Islam, el regalo completo

Islam, el regalo completo - Taj Mahal por la mañana

Durante los últimos años los medios de comunicación y los enemigos del Islam han llevado a cabo una campaña para desacreditar el Islam, especialmente en los últimos meses tras los incidentes en Boston y en Londres. Estos atentados no solo son atribuidos directamente a los musulmanes como conjunto, sino que intentan ser utilizados para dar una imagen falsa de lo que es el Islam. De esta manera han logrado originar en los no-musulmanes una fuerte aversión hacia el Islam, y han empujado a los musulmanes a un rechazo parcial de su identidad y a avergonzarse, en cierta medida, de su creencia. Con esa propaganda, acompañada de los conceptos de progreso social y modernidad, han inducido sutilmente a los musulmanes a repudiar aspectos de su Din. Consecuentemente han avivado una tendencia en la ummah hacia una modernización del Islam.

Y esto cuando el din de Allah fue revelado como la forma de adoración final, junto con el código de creencias y principios definitivo, puesto en práctica  por nuestro ejemplo a seguir, el mensajero de Allah, la paz sea con él, cuyo carácter abarca la ética y la nobleza más elevadas. Él es Quien envió a su mensajero con la guía y la práctica de adoración verdadera para hacerla prevalecer sobre todas las demás; y Allah basta como Testigo (Sura de la Conquista: 28).

Los que pretenden remodelar el Din aseguran que lo hacen remontándose directamente a las dos fuentes principales de la sharía: Kitab (Corán) y Sunna, las cuales a menudo malinterpretan o tergiversan por falta de conocimiento o deliberadamente. Pero ignoran otras bases como el Iyma (consenso) y Qias (analogía), y olvidan más de un milenio de la puesta en práctica y el Iytihad de los ulemas que les precedieron.

Shaij Umar Vadillo escribe en The Esoteric Deviation in Islam: Nunca se les ha ocurrido a los reformistas que es la sociedad la que debe cambiar, y no el Islam.”

Esta época, en que se han declarado los Derechos Humanos, es la de mayor injusticia e inequidad de la Historia, injusticia que contrasta estruendosamente con la justicia y moderación que reinaban en los grandes imperios de los musulmanes en los que el Islam estaba establecido en su forma completa y original: los Mogoles, los Omeyas, los Osmanlíes (“Ellos dedicaron habizes para ventanas, para que chicas pobres pagasen sus ajuares de boda, para viajeros, para financiar los funerals de los pobres e indigentes sin familiares, […] para proporcionar niñeras que cuidasen a los hijos de mujeres que trabajaban…” escribe el Profesor Mehmet Maksudoglu en Sultaniyya)

El din de Allah no cambia, ha sido conservado por los ulemas tradicionales, los herederos de los profetas, en su forma más pura. Y nosotros hemos recibido un regalo incomparable, un regalo perfecto y completo en todos los sentidos; cualquier aspecto en él debería llenarnos de orgullo y regocijo.

Es la gran ni’ma que Allah nos a dado; de hecho, Él la ya llama Su ni’ma para con nosotros, Su bendición sobre nosotros. No podemos, pues, menospreciarla ni tampoco ocultarla. Allah ordena a Su mensajero y, por extensión, a todos los que le siguen: Y habla abiertamente del favor (ni’ma) de tu Señor (Sura de la Claridad de la Mañana: 11).

Vivimos en una sociedad en que se nos permite (con excepciones) hablar y manifestar abiertamente nuestro din (si bien no podemos practicar el din en su totalidad, para lo cual el sistema actual debe ser abolido). Allah nos ha favorecido al no ser oprimidos cruelmente como lo fueron los primeros musulmanes en Meca o los moriscos en Al-Ándalus.

Debemos ataviarnos con la noble vestimenta del Islam y lucirla sin reparo, con honra, pues es un don y un honor que hemos recibido. No podemos ocultar aspectos de nuestro din, ni intentar encajarlo en la ideología y el humanismo modernos, sino más bien divulgarlo en su forma original, invitando al Islam; siempre con entendimiento y sabiduría. Llama al camino de tu Señor con sabiduría y buena exhortación y argumenta con ellos de la mejor manera. Tu Señor sabe quién se ha extraviado de Su camino y conoce a los que están guiados. (Sura de la Abeja: 125)

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