Los acontecimientos tan extraordinarios que la humanidad entera ha vivido en estos últimos meses, con el estallido de la crisis del Corona virus o COVID-19, han dado lugar a un sinnúmero de reflexiones, denuncias e interpretaciones.
Para no entrar en profundidad en los diversos análisis que se han formulado, las interrogantes e inquietudes que han surgido, que exploran la situación desde diferentes ángulos, diré de entrada que estoy de acuerdo con quienes dicen que lo que se pretende es que todos los aspectos de nuestra vida estén sometidos a control. Que el virus es para entrenarnos a la sumisión, para adiestrarnos a hacer lo que nos digan. Que nos pretenden convertir en meras unidades de producción y de consumo. Que nos quieren robar no solamente nuestros valores cívicos y nuestras libertades, sino nuestras almas. Que nos quieren inyectar con los medicamentos que los expertos deciden y nos pretenden cobrar la factura por las enfermedades que ellos mismos nos suministran. Que hay un plan en marcha para intentar controlar cada aspecto de nuestras vidas.
Por lo que respecta a las medidas de confinamiento, es evidente, y así lo han denunciado muchos científicos de incuestionable reputación, que el daño causado por las medidas de restricción de movimientos va a ser mucho mayor que ninguna supuesta prevención de muertes. Más personas van a morir como resultado directo del confinamiento que por la enfermedad. Pero el daño a los vivos está siendo aun más grave que el número de muertos. La pobreza de grandes grupos de la población, la ruina de millones de negocios y el daño emocional y psicológico son mucho más serios que ninguno de los supuestos efectos preventivos perseguidos.
Son numerosos los llamamientos a resistir y las invitaciones al cambio que están surgiendo desde todos los rincones del planeta como respuesta a los peligros y retos que se han hecho patentes con esta llamada Plan-demia, porque estaba bien planificada, del Cortina-virus, porque el contagio por un virus es solo una cortina de humo para forzar un nuevo orden mundial, lo que han etiquetado como “la nueva normalidad”.
Se puede argumentar que nuestra generación disfruta de enormes ventajas, comodidades, medios y facilidades, muchas más que las que pudieran imaginar las generaciones que nos precedieron. Yo digo que todas y cada una de ellas son armas de doble filo. Pero lo que es indiscutible es que las injusticias y las desigualdades no paran de aumentar. La globalización ya no es un fenómeno cultural sino un proyecto totalitario. Todas las tendencias destructivas y peligrosas que nos amenazan no son nuevas, se han estado forjando desde hace décadas, pero se han manifestado con una virulencia inusitada en esta crisis. En el origen hay una causa histórica principal. En la raíz de las aberraciones está el modelo económico. Es destructivo para la Naturaleza porque es contra-natura. Es dañino para el ser humano, porque es antinatural. Ha transgredido la ley del equilibrio y se ha desviado del principio de la equidad.
El desarrollo del modelo económico imperante ha sido progresivo y comenzó con la despenalización de la usura. Diagnosticar el origen de la enfermedad es indispensable para encontrar la cura.
La salida del presente estado de cosas solo tiene un camino y solo hay una forma de restaurar nuestra condición primigenia. El remedio es uno y está a nuestro alcance. No tenemos que ir a buscarlo a ninguna parte. La liberación es una cuestión intima e interior, antes de manifestarse socialmente. Empieza por uno mismo y se hace fuerte por la unión, la colaboración y los lazos entre personas libres. La solución puede venir únicamente de la mano de personas que amen la verdad y sean honestas consigo mismas, que se hayan liberado internamente. Esa liberación es de carácter espiritual y se traduce en acción. De lo contrario no es real, sino simples ilusiones.
Una vez que estas dos claves se visualicen con claridad, todas las tormentas y la confusión reinantes se ordenarán y todas las opiniones y recomendaciones se pondrán en su lugar.
Creo con total certeza que la serenidad interior es indispensable para hacer acopio de las fuerzas necesarias, que han de ser fuerzas sobrenaturales, para resistir, mantenerse firme y acertar en los pensamientos y las acciones que nos llevarán a reconstruir, después del tsunami del COVID-19, un mundo que ahora está descuartizado por los motores de la perversión.
La intención al escribir este documento es compartir una visión común e invitar a una acción conjunta a quienes conozco y aprecio y a quienes, sin conocerlos, respeto también porque están dispuestos a luchar, porque no se contentan con rendirse a lo que saben que es falso e injusto, no sucumben a la impotencia, a la comodidad de ir con la mayoría, no les asusta tener su propio discernimiento y no se dejan derrotar por simple conformismo. Se sienten responsables. A ellos dirijo estas reflexiones porque estoy completamente convencido de que es indispensable estar juntos, estar unidos y colaborar para ser fuertes y para tener éxito. La unión y la colaboración de la gente, de los barrios, los pueblos, las congregaciones y las comunidades es precisamente lo que la sociedad consumista y digitalizada en la que vivimos obstaculiza y pretende impedir. Cooperación, ayuda mutua y verdadera hermandad son fuerzas contrarias y no les convienen a los titanes de la economía usurera.
