Un botón de muestra

Roberto Saviano, autor de Gomorra.
Roberto Saviano, autor de Gomorra.

En el capítulo quinto de la segunda parte de Gomorra (1), el enfoque en zoom de un episodio de la toma de poder de Augusto de la Torre como capo de Mondragone puede servir de botón de muestra de cómo, según el autor, ejerce el poder una figura de la mafia contemporánea.

El capo Augusto de la Torre es retratado por Saviano como un estudiante de psicología, lector ávido de Carl Jung y experto en Sigmund Freud. La lista de los libros que ha pedido para leer en la cárcel, donde se halla desde 2005, incluye una extensa bibliografía de psicoanalistas, y en sus declaraciones ante el tribunal que le condena a prisión, las citas de Lacan se entretejen con reflexiones tomadas de la escuela de psicología de la Gestalt; un conocimiento y herramienta de dirección empresarial y estrategia militar utilizada para alzarse con el poder.

Augusto La Torre se inicia tomando el lugar de su padre Tiberio como capo del clan Chiuovi de Mondragone, que La Torre transforma en una empresa mafiosa internacional de narcotráfico, construcción, confección de lujo, armas, alimentación, inmobiliarias, tráfico de diamantes, turismo, importación-exportación, hostelería y actividades bursátiles, que tiene su base territorial en el norte de Caserta, el sur de Lazio, y la costa domiciana y se extiende hasta Inglaterra y América. Su nombre de Augusto corresponde a una tradición familiar de dar al primer hijo varón el nombre de un emperador romano con cuya historia se sienten relacionados.

Según Saviano, para crear la base de esta organización internacional del comercio y las finanzas, en las que las fronteras entre la legalidad y el crimen se confunden, La Torre es implacable. Importa primero de Suiza masivos envíos de armas. Luego, sus tácticas varían desde la dirección empresarial reforzada con las armas a alianzas o simples contratos esporádicos que van solidificando su poder. En todo ello, se asegura que la política se avenga a sus fines actuando sin compasión con los políticos. Todos los que se oponen a su empresa reciben castigos ejemplares. Utiliza un método de eliminación física que con el tiempo recibe el nombre de “estilo Mondragone”. La técnica consiste en golpear brutalmente al político, arrojando su cuerpo después en un pozo del campo, seguido de una granada de mano que tritura el cuerpo en pedazos que cubiertos por la tierra se hunden en el agua. Un método que en 1990 La Torre utiliza en concreto con Antonio Nugnes, un diputado alcalde democristiano, quien representa un obstáculo a su voluntad de controlar directamente todos los contratos municipales e intervenir decisivamente en todas las cuestiones administrativas y políticas.

La Torre quiere ser el principal accionista de Incaldana, una prestigiosa clínica privada en construcción cerca de Roma y de la que Nugnes posee un paquete de acciones importantes.  Para ello exige la presencia en el consejo directivo de un delfín suyo que le represente. Nugnes se opone. La Torre le envía entonces un emisario para que le suavice y le haga aceptar sus términos. No quiere que se le vendan las acciones de la clínica a buen precio, sino que se las den gratis; también que se le otorguen las contratas de limpieza, restauración, servicios de vigilancia y transportes. A cambio, está dispuesto a garantizar un buen precio.

Tras la conversación con el emisario, Nugnes acepta acudir a una reunión con La Torre en una granja en Falciano del Massico. Cuando desciende del coche y se dirige a saludar a La Torre, éste susurra unas palabras al oído de uno de sus acompañantes. Un mensaje claro e inequívoco. El acompañante le dispara a Nugnes dos veces en la cabeza y luego La Torre lo acaba con otro disparo. A continuación su cuerpo es arrojado en un pozo seguido de dos granadas de mano. Durante años, se desconocerá el paradero de Nugnes.

Trece años más tarde, cuando tras la confesión de La Torre, los carabineros descubren los restos del cuerpo de Nugnes, encuentran junto a él las tibias y el cráneo de Vizenzo Boccolato, un camorrista del clan de La Torre.

