Una señora se inmola en el interior de un banco

Una señora se inmola en el interior de un banco

Luqman Nieto

Granada

Ayer una mujer se inmolaba en una sucursal bancaria, usando la expresión extendida: se quemaba a lo bonzo. La causa, según informan los medios de comunicación y según han declarado testigos del suceso, que escucharon a la señora justo antes, es una deuda que tenía contraída con dicha entidad bancaria, la cual ya se había apropiado de varios inmuebles desahuciando a la desdichada.

Tratando de apartarnos de la primera y natural reacción de impotencia y rabia que causa en nosotros el escuchar esto, junto con una sensación de frustración, puesto que sabemos que este suceso no va a cambiar nada, nos preguntamos cuánta desesperación debía de tener esta mujer para llegar a tomar semejante decisión y llevarla a cabo, sobre todo teniendo en cuenta que tenía tres hijos.

Es difícil de comprender semejante nivel desesperación, haría falta la maestría y profundidad de un escritor ruso de la talla de Dostoievski para poder plasmarlo sobre el papel. Sobre todo, haría falta la capacidad de llegar a sentir, de poder imaginarnos en la situación de esta señora, y experimentar aquello por lo que ella ha pasado.  No es fácil y es peligroso. Es acercarnos al nihilismo más puro, a Raskolnikov,  y lo que eso conlleva. Es curioso este apunte teniendo en cuenta que la expresión “quemarse a lo bonzo” viene de la inmolación que llevaban a cabo monjes budistas como signo de protesta contra el régimen totalitario de Vietnam del Sur en los años sesenta.

Lo que nos llama la atención de este hecho no es que se haya inmolado, ni que lo haya hecho en un banco, sino que se nos muestra el nivel tan alto de desesperación por el que está pasando la gente y a lo que es capaz de llegar para protestar por su situación. Pero también nos muestra lo nihilista y atea que ha llegado a ser nuestra sociedad.

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