El carácter de la guerra técnico-política

“Toda la dignidad que te da la muerte a la que te enfrentas, te la quita la muerte que das injustamente”.

Este consejo es el que daría cualquier padre musulmán de Occidente, a su hijo, que habiendo elegido el ejército como profesión es trasladado a Irak o Afganistán.

Este fue el consejo que en la novela “GUERRITA” la historia de un torero cordobés, el marqués de Benavides, criador de toros, da a su hijo que elije ir a la guerra contra el Sultán de Marruecos. Guerra y terror La guerra en el sentido clásico ha desaparecido. El enemigo como ser humano también.

Cada día se desvanece más la diferencia entre combatientes y civiles. Tácticas de guerra en espacios abiertos teniendo fuera de alcance a la población civil, es una teoría que solo se estudia en las academias militares.

Las últimas guerras, las que estamos viviendo (Bosnia, Kosovo, Irak, Afganistán), tienen como objetivo a la población civil. No se ataca a las fuerzas motrices de la guerra. Los ejércitos y las infraestructuras que los sostienen. La mayor incidencia es sobre la ciudadanía, justamente lo contrario de lo que las fuerzas de liberación prometen. El mayor dolor es para mujeres, ancianos y niños. Algo totalmente prohibido por el Islam. Tanto los estados como la insurgencia extremista, acercan el terror al escenario bélico.

Guerra y terror se están convirtiendo en un mismo concepto, aunque ésta sea dictada por un gobierno elegido por sufragio universal. La compulsión que el complejo militar-industrial-financiero, ejerce sobre el político, ha desembocado en este ser humano débil que ejerce la presidencia del imperio y los aliados que le complacen.

Así, cada vez mas, observamos que los llamados efectos colaterales se tornan en efectos primarios. Sólo, como fruto de esta debilidad, puede darse viabilidad a proyectos de nuevas armas de destrucción masiva, no nucleares, pero absolutamente dañinas y mortíferas.

Estas armas objeto de la investigación científica, son las destinadas a la “guerra electromagnética”, también conocidas como “armas microondas”.

Uno de sus efectos es anular todos los dispositivos eléctricos en una ciudad, haciendo imposible la vida a la población. Piensen que ninguno de los aparatos, nada que este conectado a la red eléctrica funcionaría, e incluso, los mecanismos del cuadro de control electromagnético, estallarían. Lean sino sobre Bell Island en 1978, y los efectos de una prueba con estos rayos terroríficos.

Otro efecto deseado es el de paralizar a la ciudadanía o tropas enemigas, por el calor achicharrante que sentirán en sus pieles. No es otra cosa que crear los efectos de un horno microondas a gran escala. ¿Quien controlará el tiempo y la frecuencia de onda, una vez activada? Y que otras consecuencias tendrá para el resto de los seres vivos y el medio ambiente. ¿Creen que no la usarían contra protestas de la ciudadanía? Así llegamos al proyecto más bárbaro que es el de la “modificación climática”. A este proyecto se le denomina HAARP, programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia, consistente en incidir sobre la ionosfera con ondas electromagnéticas y estudiar los cambios que se producen en la agricultura y el medio ambiente: Sequías, lluvias torrenciales, control sobre los ciclos de los monzones, tornados, tormentas secas con aparato eléctrico, y todo aquello que pudiera infringir daños en una zona concreta.

Que significado tiene que algunos países firmen un tratado de eliminación de bombas racimo, si se están preparando armas letales, como éstas, contra todos nosotros. Y, justamente, no la firman los países de mayor producción y almacenes, como China, EEUU y Rusia, que están investigando ya, armas de nueva generación como las descritas.

Es evidente que el terror potencial que el alto representante de la democracia global está desarrollando es incalculable y la maldad de todos los que intervienen es absolutamente visible. Otro logro del humanismo científico imperante. La guerra descentralizada: mercenarios Después de lo visto, hablar de honor, responsabilidad, valentía o compasión, en relación con las clases dirigentes, especialmente los políticos actuales en su intervención militarista, no se hace necesario. Pues estamos viendo que carecen absolutamente de estos valores.

La decisión de la guerra no debía estar en sus manos, la han tomado como un negocio más. Pero hay que resaltar que la ausencia de estos valores, son el marco contractual para prestar servicios a la élite financiera que los sostienen y a quienes sirven. ¿O no ha quedado patente en esta crisis económica? ¿A quién defienden, a la gente? La descentralización de la guerra es la herencia innoble dejada por el equipo depredador de G. W. Bush en el asalto al Pentágono, creando una industria de servicios de guerra en aspectos que antes eran de responsabilidad militar.