Una y otra vez la naturaleza humana, cuyo impulso natural es solidario, generoso, y altruista, encuentra solaz en la verdad y se siente incomoda en la falsedad, ama la justicia y se alegra en la felicidad de otros, resurge espontáneamente en situaciones de crisis extremas, en las guerras, en los desastres naturales y en tiempos de opresión y tiranía. Esa naturaleza que ama y respeta la naturaleza, que se inclina hacia la equidad y quiere la justicia, que honra la sabiduría y la preserva. A esa naturaleza humana primigenia, innata en todos nosotros, es a la que apelo en estas consideraciones.
El experimento social de una pandemia global.
La crisis del Corona-virus es un signo de que la humanidad ha entrado en un nuevo ciclo. A primera vista se trata de una ola de pánico que ha proporcionado una justificación excepcional para la supresión de libertades básicas. Al mismo tiempo es una bendición de magnitud sin precedentes porque la respuesta concertada y unánime de los gobiernos en los cuatro rincones del mundo ha puesto de manifiesto la realidad y ha dejado claro el camino a seguir. Esta es una oportunidad para personas de intelecto y coherencia, que tienen un núcleo interno y no se dejan engañar por las apariencias.
Despertar para darse cuenta de lo que le está sucediendo a uno mismo y a su comunidad, y reflexionar sobre la respuesta, son bendiciones y son dones valiosos. El confinamiento nos ha permitido observar y meditar. El parón de la máquina del tren de la vida productiva y consumista, aunque va a causar pobreza y conflictos, también nos ha dado un respiro para evaluar nuestras prioridades. Desde ese punto de vista son regalos inesperados y los debemos atesorar.
El encubrimiento de la realidad se ha manifestado abiertamente en la «sociedad de masas.» La sociedad moderna se ha hecho para las masas y las masas la sostienen, porque consienten y acatan sumisas la injusticia y la corrupción.
Las claves en esta crisis.
Las realidades expuestas por la crisis del Corona-virus no son nada nuevo. Quien haya leído a George Orwell y Aldous Huxley, o haya visto con reflexión el Matrix (1999) y un buen número de películas de ciencia-ficción, como Contagion (2011), They live (1988), … ya está familiarizado. La Guerra contra el Terror, después de la demolición de las Torres gemelas de Nueva York, mostró como se puede implantar una narrativa falsa y aplacar a las masas con la célebre receta de Joseph Goebbels de que repitiendo hasta la saciedad una mentira ésta llega a ser aceptada como la realidad. Llegados a este punto, reconocemos que este suceso global es una advertencia y un recordatorio, para actuar y para renovar nuestro compromiso de ser fieles a nosotros mismos. Ese es el camino hacia el éxito.
Como resultado de la supresión de las libertades durante la ley marcial médica, impuesta por el COVID-19, el paradigma dominante se ha mostrado en muchas dimensiones. Me interesa resaltar cuatro en particular: la salud, la riqueza, la información y la educación.
La Salud. La dependencia obsesiva de las instituciones hospitalarias y de los fármacos se ha propagado mediante una combinación de miedo a la enfermedad, al contagio, a la muerte, y decretos amparados en una dramática excepcionalidad, y alentada por los medios de comunicación, que se han encargado de infundir el terror en la población, preparándola para la vacunación masiva.
La Riqueza. Uno de los efectos del largo periodo de parálisis de la actividad productiva y comercial está siendo que los gobiernos y las empresas, así como cada individuo, dependan de préstamos bancarios masivos los cuales exigirán el pago de por vida: el endeudamiento de las masas, o bien de ayudas o subvenciones del Estado que aumentarán una deuda pública que todos deberemos pagar, incluidos nuestros hijos y nuestros nietos.
La información. El flujo de la información está muy manipulado. La censura se ha vuelto legal; la persecución de la disidencia es feroz. Quien no se ajusta a la norma del sistema es censurado, marginado, ridiculizado, etiquetado como pseudocientífico y, si es necesario, perseguido por la ley y reprimido por la fuerza. Todas las plataformas son cómplices. Los medios de comunicación de masas moldean las opiniones.
La Educación. Se han impuesto restricciones al contacto personal. Se han limitado las visitas, las reuniones familiares, las congregaciones religiosas y la libertad de movimiento. La escolarización online a través de internet, el teletrabajo y la interacción remota no son naturales y representan una prohibición incongruente, en nombre de la prevención de la enfermedad, de algunos de los aspectos más saludables de la vida humana. En términos reales dichas restricciones no son más que medidas de control de masas, con el objetivo de debilitarlas y subyugarlas aún más. Hemos podido ver hostigamiento y humillación en algunos países, en la manera de hacer cumplir la ley de emergencia o el estado de alarma. Ridículas mascarillas, distanciamiento físico y acatamiento voluntario del arresto domiciliario, son una vuelta de tuerca más, un nuevo impulso, que prepara a las masas para un nivel nuevo de sometimiento dócil y voluntario.
