¿Qué nos enseña la obra de Ibn Jaldún?
Desde hace más de diez años, miembros de la EMU, European Muslim Union, intentamos analizar las diferentes facetas del Islam en Europa. Es indudable que la presencia hoy en día de musulmanes europeos muestra con claridad que el Islam no es un fenómeno que representa algo “extranjero”. Durante años, el Islam ha dejado huellas en la historia de Europa. A esto se une, por supuesto, el legado histórico de los musulmanes del sureste y del este de Europa, de Sicilia y de Andalucía. Se puede afirmar que, sin un estudio de la presencia del Islam en Al-Ándalus a través de los siglos, la imagen del Islam en Europa no se comprendería en absoluto. Sin conocimientos claros de la historia del Islam, nos resulta también muy difícil frenar la influencia destructiva de ideólogos y fanáticos musulmanes sobre la imagen de los musulmanes.
Del mismo modo, es necesario recordar a los pensadores y filósofos de Oriente y Occidente y su relación con el Islam en Europa para comprender en profundidad la forma de vida islámica. Muchos filósofos europeos vieron en el fenómeno de la Unicidad de Dios, que también es fundamental en el Islam, una posibilidad fascinante de reconciliar pensamiento y religión. En febrero de 2013, por poner un ejemplo, durante un seminario en Weimar se examinó detalladamente esta relación polifacética en la obra de Johann Wolfgang von Goethe. Goethe escribió la conocida frase: “Si el Islam significa sumisión a Dios, en el Islam vivimos y morimos todos”.
Más adelante, nos propusimos exponer la obra de Ibn Jaldún dentro de un contexto europeo. El historiador Arnold Toynbee ve en él a uno de “los más brillantes y perspicaces espíritus, y a uno de los mejores historiadores que nos ha dado la Humanidad”.
Ibn Jaldún no fue solo un historiador, sino que también fue un letrado excelente y un defensor convencido del sufismo. Como pasa con todas las grandes personalidades y pensadores del pasado, la obra de Ibn Jaldún impresiona por su notable actualidad. Me gustaría analizar de forma breve algunas ideas centrales de Ibn Jaldún, en la interpretación de la situación de Europa y también de la realidad de los musulmanes en Europa. Lo primero que nos llama la atención de Ibn Jaldún es su famosa tesis que trata del inevitable auge y declive de todas las civilizaciones, y más concretamente sobre la cuestión de Europa. ¿En qué situación se encuentra Europa hoy en día?
Algunos pesimistas hablan ya de la decadencia de la cultura europea, en favor de una cultura mundial vacía; temen la extranjerización y los continuos problemas de inmigración. Se habla de la crisis del cristianismo, o incluso de una lucha inminente entre las culturas “de casa” y las “extranjeras”, dentro de las fronteras europeas. Esta nueva forma de pesimismo se acrecienta con la precaria situación económica en la que nos encontramos en estos años de crisis financiera. Es precisamente la cultura inflacionaria que se practica en toda Europa, y que obliga a que cada vez circulen mayores cantidades de dinero, la que produce el aumento de las preocupaciones de cualquier pensador. Y ciertamente, según estudiamos en la obra de Ibn Jaldún, el lujo, el consumo y las deudas son signos claros de una civilización en declive. La idea salvadora del crecimiento ilimitado, que en Europa sigue siendo determinante, no sería aprobada por el sentido común económico de Ibn Jaldún.
Una consecuencia preocupante de esta crisis espiritual y del fortalecimiento del nuevo pesimismo en Europa puede verse en el fortalecimiento de partidos políticos nacionalistas y de derechas, sólo hay que recordar los resultados de los comicios europeos de 2014. Estos partidos proponen evitar el declive cultural y la pérdida de identidad de Europa reactivando las ideas nacionalistas. El ejemplo del partido fascistoide Front National en Francia muestra la tendencia, sustituir el antiguo antisemitismo por una nueva islamofobia y clasificar a los musulmanes como extranjeros carentes de derechos civiles.