Cada vez más, las fuerzas armadas estatales, se ven desbordadas en el ejercicio de la coacción por agentes no estatales: los mercenarios. Estas empresas denominadas P.M.F. (empresas de servicios militares) están compuestas mayórmente por ex-militares y exagentes de servicios secretos reclutados en el mundo entero, cuyo denominador común es la lealtad al dinero como única patria.

¿Qué aportan al marco político que las contrata? La guerra ha sido introducida en el escenario mediático que calibra continuamente la validez estadística del gobernante. Las muertes, especialmente las propias, rebajan puntos a la solidez de su imagen. Los mercenarios distancian al estado de los efectos causados, pudiendo asumir trabajos sucios que el militar aún no ejecutaría.

Estos cuerpos no dependen de la cadena de mando. Pueden abandonar posiciones sin incurrir en consejos de guerra. No están acogidos a las convenciones de Ginebra en el trato a prisioneros. Y pueden cometer atrocidades como los delitos sexuales de Dyn Corp en Bosnia y no ser juzgados.

Las guerras de extensión de la democracia se muestran absolutamente democlásticas, destructoras de los pueblos, los medios de coerción usados contra la gente cada vez importan menos.
La guerra teledirigida “El progreso humano está dominado por una crueldad inimaginable y por la muerte”.

J.K.Galbraith.Ecomomista

Si el mercenario en guerras declaradas, evidencia la falta de honor y responsabilidad; el distanciamiento de la muerte, usando la robótica, es el fin de la valentía, y la corona de esta clase ruin. No olvidemos que son los parlamentos quienes aprueban los presupuestos de defensa, armamento y promoción de la industria bélica. Lo impensable es que usen el dinero de la gente para el control y muerte de la propia gente. Porque si la gente decidiera mañana salir del proyecto técnico-político del estado, no tengan duda que tendrían el status de enemigos.

La IAI, Industria Aeroespacial Israelí, comercializa aviones UAV, aviones no tripulados, aviones que, no sólo son espías, sino que están equipados para matar: los Heron, los Drones o el suicida Harop que autoexplota en lugar elegido.

El relator de la ONU Philip Alston, en un informe sobre ejecuciones extrajudiciales, señala a Estados Unidos como el país más prolífico en asesinatos selectivos, realizados por la CIA especialmente, en los que este tipo de aviones han sido usados.

Otro de los países mencionados es Israel, que no desmiente estas circunstancias y que se sabe que los ha utilizado en Gaza y en la operación “plomo fundido” en Líbano.

Estos aparatos contienen el peligro de la “mentalidad playstation”, ya que pueden ser manejados a miles de kilómetros del campo de batalla, o del activista elegido. Confundiendo el juego virtual, con la muerte de verdad. Un verdadero peligro en manos de agentes, funcionarios de la guerra y políticos. Pues el dolor en la distancia está ausente.

Dice el diario El País, “la asepsia que rodea la muerte a distancia la convierte en más digerible para la opinión pública”. Así volvemos al asunto primordial de la política: la opinión pública. Un ente abstracto manipulado según interesa a los magnates de la industria de la noticia. Tema que también debería preocuparnos.

La prueba de fuego para los políticos que firman una guerra o mandan tropas al frente, debería estar en que, él o un familiar directo, estuviesen obligados a realizar la primera incursión con fuego real en el escenario bélico. Seguro que esto cambiaria algo las cosas.

El honor, la responsabilidad, la valentía y la compasión serán atributos de otra gente.

Una gente que creará resistencia a esta presión terrorífica. Una gente que cree que todo hombre es inmortal y la vida eterna es suya. Una gente que se ha vuelto hacia lo absoluto como fuente de felicidad. Una gente que unida en sus corazones, traerán un nuevo nomos contra la barbarie financiera actual. No serán soldados y combatirán con honor y compasión. Son los emboscados de este tiempo. Serán sufís. Y su Din será el Islam.

“Hemos sembrado entre ellos la enemistad y la ira hasta el Día del Levantamiento. Cada vez que enciendan un fuego para la guerra, Allah lo apagará. Se afanan en corromper en la tierra, pero Allah no ama a los corruptores” . (Corán 5,64)

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