No es aceptable acatar y aceptar sumisamente lo que sabemos que está mal y no podemos permitirnos seguir paralizados sin hacer lo que sabemos que es correcto. Es el momento de resistirse al engaño colectivo, de hablar claro y de ponerse en marcha. Examinemos el paradigma de la libertad y su opuesto, el paradigma de la subyugación, en las cuatro áreas, con más detenimiento.
Con respecto a la salud.
- A) La formulación actual es el siguiente: la enfermedad es una disfunción, un inconveniente, una desgracia y una avería. El médico es el mecánico que te repara y el hospital es el taller de reparaciones. Los productos farmacéuticos son la solución. El individuo está atrapado en una red de dependencia, sin poder personal. Su bienestar y su vida misma siempre están supeditados al sistema. O para ser más precisos, eso es lo que se le propone.
La medicina industrial, con las grandes corporaciones farmacéuticas que la sustentan, y los planes de seguro médico, todos te repiten: eres vulnerable y siempre estás expuesto a ataques de enemigos misteriosos: bacterias, virus, enfermedades de nombres para ti incomprensibles y cuyos efectos son dañinos, posiblemente destructivos. El especialista médico te dirá cómo luchar contra esos horribles enemigos y los productos farmacéuticos lucharán por ti en esa terrible guerra hasta que ganes la batalla y te mejores.
- B) La realidad natural es: la enfermedad es un proceso natural de regulación, ajuste, re-equilibrado, purificación y desintoxicación del cuerpo conforme a leyes naturales.
Debería ser un saber común, pasado de padres a hijos, que somos responsables de nuestra propia salud, cuidándonos con una buena nutrición, una forma de vida sana y por medios naturales de tratamiento al alcance de todos: los alimentos, las plantas, las hierbas, los minerales, el aire, sí: el aire limpio, el agua, sí: agua pura, palabras, sí: palabras verdaderas y curativas. Existen una enorme variedad de técnicas, terapias y prácticas curativas tradicionales, bien probadas, y que siempre están a mano. La salud indica que estamos en equilibrio y que hay una armonía en la totalidad de nuestro ser. Es decir, en todas sus dimensiones, no sólo la física y corporal. La homeostasis es la sabiduría natural de las células para restaurarse a sí mismas, y al cuerpo entero, hasta recuperar una salud perfecta, y restablecer su asombrosa funcionalidad. Uno mismo protege su propia salud, manteniendo sana su mente, sus emociones y su conciencia. O la arruina, cultivando la mala opinión, el odio, el rencor y otras emociones negativas, como el resentimiento, la envidia, el orgullo, la frustración… etc. Uno contribuye a su propia salud buscando la verdad, teniendo un propósito constructivo y digno en cada acto y cultivando la certeza en la providencia.
Con respecto a la riqueza.
- A) La formulación que se enseña en las escuelas, y que la sociedad de masas suscribe, es la siguiente: los bancos y los gobiernos emiten dinero y tú necesitas tener un trabajo, o una paga, o una pensión, para conseguir parte de ese dinero con el cual puedes cubrir tus necesidades. Si eres inteligente, a lo mejor ingenias un plan para tener acceso a mayores cantidades de esa cosa tan deseable: números en tu cuenta, convertibles en pequeños papeles en tu bolsillo y algunas tarjetas de plástico, o ni siquiera eso, una pagina online con tus claves de acceso, que te dan, como un talismán, la clave para conseguir posesiones y gratificaciones. Si perteneces al grupo más exclusivo de los afortunados puede que te permitan tener posesiones valiosas como una casa, un buen automóvil, o dos, y tal vez una segunda residencia, si eres de la élite.
El banco retiene tu dinero, también puede suministrarte más, pero nunca de forma gratuita, evidentemente. Siempre pondrás en juego tus posesiones, incluso te pedirán un seguro de vida. El gobierno se cobra su peaje, directamente de tu cuenta bancaria, de tus ingresos, de tus compras, de tus ahorros. El estado y el banco que son los creadores del dinero son tus proveedores de ese bien codiciado, y tu dependes de ellos. Si colapsan, puedes perderlo todo: el valor de tu patrimonio, tus ahorros, tus activos. Todas esas cosas dependen de su sistema. Estás supeditado al sistema.
