Nota 1.
22. Michael Carley y Phillippe Spapens, Sharing the World – Sustainability and Global Equity in the Twenty first Century, Earthscan, Reino Unido, 1988.
23. Op. Cit, 1.
24. Fazlun Khalid, Islam and the Environment, Vol. 5 Encyclopaedia del Cambio Global Ambiental, John Wiley e Hijos, Chichester, Reino Unido, 2002.
25. La traducción del Qur`an usada es la de Bewley A and A (1999) El Noble Corán. Bookwork: Norwich, Inglaterra. [Nota del traductor: La versión del Corán usada para el español es: El Corán. Traducción Comentada. Traductor Abdel Ghany Melara Navío. Nuredduna Ediciones, España. 1988. En esta traducción la aleya citada es 40:57 De ahora en adelante, las citas del Corán tendrán la numeración de esta edición en español] 26. Tarnas, R. The Passion of the Western Mind, Lonres: Pimlico, 1996.
27. Theodore Adorno y Max Horkheimer, Dialectic of Enlightnement, O New York Continuum, 1993 (originalmente publicada como Dialektik der Aufklarung, 1944). Véase también: Encyclopaedia of Life Support Systems 6.23.3.3, Simo, Imperialism, Resistance and Culture, Sección 4.2, Mankind and Nature.
28. Seyyed Hossein Nasr, Man and Nature, Unwin Paperback, Londres 1990.
29. Gough, John (ver ensayo) Rene, “What have You Wrought?” en The New Internationalist, No. 333 (Reino Unido: Abril de 2001).
30. Khalid, Fazlun, Qur`an, Creation and Conservation, Islamic Foundation for Ecology and Environmental Sciences, Birmingham, Reino Unido, 1999.
31. Kurtzman, J., The Death of Money, Little, Brown & Co., Boston, Estados Unidos, 1993.
32. Op. Cit.
33. Op. Cit.
34. Para una evaluación del interés ver Diwaney T.E.El (1997) The Problme UIT Interest, Ta Ha, London.
35. Op. Cit. Nota 24.
36. Op. Cit. Nota 31.
37. Op. Cit. Nota 9.
38. Op. Cit. Nota 35.
39. PNUA, Global Environmental Outlook 2000, Earthscan, Londres, 1999.
40. S.N. bin Syed Kamarulzaman y Sharifah Munirah Alatas (eds), The Impact of Globalization on the Islamic World: Issues and Challenges in the 21st Century, Instituto de Diplomacia y de Relaciones Exteriores, Kuala Lumpur, Malasya, 2001. Ver el capítulo 10, Fazlun Khalid, Islam, Globalization and Ecology.

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