La lobotomización de las sociedades humanas

Como en la surat del elefante, en estos tiempos nos encontramos en medio de un gran asalto a la casa de Al-lah, el corazón de la criatura humana (“Mi creación no Me contiene, pero el corazón de mi siervo puede contenerme”), en lo que de humana tiene, que es humana por el conocimiento, y el conocimiento más alto es el conocimiento de nuestro Señor, enaltecido Sea.

En cambio, para un puñado de sujetos y sus familias supuestamente poderosas (sabemos que No hay fuerza ni poder si no es por Al-lah), los seres humanos (que no sean ellos mismos) son sólo recursos, y se han dispuesto a hacer una reorganización,  aún no sabemos bien de qué tipo, para lograr un dominio nunca antes visto.

Como expone Naomi Klein en El auge del capitalismo del desastre, las nuevas técnicas, vigentes desde hace unas décadas, son desestructurar las sociedades, quebrarlas, aniquilar incluso sus estados (esos mismos que tan diligentemente les habían servido), acabar con sus fuentes de riqueza y asaltarlas en medio del caos.

Hasta el momento presente tenemos una fila de países como ejemplos, que ni siquiera hace falta mencionar. Pero el ataque no se ha detenido aquí.

En esta nueva fase el mundo se ha visto sorprendido por un salto cualitativo de gran magnitud y proporciones, simultáneo y coordinado, casi a escala planetaria, lo que nos muestra que, de algún modo, tenían a muchas y diversas instancias de poder e información (en este momento desinformación y propaganda) en sus bolsillos.

Y el que sería un asalto final constituye un ataque directo a la última frontera que podría detenerlos, vía engaño, pues no podría ser de otra manera, se está intentando despojar a los seres humanos de lo más esencial, entendimiento y libertad, y casi lo están logrando, pues en gran medida la reducción de estos dos ámbitos venía hace tiempo ocurriendo de manera solapada.

Sólo que esta vez el ataque es encarnizado al igual que la mentira.

Pero, como sabemos, es un tiempo no sólo de urgencia, sino de una presión colosal que puede llevar las cosas en un sentido opuesto, porque cuando la verdad aparece, la mentira tiene que desaparecer. Y esto indica una disputa de proporciones épicas en la que, al igual que en la surat mencionada en un comienzo, aquello que está sufriendo este asedio, recibirá de donde menos se lo espera, una auxilio que inclinará la balanza en la disputa en un sentido muy distinto al que inevitablemente parecía tener, dado el colosal tamaño de los medios empleados en el ataque.

De manera que en medio de estas guerras del hambre a las que quieren empujarnos aparecerá aquello que no esperaban, y Al-lah Sabe más.

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