En el estándar actual del dinero fiduciario, los amos del entramado capitalista, con sus telarañas de organismos financieros, desde los cuales controlan, detrás de los cuales se esconden, y con los que se garantizan el acaparamiento de recursos y de poder, se hacen cada vez más ricos. Paso a paso van tomando posesión de toda la riqueza real, de los recursos naturales, de los medios de intercambio y se aseguran de que todos dependan de la red, de la telaraña parasitaria. Un discurso cuidado y pulcro que habla de satisfacción del cliente como norma principal, de equidad y responsabilidad social, es desplegado por los profesionales de la comunicación y de las relaciones públicas, pagados por sus amos, para envolver y adornar una realidad que es voraz, despiadada, insaciable, dañina, injusta, insostenible e insolidaria. Su propósito supremo y último es retener y aumentar su propia riqueza y su poder. La pseudo-ciencia de la economía, la doctrina del progreso y el dogma del crecimiento ilimitado, no son naturales. Consideran a los millones de seres humanos como activos y pasivos financieros. Las personas somos números importantes y valiosos en su paradigma, como consumidores, trabajadores, deudores y forraje para la maquinaria, contribuyendo con nuestro sudor, energía y talentos, en grados diversos de valor, a alimentar la monstruosa maquinaria de la economía. Si ellos calculan que somos demasiados, activan la filosofía de la eugenesia para reducir los números con guerras, vacunas y guerra biológica. En cada uno de esos casos, sus intereses económicos están bien servidos.
Las ganancias exponenciales de los amos del sistema están blindadas por las leyes hechas a su medida y por las políticas de los gobiernos que rara vez tienen margen de maniobra. Sus beneficios económicos se logran a expensas de la dignidad humana, la vida de las especies, el equilibrio y la sostenibilidad de los recursos y el bienestar de las generaciones futuras.
La tendencia del sistema bancario es a reducir más aun la capacidad de independencia eliminando el dinero efectivo para poder controlar absolutamente todas las transacciones. Hay planes de suprimir por completo el efectivo y hacer obligatoria la digitalización del dinero.
Doblegarse a estas maniobras totalitarias supone aceptar convertirnos en combustible del sistema bancario y contribuir a la continuidad de un proyecto injusto, y antinatural.
- B) Desde una perspectiva diferente, la riqueza es la provisión divina que alcanza a todas y cada una de las criaturas de este mundo. Se contabiliza en las personas a las que amas y que te aman, la tierra y sus frutos, unos espontáneos o otros cultivados, los animales; los minerales y otros recursos de nuestro hábitat, como los peces y demás productos del mar; los árboles y el agua de la tierra, la lluvia del cielo y el comercio con otros que nos permite aumentar nuestra fortuna. La fabricación o elaboración de cosas útiles para otros que nos traen riqueza como contrapartida. O la capacidad de trabajo o de servicio que hace que unos seres humanos se complementen con otros para su subsistencia.
Proteger y tener una relación respetuosa con las personas, los animales, la tierra y sus recursos, los mares, el aire, actuar con honestidad en nuestros tratos, esa es nuestra riqueza; esos son nuestros medios de provisión, y cuando es así, nuestra actividad, sea cual sea, nos integra armoniosamente en un universo que está en perfecto equilibrio.
Las personas tenemos diferentes fortunas y riqueza, en virtud de las circunstancias de nuestro nacimiento, los talentos innatos, las habilidades adquiridas, la educación recibida, la cultura en la que hemos crecido, el origen familiar y o lugar de residencia. Una utópica aplicación igualitaria (totalitaria) del comunismo, no es válida ni natural porque la existencia no es igual para todos con un rasero fijo.
En un contexto, ahora mismo hipotético, en el que la moneda no fuera monopolio del Estado, los medios de intercambio son naturales: el dinero no tiene porqué ser monopolio, ni del Estado ni mucho menos de entidades financieras como sucede actualmente, ni estar sujeto a la manipulación por expansión o contracción a voluntad de la entidad emisora. El medio de cambio debe ser estable y tangible, con valor intrínseco como lo han sido tradicionalmente el oro y plata y no puede constituir un objeto de especulación en sí mismo ya que su valor consiste en ser una “medida” para cuantificar las transacciones no un fin en sí mismo.
Siempre es preferible el trueque y la venta directa de bienes, de productos agrícolas o materias primas, o de productos artesanales y manufacturados, al consumidor final, evitando el acaparamiento de los intermediarios.
En cualquier caso, el comercio es honorable cuando es justo y las ganancias son legítimas, pero el comercio debe ajustarse a reglas claras para garantizar la transparencia, el acuerdo de las partes y la satisfacción mutua en el intercambio. Comprar y vender es la transacción más frecuente de la vida diaria de los humanos y todos sabemos lo que está bien y lo que no, lo que es justo y lo que es abusivo, lo que es engañoso o injusto, sin embargo, cada vez que firmamos un contrato con un banco o con una compañía telefónica o de suministros energéticos, no tenemos más remedio que aceptar sus condiciones, estemos o no de acuerdo con ellas y en contrapartida ellos pueden cometer cualquier abuso: cortar el suministro contratado, hacer facturas abusivas (que tenemos obligación de pagar antes de reclamar), cobrar intereses o comisiones que no figuran en el contrato, subir los precios sin aviso previo… y una larga lista de la que todos hemos sido víctimas en algún momento .
Todos tenemos derecho a transacciones justas y satisfactorias, a un espacio libre de comercio y nadie puede quitarnos ese derecho natural y privarnos de la libertad de comerciar. El mercado no es un concepto abstracto, complicado, incomprensible, excepto para una élite de expertos, para un sacerdocio de magos iniciados. El mercado es una ubicación física real en nuestros pueblos y ciudades, con bienes reales, con personas reales y con normas concretas de honradez.
