Alternativas monetarias

Abdellah Castiñeira

Zúrich

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“Alternativa monetaria” es un término que denomina a todo aquel medio usado como alternativa al sistema monetario nacional o internacional dominante. Las monedas alternativas pueden ser creadas por un individuo, corporación u organización. También pueden ser instituidas por Gobiernos estatales, provinciales o locales a diferentes niveles. Generalmente son bonos que se pueden canjear por ciertas mercancías en ciertos comercios o se pueden usar en particulares segmentos de la economía. También pueden representar algún metal precioso o ser, simplemente, monedas físicas de oro y plata. Cuando este es el caso, si son acuñadas por el Gobierno, son complementarias a la moneda nacional; mientras que si son emitidas por algún individuo, o institución privada, los Gobiernos no la reconocen para el uso de compraventa, ya que no son moneda de curso legal.

Otra manera en la que una moneda alternativa surge es que la gente, de manera natural, comience a usar cierta mercancía o producto como medio de cambio. Bajo esta denominación, entran también el trueque y otros métodos de pago alternativos, como el llamado “sistema de intercambio comunitario” o “sistema de cambio local”. Éste es un método de crédito mutualista desarrollado dentro de ciertas comunidades para prescindir del uso de la moneda nacional, y consiste en valorar servicios y mercancías, registrándolos a favor o en contra de algún miembro, que se pueden canjear por otros servicios o productos.

Este tipo de monedas y sistemas son cada vez más populares y reciben mayor aceptación entre la gente, particularmente ante la crisis financiera que afecta a gran parte del planeta y que ha revelado el peligro real de la inflación y la deuda usuraria que el dinero fiduciario (fíat) representa. Algunos sistemas implican medidas muy innovadoras, desarrolladas como salidas de emergencia ante  un panorama económico precario, y diseñadas para sostenerse sobre una micro-economía independiente del sistema monetario estatal que está, como ya es de sobra conocido, no sólo por los expertos economistas, condenado al fracaso. Otras propuestas son tradicionales y proponen el uso de materias con valor intrínseco avaladas por siglos de funcionamiento. En definitiva, grupos de gente, comunidades e individuos por todo el mundo están buscando alternativas que les libren de la inflación y de la hegemonía monetaria y su riesgo de colapso total.

Grecia se ha visto tremendamente afectada por la crisis económica, con millones de personas sin empleo y subidas astronómicas en los impuestos. En este país hay ya monedas alternativas al euro, validadas y usadas por miembros de comunidades a pequeña escala. Los euros han desaparecido de las manos de los griegos. Éstos se han encontrado con negocios en quiebra, mercancías paradas y sin ningún tipo de ingresos. La invención de una nueva moneda o sistema monetario ha brotado puramente de la necesidad. En la región de Magnesia, una de las más activas económicamente, debido, en gran parte, al puerto de la ciudad de Tesalia, existe un sistema de cambio local desde el 2010 que usa una moneda llamada “TEM” y cuyo número de miembros se incrementa significativamente cada año. El TEM equivale a un euro y funciona por un sistema basado en internet que acredita y debita a los usuarios, que son unos 1.300, y pueden prescindir del euro en numerosos comercios y servicios.

En los mismos EE. UU. hay alrededor de veinte monedas alternativas de uso local, habiendo surgido más de la mitad de éstas en los últimos dos años. Un ejemplo son las ithaca hours. Esta moneda está en uso desde el año 1991, cuando su fundador, Paul Glover, quiso implementar un sistema que promoviese independencia y justicia, tanto social como económica, apoyando y fortaleciendo la economía local. Las ithaca hours están valoradas en unos diez dólares, que es el equivalente aproximado a lo que un trabajador cobraba por hora en esa región cuando fueron introducidas. Sin embargo, esta valoración es relativa, pues a la hora de usar este modo de pago, el valor se establece entre las dos partes al ponerse de acuerdo en la cantidad.

También en los EE. UU., en Massachusetts, circula una moneda local llamada berk -hares, que está valorada en un dólar, pero que puede ser adquirida por noventa y cinco centavos. Los berk-shares se usan para comprar bienes y servicios en los más de trescientos cincuenta negocios participantes y para el pago de salarios o compras locales. Esta moneda está vinculada al dólar, con un valor establecido y fijo respecto a éste, por lo que puede ser canjeada en las oficinas de Bank Shares Inc., así como en diferentes negocios.

En el Reino Unido existen también varias monedas alternativas. La principal entre ellas se llama bristol pound y fue introducida en la ciudad de Bristol el año pasado. Esta moneda tiene el mayor uso después de la libra esterlina dentro del territorio nacional. Unos trescientos cincuenta negocios las aceptan, así como el ayuntamiento, por lo que se pueden pagar impuestos y tasas usando este medio.

