Derrumbe en Bangladesh; dinamita marca ‘capitalismo’

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La otra cara, un artesano con su mercancia

El trágico derrumbe del edifico Rana Plaza en Bangladesh, en el que han muerto más de 900 persona, nos arrastra a una reflexión sobre el porqué de este accidente.

Bangladesh es el octavo país más poblado del mundo, con una densidad de población solo equiparable a la de las islas. Está situado en el Delta del Ganges y tiene una tierra muy fértil, aunque también está sujeto a temporales e inundaciones. A pesar de la fertilidad de sus tierras el principal motor de la economía es la importación textil.

Los sueldos en Bangladesh son de los más bajos del mundo, esto, conjunto a largas jornadas, y pésimas condiciones de seguridad en las instalaciones cuece un caldo para numerosos accidentes, el derrumbamiento del Rana Plaza no es un hecho aislado.

Uno de los factores clave para que se den estás circunstancias, más allá de malas construcciones y perores revisiones, es que en la economía de mercado libre de hoy en día lo que prima a las multinacionales a fabricar en un país son los bajos costes. Esto significa que los sueldos han de ser lo más bajos posibles al igual que los costes de producción: mantenimiento de los edificios, condiciones de seguridad… para que la multinacional textil puede producir a un precio mínimo.

Esto es algo que todos conocemos, pero ¿qué es lo que obliga a un país como Bangladesh a tener que aceptar estas condiciones? La respuesta es simple, la deuda. Bangladesh, al igual que el resto de los países del mundo está endeudado, y su moneda, la divisa con la que paga su deuda, no vale casi nada. Para subir el valor de su moneda se ve obligado a incurrir en superávit de exportaciones y a ingresar dólares que refuerzan su floja moneda, la “taka”. Como su moneda tiene poco valor en los mercados financieros se ve obligado a aceptar estas condiciones de trabajo y a hacer la vista gorda a las revisiones bajo pena de incurrir en mayores costes y espantar a las multinacionales.

Es decir, los mercados y las compañías textiles no tienes la culpa de las pésimas condiciones de trabajo e infraestructura, directamente no, pero indirectamente sí. Es la deuda y el papel moneda la que obliga a un país como este a aceptar estas condiciones de juego, al igual que pasa en muchos otros.

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