La riqueza debe fluir de los más ricos a los más pobres y para ello existe una innata cualidad humana de generosidad y amor al semejante, que se puede articular en formas muy sofisticadas, como muestran instituciones tradicionales que han creado recursos públicos de salud, educación, infraestructuras, mercados, asistencia a los más necesitados, sin estado fiscal y sin aparato estatal, como los Imaret en el periodo otomano y los awqaf en tierras del Islam.
Con respecto a la información
- A) Lo que vivimos actualmente es la dependencia del individuo de una miríada de opciones de información aparentemente diversa y fascinante, incluidas cantidades gigantescas de entretenimiento, frívolas, sin sentido, inútiles, o simplemente aberrantes, que suponen una distracción, no hace más que paralizar las capacidades superiores de la gente y consumir grandes períodos de su valioso tiempo.
Primero fue la televisión y después el internet. La dependencia de estos medios y de las llamadas redes sociales, en realidad antisociales, para acceder a la información y para comunicarse ha sucedido a una velocidad vertiginosa, en tan solo un par de décadas, incluso menos. Si nos dejamos exponer hasta la saturación a los estímulos informativos, el pensamiento llega a ser una engañosa sensación de libertad, que le permite a uno organizar en su mente los datos que se le han suministrado.
Pero no podemos llamarnos a engaño, por mucho que aparenten diversidad, todos los canales de información nos dicen lo mismo, todos intentan de influir en nuestra forma de ver la vida, una forma en la que no se acepta la diversidad ni la diferencia. Incluso las distintas tendencias de opinión, en política o en otras áreas, solo son parte del mismo juego de libertad aparente que ha quedado al descubierto en cuanto las opiniones se han mostrado claramente contrarias a sus intereses, momento en que la maquinaria ha hecho uso de toda su fuerza y poder para censurar o desacreditar a las voces que han desvelado las verdades.
La naturaleza adictiva de la televisión y del internet es un hecho reconocido en psicología. Es un tipo de padecimiento que causa trastornos mentales y físicos, así como disfunciones sociales y de comportamiento que son perjudiciales para la persona y juegan un papel importante en la pérdida del poder personal, y en el amansamiento, que hace que las personas sean sumisas y no problemáticas. La información controlada, las opiniones guiadas y una visión del mundo prêt-à-porter. No hace falta una investigación demasiado profunda para descubrir que los grandes canales de televisión, las plataformas digitales, los motores de búsqueda, así como las principales agencias de noticias que suministran información a los medios de comunicación secundarios, son directa o indirectamente, parte de la misma red de riqueza ilusoria. Lo mismo se puede decir de las otras entidades principales, es decir, el sector energético, la agricultura industrializada, las corporaciones farmacéuticas, las industrias de ingeniería, vehículos, armamento, y instituciones académicas sufragadas con donaciones benéficas, los gobiernos que dependen del dinero y de los dictados de los bancos, todas interconectadas, todas trabajando de tal manera que el sistema está protegido y los privilegios de la misma elite están salvaguardados.
La continuidad de las diversas formas de explotación está garantizada, los algoritmos diseñan las tendencias de opinión y las fórmulas matemáticas de crecimiento usurero las ganancias de la élite.
Todo esto no impide que existan a disposición del público muchos productos pseudo-espirituales para apaciguar a los individuos más sofisticados, siempre y cuando no se cuestionen los fundamentos de todo, mientras no se desafíe el cumplimiento del orden impuesto, entonces son aceptables e incluso son áreas de inversión y de ganancia dentro del paradigma de las masas sometidas y obedientes.
- B) Para un ser humano saludable física y mentalmente el reconocimiento de la verdad es el fundamento de la libertad interna. El individuo que se conoce a sí mismo conoce la realidad de una manera imparcial y, antes de gobernar a su familia, sus asuntos o sus negocios o de pretender gobernar la sociedad, se gobierna a sí mismo y actúa con conciencia. El discernimiento es un atributo inherente del intelecto humano, independientemente del grado educativo o del contexto cultural. Esto es lo que hace al hombre y a la mujer responsables de sus propias acciones.
El fundamento de la cordura consiste en asumir la responsabilidad de las propias decisiones, elecciones y acciones. Esto solo puede suceder cuando uno tiene espacio interior. La meditación, u observación con desapego de la realidad de las cosas, ha sido el objeto de las escuelas filosóficas, el objetivo de diversas tradiciones de conocimiento y ciertamente los medios, las herramientas y los recursos para cultivar y desarrollar ese espacio de conciencia esencial están al alcance de quien los busca.
La abstinencia, o el ayuno, de la exposición a las noticias, los medios y las plataformas «anti- sociales» es una necesidad para la libertad.
