Al-Andalus, Tierra de islam durante mil años.

La revolución islámica en Occidente

En 1936 tuvimos en España el levantamiento militar contra la República. Franco, el dictador que gobernó el país durante 40 años, después de una guerra civil que costó un millón de muertos, era un católico militante. Impuso el credo católico como el único permitido y eliminó los últimos restos de la herencia musulmana que todavía estaba presente en la gente. Prohibió las fiestas en los pueblos que aún conservaban alguna conexión con el pasado islámico, demolió sitios donde la gente aún sabía que había walis de Allah enterrados; podríamos decir que él era el último de los cruzados.

Estaba tan interesado en reforzar la versión cristiana de la historia, que le dio el encargo a un historiador cristiano muy conocido de reescribir la historia de España. Lo facilitó el acceso a todos los archivos que pudiese necesitar, instruyéndole que no copiara la historia oficial tal como estaba escrita hasta esa fecha, sino que realizara una investigación exhaustiva, especialmente en relación con los 800 años en que el islam estuvo presente en las tierras.

El profesor hizo su trabajo; le llevó mucho tiempo. Pero él mismo se asombró de lo que descubrió en su investigación. Cuando presentó su trabajo al dictador, la reacción de Franco fue la de un dictador: prohibió la publicación del trabajo y el profesor tuvo que exiliarse a Francia. Su trabajo solo fue impreso como tesis doctoral por la Universidad de la Sorbona en París, y se mantuvo allí durante años sin ningún tipo de conocimiento público.

Sin embargo, alguien lo encontró e hizo fotocopias. Estas copias empezaron a circular entre los historiadores y, finalmente, entre las personas interesadas en el tema.

El profesor se llamaba Ignacio Olagüe y su libro fue finalmente impreso hace unos 15 años con el título: «La revolución islámica en Occidente».

En él refuta la teoría de la invasión de la Península Ibérica en el año 711 por un pequeño número de invasores que se apoderaron de toda la península en un período de tiempo muy corto y sin medios reales para lograrlo. Afirma que hubo una presencia musulmana en estas tierras antes de que el famoso Tarik llegara con unos pocos barcos y unos pocos miles de hombres a Gibraltar.

Según la versión oficial de la historia, fue la batalla de Guadalete, ¡la primera y única registrada! – lo que le dio la victoria a Tarik y por lo tanto, marcó el comienzo de la dominación musulmana. Nos dice que justo al comienzo de la batalla, una gran parte del ejército cristiano desertó y se unió a los musulmanes y que ese fue el factor decisivo para que Tarik ganara.

Ignacio Olagüe nos cuenta que, de hecho, estos «desertores» fueron los que llamaron a sus hermanos musulmanes para que les ayudaran. Eran los hijos del rey godo Witizia, derrocado y probablemente asesinado por los católicos, y los primeros de la conocida dinastía musulmana en Al Andalus «la Quttiyya», que significa “Los Godos” en árabe.

La crisis en el mundo católico la había generado su incapacidad para hacer que los cristianos unitarios se sometieran al nuevo credo que les propusieron. La versión alterada de la antigua enseñanza cristiana de Sayyedina Isa, la paz sea con él, como la división de Dios en tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo; considerando a Sayyedina Isa como Dios y el hijo de Dios al mismo tiempo, la adoración de imágenes, el celibato… llevó a muchos de los cristianos unitarios a reconocer el mensaje de Mohammad, -la paz sea con él- como el próximo Profeta que vendría, como se había anunciado en la Biblia.

El Estrecho de Gibraltar es sólo un pequeño trozo de mar que separa el norte de África del sur de España. El islam no era desconocido en esta parte del estrecho. Había comercio, viajeros e incluso algunas de las ciudades del norte de lo que hoy es Marruecos formaban parte del reino cristiano. Y la crisis, que terminó en batallas abiertas entre la Iglesia Romana y los Unitarios, sirvió de base para las conversiones multitudinarias.

Las primeras crónicas de los acontecimientos de la «invasión» están fechadas casi tres siglos después de la primera batalla. No hay registros de más batallas, ni explicaciones de cómo podrían haber conquistado en el mismo año, tan al norte como Toledo o cómo, en pocos años, los musulmanes llegaron hasta el sur de Francia.

Olagüe descubrió documentos que demuestran que, debido a la similitud en la forma de adoración y los credos entre los cristianos unitarios y los musulmanes, los católicos romanos empezaron a sospechar su conversión al islam tan tarde, que la mezquita de Córdoba ya era un lugar de adoración musulmana.

La historia oficial nos habla de 800 años de presencia del islam en Al-Andalus. Ese periodo fue en el que los musulmanes gobernaron, es decir que ostentaron el poder político, pero la presencia se puede constatar desde antes de esas fechas y después de esos 800 años, hasta el Decreto de Expulsión de los Moriscos en 1609, es decir, 117 años después de la Reconquista completa.

La conversión masiva de la población indígena al islam debía ser borrada de la Historia.  ¿Cómo podían justificar si no la «Reconquista» de una tierra, si previamente no hubiese sido invadida por extranjeros, árabes en este caso?  ¿Cómo se identifica al invasor después de tantos siglos? ¿Cómo se puede justificar la masacre de la población musulmana si no hubo invasores?

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