Boccolato había sido condenado a muerte por haber ofendido profundamente a Augusto en una carta enviada desde la prisión a un amigo. Según Saviano, el capo la encontraba por casualidad mientras estaba en la sala de Boccolato. Hojeando algunas cartas y papeles de éste, sus ojos captaban su nombre escrito en uno de ellos. Venía acompañado de una letanía de insultos y críticas. La Torre, sin terminar de leer la carta, le sentenciaba a muerte. Al día siguiente, ordenaba a uno de sus soldados, Angelo Gagliari, que acabara con él. Gagliari era amigo de Boccolato, por lo que éste subiría al automóvil sin sospechar nada.

En algunas ocasiones, añade Saviano, los amigos son los mejores verdugos. Su trabajo es limpio. No necesitan perseguir a la víctima que se escapa gritando. Silenciosamente, cuando éste menos lo espera, apuntan el tambor del revólver a su cuello y aprietan el gatillo, en una amigable intimidad. Augusto de La Torre no podía soportar que se le ridiculizase. No quería que nadie se riera al escuchar su nombre. Nadie debía atreverse a hacerlo.

Una vez establecida la base de su dominio en Mondragone, La Torre procede a desplegar su energía internacional estableciendo por un lado una red de narcotráfico e inversiones en diamantes con los carteles de Colombia y Venezuela vía Holanda, y por otro, una serie de actividades comerciales en Aberdeen. Éstas últimas, en el transcurso de unos pocos años, se transforman en el orgullo de la promoción empresarial en Escocia. La mayoría de ellas son legales. Adquisición y administración de propiedades y negocios, restauración, comercio con Italia. Infunde en la ciudad con una nueva energía económica, revitalizando la industria turística, inspirando nuevas actividades de importación-exportación e inyectando nuevo vigor en el sector inmobiliario. Aberdeen se transforma también en la puerta de entrada para los jóvenes de Campania que desean trabajar en Inglaterra, donde por mediación de una agencia de La Torre pueden conseguir trabajos bien pagados y el reconocimiento de su talento, algo que es imposible para ellos en Italia.

Cuando La Torre se ve finalmente detenido y extraditado a Italia en 2005 por actividades criminales y de extorsión, es a pesar de la protección que le ofrece su ciudadanía de un país que no quiere perder a uno de sus más brillantes empresarios.

Tras su detención, precedida por la de su mujer, La Torre decide confesar alrededor de cuarenta homicidios perpetrados por él y sus hombres, así como decenas y decenas de extorsiones. Una confesión que se centra en lo militar, no en lo económico. Sus legionarios le siguen lealmente a la cárcel. La ley del silencio envuelve y protege a todo el clan. La colaboración de La Torre con las autoridades, mientras le concede la posibilidad de una reducción sustancial de la pena, no disminuye en nada su imperio económico. Desde la cárcel, continúa dirigiéndolo a través de leales que cumplen sus órdenes. Privado en su celda de un aparato de DVD, cuando quiere ver alguna de sus películas favoritas, como El padrino, ordena que una televisión local la proyecte.

Al capo psiquiatra le basta participar en una sentencia de muerte de la camorra contra el autor de Gomorrah para que éste tenga que vivir como él, aunque sin barrotes, en una prisión, rodeado de carabineros día y noche que velan por su vida. Esto no impide a Saviano, sin embargo, continuar su persecución de la mafia en un nuevo libro recientemente publicado sobre el narcotráfico, Cero.Cero.Cero. (Anagrama, 2014).

“Hemos pedido ayuda en el Día del Juicio, así como estar a salvo de todo necio ignorante”

Sheij Muhammad Ibn al Habib


Nos gustaría compartir esta entrevista de Jordi Évole a Roberto Saviano. Esperamos que la disfruten tanto como el artículo.

ENTREVISTA A ROBERTO SAVIANO – PINCHA AQUÍ


[1] De Roberto Saviano (Mondadori, 2006).

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