Más que información, precisamos conocimiento, comprensión y discernimiento que nos faculte para actuar de acuerdo con nuestras propias convicciones, criterios y creencias. Ahora bien, esto no es deseable para quienes se proponen ejercer control sobre las masas. Personas con sus propias ideas y su propio criterio son indeseables para la supervivencia de la telaraña. En consecuencia, cualquier iniciativa verdaderamente libre y creativa es desacreditada y vilipendiada por poderosas campañas en televisión, noticias y películas, en incluso por trabajos académicos del sistema.
Es imprescindible que atesoremos y preservemos nuestra libertad de conciencia. Una vez que se activa, nos equipa con una inteligencia intuitiva sorprendente, sabiduría y prudencia profundas, coraje, creatividad, ingenio e intuición, porque no estamos paralizados por el miedo, por el pensamiento relativista, por la autocensura y por la inseguridad acerca de nuestras propias convicciones, que son los efectos de estar conectado rutinariamente a los medios de comunicación y a las redes de información.
Con respecto a la educación
- A) La educación en la era del capitalismo está desprovista (al igual que la salud, la riqueza y la información) de los valiosos precedentes de los clásicos, de las tradiciones de la humanidad, todos los cuales se basaban en un reconocimiento de lo divino y en la reflexión profunda del ser humano sobre su entorno y sobre el Universo desde la antigüedad y en todas las civilizaciones, hasta hace poco.
El propósito actual de una educación estatal, obligatoria y en la mayoría de los países dictada por la ley e impuesta bajo amenaza de sanciones legales, cuando no es seguida por los padres, consiste en modelar al individuo desde joven para que se ajuste al control del sistema, para que sea una pieza productiva en la maquinaria.
Cualquier corriente educativa que no se conforma a su modelo es marginada, de la misma manera que muchas corrientes y escuelas de curación natural han sido marginadas por el establishment médico oficial.
La educación estatal modela a los individuos a través de un sistema de valores y la adquisición de los hábitos que los preparan para el lugar de trabajo, para convertirse en consumidores, para integrarse en la red económica y para defender la narrativa que se les suministra a las masas. En resumen, el proceso educativo, a través de las sucesivas etapas de primaria, secundaria, universitaria y especialización, prepara a los individuos para que formen parte de las masas que serán el forraje, como en la metáfora utilizada en Soylent Green, la visionaria película de ciencia ficción política de Charlton Heston (1973).
El mito del progreso, el sistema bancario usurario como columna vertebral incuestionable de la vida económica de las naciones, los modelos legales y políticos de los derechos humanos y la democracia liberal, la soberanía ficticia del Estado-nación, constituyen los postulados de una visión del mundo y un sistema de valores equivalentes a una religión. La gran mayoría de las instituciones de educación, independientemente de la tendencia o la metodología pedagógica, defienden estos dogmas. Es la nueva pseudo-religión laica de las masas.
Los valores morales o éticos han desaparecido casi por completo, dando paso a una mera profesionalización lo cual permite que se den casos como los que estamos viendo actualmente durante este periodo de mal llamada pandemia en que los médicos se ven obligados a cumplir las directrices de sus superiores (que en muchos casos ni siquiera son médicos, o no ejercen, porque se dedican a labores administrativas y a su vez a cumplir órdenes de políticos) sin cuestionarse si es o no lo que deberían hacer.
- B) La educación debería ser entendida como un proceso de transmisión de profesor a alumno, de maestro a aprendiz, de anciano a joven, de padres a hijos, que asienta al individuo en su poder personal, e inculca en él un sentido de responsabilidad individual, que es confirmado y fortalecido por la comunidad. «Se necesita una aldea para educar a un niño»: el proverbio africano pone de manifiesto que para el éxito en la crianza de un niño se requieren comunidades unidas, familias extensas y una vida social diaria vibrante y diversificada.
En los escritos de Ibn Jaldún, la «asabiyya«, la solidaridad o cohesión social, es un factor que empodera al individuo, mientras que la tendencia dominante a la individualización, el aislamiento autista y la soledad emocional y social diluye su fuerza de voluntad y lo hace conformarse a la norma. La imposición del distanciamiento social, el confinamiento en el hogar, el uso de una grotesca mascarilla, el trabajo a distancia y las reuniones y clases a través de las pantallas de las computadoras son una tiranía totalitaria, con el objetivo de dejarnos sin poder.
La verdadera educación comienza incluso antes de la concepción, cuando el padre y la madre tienen una intención y un propósito en el acto de amar. Continúa durante el embarazo, en el útero, cuando las emociones, los pensamientos, las palabras y las ondas sutiles del alma de la madre, el padre y las personas cercanas, comienzan a afectar al ser que está en camino.
La primera infancia debe ser una experiencia de amor, libertad, contacto con la naturaleza y la adquisición gradual de buenos modales con respecto a la comida, la limpieza, la higiene, las buenas palabras, el respeto a los demás y la gratitud.
Cuando se alcanza la edad del discernimiento, los niños tienen que estar expuestos a los modelos de integridad y realización humana que nutrirán su autoestima y el paisaje interior del ser humano que empieza surgir con identidad propia.