Todas estas alternativas monetarias surgen con la idea principal de apoyar y fortalecer la economía local y protegerla de la tempestad económica reinante. Son monedas que circulan entre ciertas comunidades, paralelamente a la moneda nacional, tratando así de mantener la riqueza y el poder adquisitivo entre ellos. Son, por lo general, sistemas muy limitados regionalmente y sin posibilidad ni vistas de sustituir a la moneda de curso legal. No presentan un desafío ni una solución a largo plazo. Son medidas de emergencia para protegerse de la volatilidad de la moneda nacional, de la inflación, de la inestabilidad y como medida de independización parcial. Pero al ser “dinero fíat”, papel moneda, acarrea los mismos problemas intrínsecos que cualquier sistema monetario basado en esto: devaluación, inflación, manipulación y posibilidad de quiebra y pérdida de todo su valor.

Hay sin embargo otro tipo de moneda alternativa que sí ofrece una solución realista a la insostenibilidad del dinero fíat, un medio que puede curar el sistema económico artificial prevalente, que está basado en la usura y que da pie a  la fatal burbuja de la inflación. Se trata de la moneda bimetálica, de oro y plata. Este sistema tiene un alcance global y supone lo que es conocido como una “economía real”, ya que la riqueza es material, física, respaldada por el valor intrínseco de los metales preciosos.

El uso de la moneda bimetálica es, de hecho, la opción más natural, puesto que es algo probado durante el curso de los siglos por numerosas civilizaciones y su valor y aceptación son universales;  es la fórmula confirmada por la última Revelación, que no deja dimensión o aspecto de la vida humana sin iluminar, sin establecer en ella el equilibrio. Con este entendimiento los musulmanes han sido los primeros en abogar por un sistema monetario justo acorde con la Revelación.

Particularmente en los últimos años, se han creado diversos movimientos y han surgido individuos con un discurso económico pragmático y coherente abogando por la introducción de monedas de oro y plata como monedas de curso legal. Muchos de estos individuos no son musulmanes y sus discursos no están basados en el Islam, sino que han sido provocados por el desvelamiento de la realidad del sistema usurario.

Desde 1998 hasta julio de 2009 Liberty Services vendió liberty dollars, una moneda compuesta de oro, plata y platino acuñada en Idaho, EE. UU., y fundada por Bernard von Nothous. El liberty dollars es considerada una moneda alternativa, con la diferencia de que su valor no está determinado por ningún vínculo con otra moneda o, únicamente, por la aceptación de los usuarios. Su valor es intrínseco, el de los metales preciosos con los que está constituida,  y, por lo tanto, su trascendencia es global. Su fundador es un vehemente opositor a la Reserva Federal y al dólar americano y abierto defensor del oro y la plata como monedas de curso legal. Su compañía ha sido cerrada y él acusado de “producir, poseer y vender su moneda propia”. Esto es debido al peligro que una alternativa real presenta a la economía del dinero fiduciario. Durante el juicio llevado a cabo, el principal alegato de la fiscalía era que Nothous había llamado a su moneda ‘dólar’ y esto se consideraba una afrenta directa a la moneda de curso legal, el dólar americano. A esto, Nothous respondió que en ese caso qué pasaba con los disney dollars que la marca comercial Disney emite en sus parque temáticos. Su alegación no fue estimada, lo que deja entrever que lo que incordiaba a la fiscalía era en realidad el hecho de que la moneda fuese de oro y plata.

Otro promotor y defensor del oro y la plata como monedas de cambio es el norteamericano Michael Maloney. Se trata de un activista antidólar que,  además de ofrecer una crítica muy coherente al sistema monetario del papel moneda, presenta también alternativas, en este caso cambiar el dinero de papel y el digital por monedas de oro y plata, sea cual sea su denominación, y usarlas como medio de cambio.

La comprensión de cuál es la realidad acerca del dinero de papel y del dinero digital está llegando a la esfera política de los más pragmáticos en los Estados Unidos, donde ciertos representantes políticos están optando por producir monedas alternativas de uso paralelo al dólar basadas en el oro y la plata. En más de trece estados, incluidos Minnesota, Tennessee, Iowa, Carolina del Sur, Georgia y Utah, la cuestión está sobre las mesas de legisladores con planes de implementación avanzados.

“En caso de hiperinflación, depresión u otro desastre relacionado con el colapso del sistema de la Reserva Federal, la finanzas gubernamentales del Estado y la economía privada caerán en un caos absoluto”, declaraba el representante republicano de Carolina del Norte, Glen Bradley, hablando acerca del proyecto de ley que propuso el año pasado para legislar una moneda de oro y plata.

En España también existen numerosas iniciativas, que se multiplican a medida que se agrava la crisis, que apuestan por monedas y formas de comercio alternativas. Por mencionar solo algunas podemos hablar del puma, de Sevilla; del galeuro, de Galicia; del res, en Cataluña, Bélgica y Francia, y así hasta unas veinticinco diferentes. Aunque la más interesante es, sin duda, la que la Comunidad Islámica en España está poniendo en práctica en Granada y el resto de España. Es esta una iniciativa que data de 1992, fecha en la que se acuñó la primera moneda de plata. Lo que hace diferente a esta iniciativa es que su alternativa se compone de dos monedas, una hecha de oro y otra de plata, por lo cual escapa de la trampa del papel moneda. En granada hay comercios que la aceptan y se acaba de abrir una tienda de alimentación donde se todo se podrá comprar con estas monedas y donde se les dará prioridad por encima del euro. Estas monedas son llamadas Dinar, la de oro, y Dírham, la de plata.

