Preguntó un estudiante a su maestro: “Sishaytan está encadenado durante Ramadán, ¿por qué sigue la gente cometiendo faltas?”. El maestro contestó: “¿Qué ocurre cuando remueves una taza de café por mucho tiempo? Cuando quitas la cuchara, el café sigue dando vueltas por sí mismo, ¿verdad? Shaytan es el que mueve y nosotros somos su café. Nuestras malas costumbres siguen dando vueltas incluso cuando él no está”.
Escuché esta anécdota de un Shaij hace ya bastante tiempo, y no ha sido hasta este Ramadán que he llegado a comprenderla.
Aunque en este mes de Ramadán se nos presentan muchas oportunidades de cambio y crecimiento personal, muchos de nosotros seguimos experimentando las mismas dificultades a las que hacíamos frente antes de Ramadán.
Nos encontramos atrapados en los mismos malos hábitos o haciendo frente a las mismas dificultades que creíamos que desaparecerían por arte de magia en Ramadán, pero que obviamente no lo han hecho. Nos damos cuenta que no nos hemos esforzado mucho por cambiar aquellas cosas que queríamos. Quizás comenzamos Ramadán con mucho Iman, pero poco a poco a medida que no cumplíamos nuestros objetivos nos hemos ido relajando.
Shaytan ha estado trabajando en nosotros durante todo el año, y creemos que así sin más en el mes de Ramadán se pararían de mover nuestros cafés, que estaríamos completamente e inmediatamente limpios de cualquier huella que haya dejado shaytan en nuestros corazones.
Alhamdulillah (alabanzas a Allah), estoy seguro que muchos hemos tenido un mes de Ramadán bendecido y nos hemos purificado verdaderamente. Aun así, muchos hemos sentido que nuestras tazas de café seguían dando vueltas. Hemos sentido que no cumplíamos nuestros objetivos espirituales, nos hemos sentido distantes de Allah, y sin ser merecedores del inmenso perdón que Allah nos ofrece en este mes.
Ha habido momentos durante Ramadán que me he sentido así, pero lo que hace que este Ramadán sea especial es que me he preguntado a mí mismo por primera vez: “¿puede que aunque shaytan esté encadenado, yo siempre haya sido mi propio shaytan?”.
Este posicionamiento fue crucial, y asumir la responsabilidad que yo tenía fue algo que me enseñó humildad, pero también fue algo liberador. Humildad porque me di cuenta que en este mes no hay nadie al que echar las culpas de mis faltas excepto a mí mismo, y liberador, porque ahora me siento con fuerzas para poder tomar las riendas de mi vida y hacer el trabajo personal que claramente necesito.
Por lo tanto, mi percepción de Ramadán ha cambiado. Ahora lo veo de una manera más real; quizás no haya mejorado todo lo que me gustaría en cuanto a carácter este mes, mis circunstancias pueden ir mejor (o peor), puede que siga con mis malos hábitos y puede que no haya sentido toda la taqwa que se cultiva en este mes.
Y aunque no lo parezca, creo que esto ha sido muy sano para mí. En vez de ver Ramadán como una máquina en la que entro para borrar todas mis faltas y transformarme de repente en el musulmán ideal que me gustaría ser, ahora lo veo como un campo de entrenamiento. Es el punto de partida del que me impulsaré para adentrarme en el resto del año con una carga espiritual para luchar contra mis propios demonios.
Mi café puede que siga dando vueltas, pero sin duda este mes ha hecho que el ritmo disminuyera. Inshallah una vez que shaytan vuelva a mover la cuchara, será con mucha menos fuerza y seré yo el que me agarre fuertemente a la cuchara.
Y Allah sabe más.
Fuente: new-muslims.info/es | Ubah