Las series cambian nuestro punto de vista

Poster presentación de la serie 'House of Cards'
Poster presentación de la serie ‘House of Cards’

Hasta hace poco la literatura ha servido, además de para muchas otras cosas, para ilustrarnos, en clave de ficción, la realidad detrás de muchos asuntos. Hay novelas históricas que se basan en investigaciones de historiadores, novelas que narran sucesos revolucionarios, criminales, policiacos, que hablan sobre la paz y sobre la guerra, y todas, cuando está bien escritas y el autor ha hecho una investigación a fondo del asunto, tienen la capacidad, no solo de entretenernos, sino de mostrarnos cómo suceden las cosas en ámbitos a los que, en nuestra vida cotidiana, a lo mejor no tendríamos acceso. También nos ofrecen la posibilidad de sumergirnos en la psicología de los personajes y así explorar diferentes formas de experimentar el mundo.

Hoy en día los medios audiovisuales han tomado el testigo de las novelas, no quiere esto decir que las novelas vayan a desaparecer, aunque el debate al respecto está abierto. Especialmente las series, por su naturaleza de larga duración, de varios capítulos o temporadas, son quizás el medio más parecido a leerse una novela. Al contrario que un largometraje, en el que rara vez se supera la hora y media o dos horas de duración, una seria ofrece a sus creadores la posibilidad de desarrollar a sus personajes y de enfrentarles a situaciones que nos harán ver cómo se desenvuelve la trama de la historia, como van cambiando los protagonistas y nos sumerge en su psicología. Claro está que esto no ocurre con todas las series, y, como en el mundo literario, las hay mejores y peores, o, como dirían otros, para todos los gustos.

Pero resulta que en los últimos años este género, que hasta hace poco se consideraba menor, está viviendo un momento álgido. Se han dado algunos de esos raros eventos creativos en el cual se reúnen para una misma obra gente de gran talento, en este caso tanto delante como detrás de las cámaras. David Fincher, director de la película El curioso caso de Banjamin Button, dijo hace poco: “He percibido en los últimos 10 años que la mejor escritura para los actores estaba ocurriendo para televisión. Por lo tanto he estado buscando algo de un formato más largo” (Dijo esto hablando de la series House of cards, de la cual hablaremos más adelante)

No podemos olvidar que al auge de las nuevas tecnologías, que “democratizan” el acceso a producciones a través de la red, ha sido también un fenómeno que ha ayudado a este formato. Y, porque no decirlo, puede que, en lugares como España, el prohibitivo precio del cine para muchos haya hecho que la gente tienda a buscar alternativas.

En cualquier caso, hay series que merece la pena ver, no solo por el entretenimiento y posible disfrute que podamos obtener, sino también por lo que podemos aprender, o por lo menos, porque nos abren los ojos a una nueva forma de leer ciertos asuntos.

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Un buen ejemplo de esto es la serie House of Cards. Esta serie, cuyo productor ejecutivo es David Fincher y actor principal Kevin Spacey, se centra en lo que pasa detrás de la toma de decisiones y como sucede esto en la Casa Blanca. La serie sigue su principal protagonista, Frank Underwood (Kevin Spacey), quién, después de verse visto privado del puesto de Secretario de Estado, decide tomarse su revancha obteniendo poder sin ostentar ningún cargo especialmente relevante. El directo, David Fincher, dijo que buscaron a un escritor capaz de “transmitir la política parlamentaria a Washington”.

Pues bien, después de haber visto esta serie y cómo sucede el proceso de la toma de decisiones, los actores implicados; los intereses, personales, públicos o del partido y la dinámica que se crea, cambia nuestra percepción del proceso. Cuando esto lo trasladamos a nuestra geografía y observamos algunos de los sucesos políticos en este momento en España (salvando las diferencias organizativas el sistema político español y estadounidense tienen bastantes parecidos), uno ya no contempla el panorama político de la misma manera. Por poner un ejemplo podríamos nombrar la reforma de la ley hipotecaria o le de educación que se está planteando, la cual, además, tiene un símil directo en la serie, con huelga de profesores incluida. Ahora sí, no creo que encontremos en la política española a un personaje del carisma de Frank Underwood.

Para bien o para mal, igual que la literatura ha influenciado durante siglos la forma en la que vemos las cosas, ahora lo hacen los medios de comunicación, y, en este momento, hay muchas series que son un buen ejemplo de la calidad narrativa, artística y de contenido que este formato puede tener.

Aquí podéis ver un trailer… en inglés

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