El lema de los nuevos nacionalistas es simplista: “¡Nosotros somos europeos porque ellos no lo son!”. Al nuevo movimiento de derechas o nacionalista le resulta claramente más fácil definir al enemigo, al adversario, que ver el contenido positivo de una nueva cultura europea. No tienen ninguna cultura renovada que ofrecer. Infame es también el intento de tratar, incluso a los musulmanes nacidos en Europa, como no europeos y negarles los derechos civiles que todo europeo adquiere desde su nacimiento. Además, en el ámbito económico, este nuevo populismo “de derechas” tampoco propone ningún concepto, como el de una nueva “economía nacional”, que pueda existir bajo las condiciones globales de los mercados financieros.
Este movimiento sirve también, lo queramos o no los musulmanes, para incrementar la visión negativa de muchos europeos con respecto al Islam. En Alemania, según un estudio de la Universidad de Leipzig, el 56% de la población está en contra de una nueva inmigración procedente de los países islámicos. Bien es verdad que la plaga del antisemitismo retrocede también en Alemania, pero a costa de una nueva imagen del enemigo, especialmente a expensas de un creciente rechazo al Islam. Como musulmanes nos debe preocupar el hecho de que hay posiciones en contra del Islam dentro de la sociedad. El antiguo presidente de la República Alemana, Christian Wulff, que tuvo que dimitir tras 598 días en el cargo, cuenta en sus memorias cómo su declaración “El Islam forma parte de Alemania” le trajo enemistades y oposición.
Como musulmanes debemos velar porque en Europa se establezca un nuevo optimismo, así que fijémonos en los otros, los que tienen un punto de vista optimista.
La cuestión sobre cómo se relaciona Europa con el Islam tiene un significado decisivo para el carácter de la Europa futura. Naturalmente somos nosotros, los musulmanes europeos, los que estamos llamados a tomar parte de forma activa en este debate que se produce en nuestra propia casa. Como musulmanes, que por naturaleza buscamos el camino intermedio, nos oponemos tanto a los modelos de nacionalismos provincianos como a un centralismo de Estado mundial. En cambio, para nosotros es enormemente importante la unión social de todos los pueblos a nivel local. En la obra de Ibn Jaldún encontramos otro pensamiento clave: la asabiyya.
Este término, como sucede con muchos otros de la terminología del Islam, no se puede traducir de manera concisa en ningún idioma europeo. Se trata de dar nombre a un nexo de unión social, el denominador común entre los hombres que representa su naturaleza política actual y su estatus. Requiere siempre de una decisión libre sobre los asuntos económicos, políticos, sociales y culturales que hacen posible actuar conjuntamente. Ibn Jaldún muestra con este término su oposición al puro individualismo, que según su criterio, no se corresponde con la naturaleza política y social del hombre.
Según Ibn Jaldún, la forma más elevada de asabiyya es la asabiyya motivada por la “religión”. Va más allá del pensamiento tribal provinciano. Desde un punto de vista islámico, esta forma elevada de asabiyya no tiene nada que ver ni con el nacionalismo ni con la dominación de una determinada cultura.
Por supuesto, puedo ser español, inglés o alemán y musulmán al mismo tiempo. Por desgracia, existe actualmente en Europa una falsa impresión, ya que todavía hay muchas organizaciones anticuadas que se constituyen sobre una base de limitación étnica y formación de guetos.
Por el contrario, se puede definir a los musulmanes europeos como europeos que hablan los diferentes idiomas de Europa y que quieren hacer su aportación social, económica y cultural. Un nexo de unión importante para nuestras comunidades sería la recaudación correcta del Zakat, y no la procedencia o la etnia.
Está claro que sólo cuando podamos dar a conocer las diferentes aportaciones del Islam en los ámbitos social y económico, podremos asumir un papel positivo y determinante. Todavía muchos europeos no ven la contribución civilizadora que tiene Islam, que se muestra en la exigencia de un mercado libre, un comercio global y justo, el derecho económico y los awqaf. Y, como se muestra también en el pensamiento de Ibn Jaldún, el pensamiento islámico continúa con la búsqueda europea hacia la unidad del ser y hacia el entendimiento de los procesos de la vida. Y en esta disposición de la verdadera y constructiva temática del Islam es donde la EMU tiene, sin duda, un papel importantísimo.