La adquisición temprana de buenos hábitos, junto con el desarrollo del aprendizaje integrador de las herramientas del conocimiento, especialmente el idioma, o los idiomas, la memorización, la expresión verbal y la interacción respetuosa con compañeros y adultos, esa es la base de una personalidad sólida.
Los lazos de amor mutuo y de admiración entre el maestro y el alumno son la médula de la educación. Estos lazos duran y continúan a lo largo de la vida y se expresan en forma de apreciación y reconocimiento hacia aquellas personas que han contribuido a tu desarrollo.
Educadores y pedagogos de profundidad y perspicacia como Wolfgang Goethe, Thomas Arnold, Maria Montessori, Rudolph Steiner o Alexander Sutherland, y muchos otros, han ofrecido un contrapunto a la norma de la educación estatal de las masas. La educación en el hogar también da resultados notables, siempre que se invierten dedicación, generosidad y talento.
Volver a la cordura
Lo que necesitamos es simplicidad. La salud es simple, no necesitamos toda esta complicación atroz y esa terrible dependencia de la red capitalista de seguros, productos farmacéuticos y especialistas médicos.
La riqueza y la equidad en los tratos son cuestiones simples. No necesitamos las teorías y fórmulas incomprensibles y oscuras de la pseudo-ciencia de la economía usuraria que esclaviza a las masas como un parásito despiadado.
La honradez y la imparcialidad son cuestiones simples. Todo campesino de cualquier cultura del mundo, cualquier beduino del desierto o cualquier persona con cordura sabe lo que es verdadero y lo que es justo. No necesitamos esta horrible complejidad de los medios de comunicación, con sus técnicas de manipulación. Nos hacen enfermar. Ellos son la enfermedad, son los portadores del virus y también son los medios del contagio.
La educación es un proceso natural y noble, una transmisión directa de sabiduría y de buenas cualidades. El proceso institucionalizado de aprendizaje, tal como lo imparten las escuelas estatales, está desprovisto de esa naturaleza bendecida. No necesitamos ser reprogramados ni dejar que nuestros hijos sean reprogramados para conformarse a un sistema artificial y corrupto.
Es verdad que el universo es enormemente complejo y perfecto, más allá de lo que podemos llegar a abarcar. Se nos concede el honor de ser parte de él, y se nos ofrece la oportunidad de vivir en él asombrados y agradecidos.
Nuestra naturaleza innata es un don divino, otorgado para ser libres y responsables, no para ser esclavizados por ninguno de nuestros semejantes ni para sucumbir y rendirnos a ninguna de sus ideas enfermizas.
Llamamiento a la acción
«Hay que tener deseos rabiosos de desprenderse de lo viejo para que pueda aparecer algo nuevo.» DH Lawrence (Mujeres enamoradas)
Siempre surge la pregunta: ¿y qué se puede hacer? Yo no tengo todas las respuestas. Las respuestas siempre aparecen con claridad delante del que se pone en marcha y decide actuar. Pero he aquí algunas sugerencias y consejos que yo me doy a mi mismo y comparto con quienes lean estas líneas.
No esperes instrucciones. ¡Es tu vida! Es tu libertad. Pregúntale a tu corazón, consulta con tu propio corazón. Mira dónde la vida te ha puesto. La fuerza viene de dentro. La determinación tiene que venir de adentro. Mira cual puede ser tu contribución más alta, más valiosa, no la más fácil. Pide consejo a tus compañeros y une fuerzas con ellos. Juntos somos fuertes, cooperamos con aquellos con quienes tenemos afinidad y con quienes compartimos la misma claridad. Al que se queja de las circunstancias del entorno son adversas hay que decirle: “no dependas de tu entorno, depende de tu interno.”
Es imprescindible aprender y ampliar nuestro conocimiento. Un conocimiento que se traduzca en acción. No se trata de mera erudición o de afición a los textos académicos, ni mucho menos de conocimiento para presumir. Lo que necesitamos es conocimiento práctico y transformador. En este momento, el área más importante de investigación y estudio es el referente a las transacciones comerciales justas y correctas, los capítulos olvidados de la equidad en los tratos. Es decir, el dinero, la producción, las actividades profesionales, el comercio a escala local, o nacional o internacional, dentro de parámetros justos. En el origen de todo el desastre presente, en la raíz, está la violación de los límites justos y naturales que el modelo económico imperante ha perpetrado, y por consiguiente nada puede cambiar si no cambia ese modelo.
Buscar y poner en marcha alternativas a las prácticas dominantes, que sabemos que son erróneas y aborrecibles. Hay muchas iniciativas posibles, todas conocidas por la humanidad desde la antigüedad, la gente las reconoce, y pueden tomar un carácter nuevo usando medios nuevos que antes no existían, pero fieles a los principios de libertad y equidad. Lo más importante de todo son los mercados locales libres y el comercio directo, el trueque, las asociaciones y los contratos que se rigen por las reglas de la equidad y con las cuales, gradualmente, salgamos de la telaraña económica usurera. Pasar del dinero especulativo a la riqueza real: la tierra, los animales, las artesanías, el comercio directo y la autosuficiencia.