Varios países acuñan su propia moneda nacional de oro, que se considera moneda de curso legal, tales son el krugerrand de Sudáfrica, el hoja de arce canadiense o la brintannia inglesa. Sin embargo, estas monedas se usan como elementos de colección o inversión. A diferencia de estas, el Gobierno de la provincia de Kelantan, en Malasia, ha introducido, bajo el liderazgo de Sheij Umar Vadillo, el dinar de oro y el dírham de plata como moneda paralela al ringitt. Se trata del modelo de sistema de economía real cuya puesta en práctica es posiblemente la más avanzada a nivel mundial y que supone la alternativa legítima a la economía del papel moneda. La introducción del dinar y del dírham va acompañada de un programa de educación sobre la realidad del papel moneda desde el punto de vista islámico. En el territorio federal de Malasia se han constituido cooperativas y grupos cívicos de apoyo al dinar y al dírham que imparten seminarios itinerantes por las ciudades del país, aclarando a la gente conceptos básicos y promoviendo el entendimiento de los parámetros fundamentales de la ley islámica en las transacciones comerciales, y explicando, asimismo, el uso de las monedas de la Shariah. Estas exposiciones incluyen explicaciones sobre la práctica bancaria, inversiones, medios de comunicación y comercio, y de las consecuencias dañinas para la sociedad y para el individuo, para el medio ambiente y para la comunidad de la economía usurera. Exponen el funcionamiento del papel moneda creado de la nada, los parámetros principales de la usura en la ley, cómo funcionan el banco normal y el banco islámico y cómo funciona la economía del dinar y el dírham.

No es una invitación al pasado pero sí a la tradición. Se trata es de recuperar, recobrar, restaurar lo que ya ha sido ampliamente implementado en el pasado, siguiendo la orden de Allah. Lo que no se trata es de “volver al pasado”, es decir, a copiar exactamente la forma en que en otro tiempo se realizó. Volver a la tradición es lo que nos permite mirar al futuro con la energía viva de hoy para poder empezar a construirlo, con las formas que éste requiera; por lo que recuperar la tradición significa realmente hacer algo nuevo. Por otro lado es una propuesta innovadora que muestra soluciones y remedios para el presente y para el futuro. En este sentido es importante tener en cuenta los sistemas de pago por internet, que son importantes para implementar la economía del dinar y del dírham en nuestros tiempos.

La necesidad de encontrar una alternativa a la hegemonía de la moneda usuraria es patente por todo el mundo, en numerosas esferas. También está claro que la única opción real es la moneda de oro y plata, ya que no contiene el defecto inherente del papel moneda o el dinero fíat. La denominación de la moneda es de relevancia secundaria, ya que el valor yace en el metal, no en la plantilla usada para la acuñación. En palabras de William Shakespeare: “Una rosa llamada por otro nombre huele igual de dulce”.

Desde el punto de vista islámico, la moneda, el dinero, no es algo dogmático. Como lo definió Imam Malik, que Allah esté complacido con él: “Dinero es todo aquello que sea comúnmente aceptado como medio de cambio”. Esto no lo limita a un medio, ya sea papel o metal. La gente debe ser libre de elegir su medio de intercambio, tanto a nivel privado como público. No está permitido imponer un medio único prohibiendo el uso de cualquier otro. Allah, Exaltado sea, dice en el Corán “Comercio con consentimiento mutuo” (4; 29), lo cual indica que tiene que darse una total aceptación y aprobación de todos los elementos de una transacción, incluido, obviamente, el método de pago por parte de todos los que la llevan a cabo. El trueque es parte indiscutible de la Sunna y sus normas están claramente definidas en los libros de fiqh. Además del trueque, el medio de cambio más común y mencionado en el Corán y el Hadiz es la moneda de oro y plata en forma de dinares y dírhams.

La ilegitimidad del uso del papel moneda se resume en que es una promesa de pago y representa una deuda, además de que tanto el instrumento de pago como su valor son impuestos y no elegidos libremente por la gente. El papel moneda es un instrumento del sistema usurario capitalista que está basado en un nihilismo devastador. Este sistema atribuye valor a algo creado de la nada, que a su vez es multiplicado mediante formulas usurarias. El dinero no es real, pero los productos y materias de la Tierra sí lo son, y por lo tanto son limitados. La usura crea un desequilibrio abismal. Así pues, es responsabilidad de los musulmanes como tales hacer todo lo posible por establecer lo que es lícito.

La moneda de oro y plata tiene un significado profundo, especialmente para los musulmanes de todo el mundo, pues se trata, sin ningún género de dudas, del dinero acorde con la Revelación y es el cimiento sobre el que se edifica una práctica económica libre de usura. Pero la economía del dinar y del dírham puede satisfacer también las exigencias de los intelectos pragmáticos, las aspiraciones de aquellos que pretenden acabar con el corrupto sistema bancario dominante, el deseo de un modelo de progreso sostenible que respete el medio ambiente y el anhelo por un mundo más justo.

 

 

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