Tenemos que estar implicados personalmente en el cambio. Uno de los aspectos de esa implicación ha de ser la limpieza de nuestra propia riqueza, abandonando y dejando atrás, con pasos inteligentes y graduales, de tal manera que podamos seguir operando sin quedar paralizados, los bancos, las prácticas usureras y todas las modalidades de trato y transacción incorrectos. No podemos seguir dando realidad y ofreciendo nuestra energía al flujo de sangre venenosa que alimenta el cáncer de nuestra sociedad. La usura está en la raíz de todo el sistema. Necesitamos tomar medidas personales para liberarnos de él o de lo contrario, todo nuestro discurso es hueco y nuestro llamado a otros será hipócrita. Las acciones realistas de reducir nuestra dependencia del sistema bancario es un tema apasionante y merece una reflexión aparte y un estudio separado.
Esta no es una tarea para los flojos, los indecisos o los tímidos. Aquí es donde se requiere coraje y una intención firme. Esta es verdaderamente la lucha de nuestro tiempo. Las respuestas a las muchas incógnitas aparecerán cuando nos pongamos en marcha, siempre es así. Debemos continuar juntos explorando, tratando de dar sentido a nuestra actividad, con soluciones inteligentes, que también sean correctas y justas, y cada paso traerá una nueva apertura y una mayor fortuna. La batalla hay que lucharla un día y después otro, paso a paso. Este es un terreno verdaderamente apasionante para poner nuestra atención y nuestros esfuerzos.
Adoptemos un estilo de vida sostenible. Desescalar, para tomar prestado uno de los términos del discurso de las masas, disminuyendo nuestra dependencia de los bienes de consumo. Una vida más sencilla. Desacelerar nuestra vida, ordenar nuestra agenda diaria con nuestras propias metas y conforme a nuestros propios valores, no los de la propaganda reinante.
Difundamos las noticias, enseñando, investigando, compartiendo y creando nuestro propio campo de gravedad, invitando a más personas a que se unan y se liberen a sí mismos y a sus seres queridos del estilo de vida venenoso creado por el monstruo de la economía. Generar noticias propias, hacer uso proactivo de los medios de comunicación para emitir mensajes positivos y esperanzadores, y no consumir pasivamente noticias ni mensajes tóxicos del sistema.
Individualmente, asumamos nuestra propia soberanía sobre estas dimensiones de la vida. Son parte de nuestra responsabilidad ineludible. Nuestra salud, nuestra riqueza, nuestra mente y la información que le suministramos, la educación de nuestros hijos, así como la responsabilidad de transmitir conocimientos útiles y liberadores.
La educación de nuestros hijos y de las generaciones venideras recae sobre nuestros hombros y no debe ser abandonada. Debemos afirmar firmemente nuestra propia responsabilidad en estos asuntos y rechazar conscientemente entregárselos al Estado. No pierdas tu soberanía sobre ninguno de ellos. El Estado, o cualquier institución, no puede reemplazarte y no te releva de tu deber innato y natural.El liderazgo personal, esto es, liderazgo de personas de carne y hueso, no de partidos ni de organizaciones, es necesario para articular cualquier acción. El flujo de la riqueza excedente, desde los más afortunados hacia los más necesitados, es una ley natural sin la cual ninguna comunidad humana tiene éxito.
Como dije al principio, han sido muchas las teorías, las interrogantes y las inquietudes que se han manifestado durante el periodo de confinamiento. También han sido numerosos los llamamientos y los manifiestos invitando a despertar del aturdimiento y a no dejarse manipular. Yo mismo he escrito uno, el primer día del mes de Ramadán, que resume en pocas palabras todo lo dicho en estas inspiraciones del mes de ayuno. Con él concluyo.
Llamamiento a resistir.
El paradigma de la libertad en estos días abarca cuatro aspectos: la riqueza, la salud, la información y la educación.
No te conformes. ¡Resiste!
Seamos fuertes estando unidos.
Protege tu espacio interior. Preserva tu santuario interior.
Vive sano, elige tu comida. Elige tu compañía.
Desenchúfate de los bancos, si todos lo hacemos, se desplomarán solos.
Apaga la televisión. Es tóxica.
Desengánchate de las pantallas.
Limita el uso de los aparatos al trabajo productivo.
Ve a la tierra.
Establece una economía real, con productos reales, personas reales y dinero real.
Consigue riqueza real.
Ocúpate de educar a los jóvenes.
No malgastes tu vida siguiendo a las masas.
Afirma la hermandad, la lealtad y los verdaderos lazos de amistad.
Difunde el mensaje.
Sé tú un ejemplo viviente.
Lucha con coraje y sinceridad en los caminos de la autenticidad.
No te conformes.
¡Resiste!